«Ya no aguantaré otro mes más encerrada»: Piden libertad para adolescente Chelsea Venero
Yeilyn Ibarra, madre de la adolescente Chelsea Venero, asegura que se cansó de esperar y permanecer callada, como le pidieron, para que su hija sea excarcelada como los otros 28 niños y niñas que salieron en libertad entre noviembre y los primeros días de diciembre. La última excarcelación fue la de Mariana González, con quien Chelsea comparte causa judicial
«Mi reyna, ¿cómo estás? Yo no tan bien mamita, tengo mucho miedo mamá. Estoy agotada, muy débil, tengo mucha ansiedad mami. Mis piernas se me hincharon mucho ¿Cuándo voy a salir mami? Yo no quiero pasar navidad aquí, y si es así no se que será de mí.
Mami, tu sabes que yo soy inocente. Yo no quiero pagar 10 años por algo que no hice. Te extraño mucho mami, quiero estar contigo, con mis hermanitos, ya quiero estar en mi casa mami, no he podido estudiar.
Mami, ya han pasado 4 meses y aún no dan noticias de nada, mamita ayúdame a salir.
Todo el tiempo le pregunto a Dios por qué a mí si solo tengo 16 años, no soy mala persona, yo solo quiero estudiar y estar con mi familia.
Perdóname mami, yo no quiero que sufras por mí pero si yo no puedo salir para estar contigo en navidad, no quiero vivir. Perdóname mami pero ya no aguantaré otro mes más encerrada. Te amo mamita, no lo olvides nunca 💔💔💔».
Esa es una de las tantas cartas que le ha entregado Chelsea Venero, una adolescente de 16 años a su mamá durante sus cuatro meses de encierro. La joven fue detenida el 29 de julio en Guacara, estado Carabobo, cuando salió en pijama de noche para comprarle unas medicinas a uno de sus hermanos que presentaba fiebre.
«Ya han pasado cuatro meses presa y no pasa nada. Hemos estado callados por miedo, por esperar, pero en vista de que los niños han sido liberados, Mariana González fue presentada con mi hija el 4 de agosto, entonces hay que hacer presión. Mi hija está desesperada, ya no aguanta más», afirma Yeilyn Venero, la mamá de Chelsea.
Actualmente, la adolescente se encuentra recluida en el Centro de Coordinación Policial de la PNB de Los Guayos, en un lugar aparte del resto de los presos comunes, por los presuntos delitos de terrorismo, incitación al odio y resistencia a la autoridad. Yeilyn, madre soltera y con otros dos hijos a su cuidado, debe llevarle la comida todos los días. Tiene visita los lunes y viernes por dos horas.
«Solo esperar y esperar, pero ya estoy cansada de esperar. Mi hija está desesperada, es difícil todo esto. Pido que le den una medida cautelar por lo menos, que me la liberen. Ya tenemos cuatro meses en esto», afirma Yeilyn. Los mismos defensores públicos les dijeron que era mejor callar, «pero en vista de esto yo dije que no, que tengo que hacer algo».
Tras enterarse por los custodios de la excarcelación de Mariana González, Chelsea pidió un teléfono prestado para comunicarse con su mamá. «Habla con la mamá de Mariana para que te hagan una entrevista mamá. No quiero seguir aquí», fue parte de lo que le escribió.
El estrés del encierro le ha ocasionado a la joven un descontrol hormonal y problemas de retención de líquidos: su menstruación le ha venido siete veces en estos cuatro meses, por más de una semana. «Casi que se desangra, también se está hinchando muchísimo».
El 16 de octubre, día de su audiencia preliminar, se solicitó que le hicieran un examen médico para saber el motivo de la hinchazón que sufre. «Hasta el sol de hoy estamos esperando, se dijo también en la apertura (de juicio) y tampoco han hecho nada», cuestiona la madre.
El encierro de Chelsea Venero
«Somos nosotras dos para todo. Cuando venía en el mototaxi, estaban saqueando cerca. Ya eran casi las 10:00 de la noche, estaban esperando que todo se calmara, pero hubo un intercambio de disparos y salieron corriendo. Ella se resguardó por una bala perdida y a las pocas horas la consiguieron», relata Yeilyn Venero sobre la detención de Chelsea.
Esa misma noche salió a buscarla en la morgue y en hospitales. Luego de dos días, Yeilyn se enteró que estaba en el Fuerte Paramacay, a más de 20 kilómetros de donde fue detenida.
En ese lugar «fue brutalmente golpeada. Al igual que Marianita la pusieron a dormir en el piso con piedras, no le dieron comida, no le dieron agua. La querían obligar a grabar un vídeo, pero como ella no quiso la golpearon fuertemente. Ella también tenía la menstruación ese día y en el fuerte le dijeron que se desangrara, que se pudriera. La dejaron dos días así con la misma toalla que cargaba. Yo cuando la vi a los dos días mi hija tenía todo el cuerpo morado».
A Chelsea no le hicieron ningún examen forense, tampoco sabe si está reflejado en el expediente.
«Los defensores de aquí de Valencia, ellos no hacen nada, ellos no dicen nada, no pueden hablar, no pueden opinar. Ellos simplemente dicen que es por Caracas y están atados de manos. La de Caracas, a duras penas sé su nombre que es Kelly Pérez. Ella no dice nada, en la presentación sí pidió que se revisaran medidas y que ellos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, simplemente dijo eso», señala Yeilyn.
La apertura de juicio de Chelsea Venero y Héctor Pinto, otro adolescente de 17 años que también se encuentra en su misma causa, se hizo el lunes 2 de diciembre. «No nos dijeron nada, solo que están recabando pruebas, no pueden hablar, no pueden defenderse, no pueden hacer nada, solo les verifican sus datos y más nada», explica la madre de la joven, que ya está inscrita y debería haber iniciado 4to año de bachillerato. La siguiente audiencia será el viernes 13.
En la apertura de juicio, la representación de Fiscalía pidió su traslado a un centro de detención para menores, pero los adolescentes –que no se conocían antes de su detención– se negaron. «Ellos dijeron que donde están, están bien. Como son menores de edad, deberían estar en un centro para menores pero en el estado Carabobo no hay y los trasladarían a Guárico, por eso se negaron. Si los trasladaban para otro lado no los vamos a poder ver».
A mediados de noviembre, Yeilyn Venero llevó un oficio al Ministerio Público en Caracas, dirigido al fiscal Tarek William Saab, donde nuevamente expone la situación de su hija. Le dijeron que esperara unos 15 días por respuesta. «Ya los 15 días se cumplen mañana».