Yo, Claudio, por Beltrán Vallejo
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Este es el nombre de una novela magistral del escritor Robert Graves. Es una obra británica de las que se denominan novela histórica y que tuvo un éxito en ventas durante el pasado siglo XX, y que está referida a la vida de algunos emperadores romanos. Reitero que es una obra capital en esa materia de combinar la ficción con los hechos históricos, y que hoy hago referencia de ella para abordar lo que siente una opinión pública nacional que ahora sí está terminando de reconocer que un político como Claudio Fermín es una herramienta más de las manipulaciones y perversiones del régimen madurista. Y viendo su sonrisita de estas últimas horas, a Claudio como que le gusta esa labor ignominiosa.
Creo que el papel de Claudio en el aquelarre chavista y madurista en Barinas no se diseñó debido a una conversación que tuvo él con el espejo de su cuarto de baño y donde de repente se dice así mismo “¿y por qué no soy candidato en Barinas”? Claro, esa candidatura fue preparada apuradita para que el régimen lo inscribiera en ese estado a pesar de no ser votante de esa entidad ni residenciado allí ni vinculado con su cotidianidad, y pues se apareció el AD de Bernabé para acomodar su postulación y montar a este asomado como candidato en un estado donde nadie ha llamado a este Claudio buscón y salvavidas de la opresión, convirtiéndose así en una servil ayuda para que la chavocracia no pierda su “santuario”.
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Es tan vergonzosa su condición de herramienta divisionista a favor del dictador que está generando un repudio nacional tan grande que algunos del denominado sector “moderado” de la oposición ni quieren acercársele pues apesta esa candidatura; es muy de albañal, muy cloacal, muy oportunera, muy elemental en eso de tratar de dividir la votación antichavista en Barinas. Pero eso como que no le importa a Claudio; la opinión mayoritaria de un país que lo señala le resbala.
Lo que sí me reconforta es saber que Venezuela tiene todavía restos de indignación, tiene bases morales como sociedad para repudiar acrobacias malsanas como ésta. La gente ya se está hartando del cinismo político, y eso me reconforta. La Venezuela que condena a Claudio Fermín vale la pena.
Talleyrand dijo que la “traición es un mero asunto de fecha. Un héroe es un traidor oportuno”; pero este Claudio no es un héroe, que es lo que quiere transmitirle al país, y sí es un pícaro que ha aprovechado una oportunidad estelar para serle útil a la tiranía. Claudio no traiciona al G4, porque nunca ha sido de esa cofradía; el traiciona ideales y principios que tienen que sustentar la conducta de un luchador por la democracia. Si llega a aparecer un afiche de Claudio por allá en Barinas, que le pinten sus correspondientes bigotes; aunque eso le va a resbalar porque el traidor no tiene pudor.
Voy a ver si logro algo con este personaje: por ahí escuché que aspira a ser candidato presidencial. Ok, considerando eso puedo decirle a Claudio que con lo de Barinas se evidencia que tiene una pésima puntería. Yo me atrevo a darle un consejo para ver si le queda algo de demócrata; yo le recomendaría que renunciara a ese bodrio de su candidatura en Barinas. Hágalo Claudio para que vea que de villano pasaría en minutos a ser un héroe nacional. Haga a un lado el dinero, los halagos o las amenazas de la mafia de Miraflores y conviértase en verdad en un héroe, y ahí sí pudiera hasta pensar en ser candidato presidencial.
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