25M: Perdió el pueblo, por Omar Ávila

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Pasado el proceso electoral del 25M, vemos que, aunque ambos extremos –la abstención radical y el gobierno–, se atribuyen el triunfo, la realidad es que continuará el mismo gobierno, ahora con más poder, todo lo demás, es barajita repetida de un sector que por muy bonito que te lo pinte, no es más que como dice un amigo mío «consuelo de tontos».
Ganó la abstención en todas sus dimensiones (la histórica, la ausente del país, y la presente que se dejó llevar –entre otras cosas– por la narrativa de un sector que no propone nada, así como de la estrategia del gobierno, donde en la práctica hubo un solo ganador: Maduro, y un gran perdedor: nuestro pueblo, que en su mayoría piensa que el voto no sirve…
Vamos a decirlo claro, si la abstención se produjo como respuesta al llamado de MCM, si como piensan muchos de nuestros «dirigentes», de que esta tiene el poder para con un simple mensaje hacer que más de 10 millones de venezolanos se hayan quedado en su casa, cabe preguntarnos: ¿Por qué no vimos ese poder en las calles en su convocatoria del 9 de enero?
La cruda realidad es que la abstención no fue generada por el llamado de MCM, sino, por un lado: la desconfianza de una mayoría en el árbitro, y por otro lado por el trabajo de desmovilización construido desde el gobierno nacional.
Que haya coincidencias e intereses, eso es otra cosa, como lo dijimos semanas antes de las elecciones regionales y Parlamentarias «Maduro y MCM tenían un objetivo en común: la abstención». Nicolás Maduro para consolidar aún más su poder, porque no cuenta con los votos suficientes, y Machado para mantener a la oposición dividida y sin fuerza real.
Lo cierto, es que a los que estamos en la calle a diario, –no solo en campaña–, 24/7, los 365 días del año, en esa Venezuela profunda de las que muchos hablan, pero pocos conocen, tenemos claro que la abstención no se produjo por la convocatoria de un sector en particular, ese que, por cierto, solo hace «política» por las redes sociales.
Vale recordar que la abstención en el pasado proceso electoral del 28J, estuvo por el orden del 40%, en las elecciones regionales del 2021 en el cual participamos todos los factores –incluyendo la extinta MUD- fue de 45,6% (la más baja registrada en un proceso regional), y ni hablar de las elecciones Parlamentarias del año 2020 en la que apenas participamos el 30,46%. Es un hecho histórico que nuestro pueblo es presidencialista, parte del chip que debemos de cambiar y trabajar en unidad, para que los ciudadanos tomen consciencia de la gran importancia de tener gobiernos regionales y locales, dónde no solo estén al frente los más capaces, sino los que a diario están en contacto directo con sus comunidades.
Imagínense por un momento que municipios como Chacao y Carrizal en nuestro estado Miranda, Maneiro y Mariño en el estado Nueva Esparta, San Diego en el estado Carabobo, Lecherías e incluso Simón Rodríguez en Anzoátegui, solo por mencionar algunos ejemplos de tantos alcaldes que han sido eficientes, que tienen gestión que mostrar y su gente debe salir a defenderlos en las venideras elecciones municipales, para con su participación marcar la diferencia entre el progreso y el retroceso, como muy bien lo hicieron el pasado 25M los cojedeños.
En resumen, si votamos en los próximos comicios municipales, tendremos la posibilidad de cambiar gobiernos nefastos, como por ejemplo el de nuestro municipio Sucre, del estado Bolivariano de Miranda, donde reina la oscuridad, la desidia, la anarquía y un largo etcétera.
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Basta con pararse en la avenida Francisco de Miranda a la altura de Parque del Este, que es el límite del municipio Chacao con Sucre, para ver la enorme diferencia entre un gobierno eficiente, brillante, impecable y el caos que nos acompaña por ahora a los petareños. Y así como en nuestro municipio, en el resto de los 334 municipios tendremos la posibilidad de ratificar a los gobiernos locales eficientes y de cambiar a la gran mayoría, que no han dado la talla.
Omar Ávila es secretario general nacional de Unidad Visión Venezuela.
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