¿Y qué pasará después de la primaria?, por Griselda Reyes
Para este próximo 22 de octubre está previsto que en Venezuela, un sector de la oposición venezolana, desarrolle una elección primaria donde aspiran a escoger un candidato o candidata para que -con el apoyo de los partidos y organizaciones políticas que suscriben el evento comicial- se mida contra Nicolás Maduro o el abanderado oficialista en el año 2024.
Se trata de un proceso, a todas luces, accidentado que de antemano se ve con una serie de vicisitudes. Todo esto obedece a que la Comisión Nacional encargada de la celebración de este evento electoral optó por el camino más largo, una elección autogestionada. Por presiones de los propios candidatos y grupos políticos que los respaldan, rechazaron el apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral (CNE).
12 candidatos, hasta el momento en que escribo estas líneas, se miden en lo que debió ser un proceso electoral amplio, de verdadera unidad, y desde el inicio se cerró para limitarse a los intereses de un grupo de partidos. Lo hemos dicho antes, corren como si el 21 de noviembre de 2021 no hubiese ocurrido.
Más allá de los traspiés que pueda tener por adelantado el proceso: Falta de ubicación de centros de votación, conteo manual de votos, seguridad de quienes decidan ir a votar; hay un tema superior que le resta factibilidad a esta elección: la participación de la mayoría de los venezolanos.
Estimaciones de expertos dicen que pueden participar hasta tres millones de venezolanos, números más serios ven con dificultad que el padrón electoral pueda superar el millón y medio de votos. ¿Qué legitimidad puede tener un abanderado con una margen de participación tan bajo?
Si bien la primaria en sí es un proceso idóneo para la democracia que tanto el país nos reclama, el modus puesto en marcha deja mucho que desear. Me refiero puntualmente a otras voces, de los que siempre han creído en el voto, que fueron excluidas de esto.
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Hay otro tema que preocupa sobre el proceso comicial: Las rencillas irreconciliables entre los participantes. Hemos visto episodios donde el triunfalismo ha hecho de las suyas y candidatos y sus partidarios han hecho públicas sus ínfulas de superioridad sobre el resto de quienes concurren al proceso.
¿Acaso no todos somos necesarios para aglutinar fuerzas de cara al 2024?, ¿Es que acaso quien gane la primaria no sabe que no debe dejar facturas en el aire?, ¿Se han paseado las fuerzas políticas que estimulan el proceso por la necesidad de construir puentes con el resto de los actores políticos del país?
La primaria no parece hoy incluir al grueso de los independientes, entre 70 y 80% del electorado, según prestigiosas encuestadoras. ¿Cuál es la estrategia para llegarle a ese grueso de los venezolanos?
El voto espontáneo puede ser la gran variante de este ejercicio opositor, pero no puede ser la apuesta en una elección presidencial tan importante como la que nos enfrentaremos en 2024. Hay que articular, de verdad-verdad, a la mayoría de los ciudadanos. El milagro puede ocurrir, debemos hacer las cosas de manera correcta para que así se concrete.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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