Ya te dijimos que no, por Teodoro Petkoff
¿Qué es lo que quiere Chávez? ¿A dónde quiere llevar al país? Sus resuellos por la herida parecen los de la respiración de una ballena. Las derrotas experimentadas en varios lugares neurálgicos lo han llevado a tomar medidas de un abuso autoritario indescriptible. De un plumazo ha comenzado a despojar a la Alcaldía Metropolitana de Caracas y a varias de las gobernaciones ganadas por la oposición de competencias y atribuciones, así como de bienes, de toda índole, desde el estadio Pachencho Romero, arrebatado a la Alcaldía de Maracaibo, hasta armas de los cuerpos policiales regionales, pasando por la televisora de la Alcaldía Metropolitana y escuelas estadales. Todas estas cosas transferidas al gobierno central, en una tentativa de reducir a un cascarón vacío a esos gobiernos regionales y locales.
Chávez ha iniciado, pues, el asedio de las posiciones conquistadas democráticamente por la oposición. Está tendiéndoles un cerco. De los ataques con piedras y «manifestaciones» convocadas sin son ni ton, se ha pasado a las acciones administrativas. Lo que ocurre es que este operativo político-militar lo dirige el general Chacumbele, el más torpe de los generales de nuestra historia, el rey del autogol. Todos estos cobardes abusos de poder, extensión de su escatológica campaña electoral, no pueden conducirlo sino a nuevas derrotas y a la aceleración de su imparable descenso. Ese que se expresó en la cifra que le sacó la piedra. Esa que no hay cabriola aritmética que pueda maquillar. Entre el punto más alto de su poder electoral, la reelección de 2007, con sus 7,5 millones de votos, y el plebiscito regional y local del 23N, donde fue candidato en 22 estados y 328 municipios, con sus 5,5 millones votos todavía se le quedaron descolgados 2 millones de votantes, cuya reticencia, a estas alturas del juego, ya parece asumir características definitivas. Todo indica que se fueron para no volver. Por eso su discurso se ha vuelto tan venenoso y su proceder tan suciamente retaliativo, como el de un adolescente al cual le quitan un juguete y responde con una rabieta.
Como el que cae en un tremedal, mientras más se mueve, más se hunde. Esta nueva ofensiva del general Chacumbele está condenada al fracaso. Para todo el país ha sido visible el contraste entre los elegidos de la oposición y hasta el de algunos gobernadores chavistas, llamando al trabajo conjunto y concertado con el gobierno central y los tambores de guerra que está sonando el Presidente. Ya debería saber que eso no le da votos.
Está sembrando la semilla de la estrepitosa derrota que lo espera con lo de la reelección perpetua. Esa, que no pasó una vez, esta vez tampoco pasará. El numerólogo debería estudiar bien los números pero dentro del contexto político. Si no estuviera tan ardido, tan reconcomiado, el examen frío de la situación debería hacerle ver que esa enmienda no tiene vida. ¿Qué parte fue la que no entendió del resonante NO que ya se le propinó el 2D?