¿Y qué es de la vida de la Asamblea Nacional Constituyente?, por Rafael A. Sanabria M.
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En 2017 el Gobierno Nacional anunció que, lloviera, tronara o relampagueara, se erigiría una asamblea constituyente y así fue a pesar de los comentarios y la abstención de muchos electores. El Presidente de la República dijo a los cuatro vientos que era necesario y urgente elegir un poder constituyente que se encargaría de cambiar ciertos artículos del texto constitucional o simplemente modificar la constitución.
Esto causó revuelo en los adversarios al gobierno, quienes hasta el final mantuvieron su oposición a lo que manifestaban eran unas elecciones ilegales, por el contrario el oficialismo sostenía que la asamblea estaba en desacato, que era también ilegal. En este toma y dame ya hemos vivido tres años.
Ahora resulta que se tiene otra meta electoral: rescatar los escaños de la AN de los imperialistas. Entonces, ¿son imperialistas, traidores de la patria, ilegales, en desacato o qué? Porque quienes integran la AN son fracciones políticas que en los actuales momentos también aspiran participar en los venideros comicios. Simplemente todo lo que hay es afán de poder, de demostrar quien tiene mas fuerza, quien domina más.
Queda demostrado o al descubierto que la constituyente fue una institución diseñada para amedrentar, para hacer valer el poder sobre un poder constituido. Realmente no tuvo otro objetivo, porque hasta el presente no se ha visto que fue lo que modificó o cambió del texto constitucional.
Sencillamente actuó, en función del gobierno, para reemplazar al cuerpo legislativo, juramentó alcaldes y gobernadores y aprobó memorias del presidente, pero el país aún espera lo que prometieron en su campaña. Sin duda alguna si la AN no trabajó por el pueblo, la constituyente brilla por su ausencia. Solo puro bla bla.
Una asamblea de diputados es, debería ser, un conglomerados de personas destacadas que intentan lograr la suma de sus ideas, la más útil y conveniente para quienes le eligieron a estar allí. Una asamblea no es, jamás debería ser, un autobús de personas que borreguilmente sigue ordenes coordinadas. Una asamblea no debería ser un bochornoso cardumen sin opiniones reales ni motivación propia en favor de la comunidad.
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Escuchamos a Diosdado Cabello decir recientemente que la Constituyente no va a cambiar el texto constitucional, cuando en campaña pregonaban que la carta magna necesitaba ciertos cambios. Qué contradictorios sus discursos, el reflejo de un vil empeño de poder, no se puede decir otra cosa.
Lo cierto es que hacer tales elecciones y mantener la asamblea constituyente ha costado un dineral. ¿Para qué sirve este gasto si no se le ve el queso a la tostada? Nada hacen. Pero es el caso que ni se reúnen, están dispersos por el país “ayudando a la imagen” de las autoridades locales de donde ellos provienen. Son solamente figuras de partido sin ninguna agenda o actividad útil.
En Venezuela nos falta de todo pero tenemos dos asambleas. Ambas inútiles pero asambleas al fin. Ninguna de las asambleas ha resuelto nada al pueblo, seguimos sumergidos en una profunda crisis, política, económica y social.
Tampoco se comprende que en un momento donde hay angustia y miedo por una pandemia que cobra tantas vidas a nivel mundial y amenaza a nuestra nación, las autoridades nacionales estén más preocupadas por los comicios que por el covid 19. ¿O es que ganar la AN contribuirá a erradicar la pandemia o mejorará de alguna manera nuestra crítica situación actual?
Basta de seguir consintiendo los antojos del gobierno, que funcionan bajo un supuesto amor por la gente humilde, a quienes han preñado de esperanzas e ilusiones pero no de soluciones. Entendamos que las acciones no están dirigidas para mejorar nuestro presente, simplemente hay una lucha de poderes donde ganan los que están en la cima de la política y perdemos lo que estamos abajo en la sima, el pueblo llano.
Veamos el ejemplo de la asamblea constituyente indiferente y despreocupada, no da respuestas al pueblo que los votó pero sí a los funcionarios que los escogieron para candidatos y construyeron el aparato para hacer efectiva su selección.
No responden ante la nación entera y tampoco cumplirán ninguna función porque su propósito ya se logró, estaban destinados a mostrar fuerza a cualquier costo. Pendejo es quien crea que los que vengan a la asamblea van a mejorar el país. Son los mismos personajes, pero con disfraz diferente, al fin y al cabo seres indiferentes a su colectivo.
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