21N se descubrirá el mejor juego, por Ángel Monagas

Twitter e Instagram: @AngelMonagas
Esta es la última columna, no para dejar de opinar, sino con vista a un proceso histórico que se vivirá dentro de pocos días: El 21 de noviembre del 2021.
Varias han sido las citas rechazadas por la mal llamada Mesa de la Unidad, para mi G4. Un grupo de dirigentes autodenominados “líderes de la oposición”. En realidad, hace mucho dejaron de liderar, o tan solo lo han hecho por instantes y han desaprovechado, quiero creer por omisión y error, no por intención, muchísimas coyunturas, salvo la del 2015.
Se enfrentan nuevamente todos, aunque no unidos, a un chavismo que ha ganado el 99% de las batallas políticas, sin que esto signifique ninguna mejoría para el pueblo venezolano.
El chavismo sigue siendo, muy bueno para lo malo, muy malo para lo bueno. No hay cambio. Ellos siguen siendo los mismos básicamente, desde 1999, cuando en mala hora, el charlatán del siglo asumió el poder.
Llegó de manera democrática y como suele suceder con los dictadores comunistas, llegan por una vía que después ellos moldean a su forma.
En su afán lo primero que hacen es tergiversar la historia, adecuan los hechos e intentan persuadir, crear nuevos modelos aplicados de manera autocrática, en defensa de unos valores que ellos no profesan.
En lo único que creen los comunistas es en tener, ejercer en amplitud el poder.
Llegan como muchos, disfrazados de socialistas, de la borra que significa la socialdemocracia o la democracia social, para luego mostrar su real vocación: La hegemonía absoluta.
El que cree en sus valores, es patriota. El que no, es escuálido, antipatriota.
Una parte de la oposición, que unida toda no llega al 10%, participa con las esperanzas de acceder a una parte del poder de las gobernaciones, alcaldías y órganos de representación popular.
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Los efectos de esta acción, son criticados por el otro pequeño sector opositor, llamado los radicales, quienes con mucha razón a mi juicio, señalan que se está reconociendo al gobierno de Nicolás. Igual que otros que proponen el revocatorio.
Estos “radicales” pueden tener razón, sin embargo, someterlos a la espera de un juicio que puede durar parafraseando nuestro refranero popular: “mucho, poquito y nada” es injusto e inhumano.
¿Cuánto más debe sufrir el pueblo venezolano antes de que alguien, propio o extraño, haga algo y termine esta tortura de los que la viven?
Es necesario que los que sufren en primera persona, asuman parte de la conducción. De esa manera, el que pasa días en una cola de gasolina, no le llega el agua, se le interrumpe a cada momento el servicio eléctrico, no tiene cómo comprar la comida, las medicinas, satisfacer las necesidades básicas de su familia, entre otras, pondrá todo su empeño, no negociará, ni se entregará a cambio de una dádiva individual y buscará resolver de manera general e integral el problema.
CaigaQuienCaiga
Sigo sin entender porque los candidatos a gobernador y alcaldes, hicieron mutis sobre la presencia del Fiscal de la CPI en Venezuela. Dijeron muy poco, o nada, sobre la detención de Alex Saab y otros.
Acompañan a Estados Unidos en todo, menos en sus reclamos al gobierno de El Salvador, quien sigue a pasos agigantados el camino del chavismo.
El extraño mundo de la política venezolano, nos presenta un Primero Justicia reclamando sobre Monómeros y cuestionando el “interinato” y después aceptando la continuación de Guaidó.
Por otro lado, los radicales insisten en desalentar, en pedir que la gente no vaya a votar y calificar de “infiltrados”, “traidores”, etcétera a la MUD, sin ofrecer una alternativa real para crear un ambiente de posibles soluciones.
La impresión es que tanto el G4, como la Alianza y los “radicales”, perdieron el músculo social. No tienen la posibilidad de crear una presión social suficiente para socavar las bases del poder del régimen.
La Corte Penal Internacional, puede tardar, puede ser expedita…nadie lo sabe.
Estados Unidos como adelantándose a los acontecimientos del 21N, reitera su apoyo a Juan Guaidó, y al mismo tiempo, da un espaldarazo al proceso electoral y a las negociaciones.
¿Qué buscan? ¿Qué interés se debate?
Lo cierto es que después del 21N, otra realidad se yergue sobre el país.
Hay algunas características plebiscitarias, con el agregado de que sendos observadores internacionales avalan a priori, los resultados.
Capriles, Rosales, Falcón, Duque (el alcalde), Ramos Allup esperan el éxito de la jornada. Si obtienen un mínimo de cinco, (está vez no creo que nadie cometerá la estupidez de renunciar), celebrarán.
Si eso es parte de un arreglo, a los efectos no importará.
López, Guaidó y María Corina, apuestan a no obtener ninguna. No había condiciones, será su argumento y arma para reclamar.
El 80% de la oposición, no representado por ninguno de ellos, solo sueña con tener algún día un país donde se pueda vivir, no sobrevivir.
La migración en el 2022 puede romper récords históricos mundiales y superar los de Siria, con la diferencia de que aquí no hay conflicto bélico.
Las cartas están echadas…falta poco para que como en el poker se empiece a descubrir el mejor juego.
Si usted vota el domingo, cualquiera que sea el resultado, respalda a la Mesa Unidad, antes Coordinadora Democrática, su órgano ejecutor el G4, quienes durante 22 años han acompañado como “oposición” al régimen. Con acciones y omisiones, intencionales o no.
Si usted decide no votar, respalda la acción de una oposición, plasmada en cuatro vertientes: La actuante y representada por los radicales, cualesquiera de sus dos denominaciones, la que representan María Corina Machado, Ledezma y Calderón; y la que representan los que creen en la intervención militar. Una tercera en la voz de Juan Guaidó, Leopoldo López quienes a pesar de llevar candidatos, consideran que no hay condiciones para ejercer el sufragio y plantean seguir con el interinato hasta que haya un proceso libre y justo.
Carecen todos los mencionados, de músculos sociales. No tienen el poder de convocatoria nacional. Débiles estructuras y expresiones. Y la mayoritaria, una cuarta, que es el 80%, también pudiera interpretarse como un voto en contra del resultado del trabajo de los políticos, de su incoherencia, de sus errores, de sus desconexiones. En este grupo no ven salidas válidas y seguirán emigrando.