35 personas han desaparecido al sur del estado Bolívar en el último año

Correo del Caroní en alianza con la Codehciu contabilizaron al menos 100 desaparecidos al sur del estado Bolívar desde 2012 hasta 2021
Francisco José Hernández, de 44 años, y Germán José Hernández, de 40 años, están desaparecidos desde el 17 de noviembre de 2020. Ambos salieron desde El Tigre, estado Anzoátegui, hacia las minas del municipio Gran Sabana, estado Bolívar, con la promesa de regresar el 18 de diciembre.
Militza Hernández, hermana de los desaparecidos, reportó que lo último que supo fue que ambos salieron de El Tigrito en una camioneta Van blanca que, según el chofer, cargaba pasajeros hasta el sur de Bolívar. Sus hermanos le notificaron que llegaron a Puerto Ordaz el 17 de noviembre a las 6:00 de la tarde. Después de eso, no volvieron a comunicarse.
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Era la primera vez que planeaban dedicarse a la minería. Lo hicieron porque ambos estaban desempleados desde hace más de un año. Su hermana intentó poner la denuncia ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) pero desconfía de los funcionarios. “Aquí no nos hacen mucho caso. Dicen que a lo mejor están trabajando minas adentro, que hay que esperar dos o tres años porque la gente se pierde en esas minas, nos han dicho tantas cosas que… no sé”, expresó.
Búsqueda por cuenta propia
Como la mayoría de los familiares de personas desaparecidas, Hernández emprendió la búsqueda de sus hermanos por cuenta propia a través de las redes sociales. No tiene los medios para costear el traslado desde El Tigre hasta Santa Elena de Uairén.
La mujer relata que investigando en redes sociales dio con una publicación de un grupo de rescatistas de Brasil -de enero de 2021- en un grupo de Facebook. Se trataba del reporte de rescate de un hombre en estado de desnutrición, que fue encontrado en la carretera que comunica a Venezuela con Brasil. Los rescatistas presumen que escapó de un secuestro.
Cuando Hernández vio la foto del hombre tuvo la certeza de que era su hermano Francisco Hernández, pues reconoció la cicatriz que tiene en la cabeza, por eso se puso en contacto con funcionarios de Protección Civil en Brasil, pero no ofrecieron mayores detalles del caso. “Quise seguir el caso, pero no conseguí nada. Ese muchacho tiene una cicatriz en la cabeza como mi hermano. Les pedí información a la gente de Brasil, pero dijeron que no podían dar información a personas desconocidas”, dijo.
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Francisco José Hernández es un hombre de 44 años, de tez oscura, contextura delgada y 1,60 metros de altura aproximadamente. El hombre tiene una cicatriz en medio de la cabeza, resultado de un accidente laboral, hace más de cinco años.
Su hermano, Germán José Hernández, de 40 años, también es de tez oscura, de baja estatura y contextura delgada. Tiene marcas en la piel por psoriasis.
De tener información sobre el paradero de ambos, su hermana pone a disposición el teléfono: +58 424 870 8470.
Camila Alves, un año desaparecida en las minas
Familiares de Camila Alves, joven de 21 años desaparecida en las minas del kilómetro 88, municipio Sifontes del estado Bolívar, solicitan el apoyo de la sociedad civil para dar con su paradero.
La muchacha se comunicó por última vez con su madre en septiembre de 2020, cuando recién se estaba separando de su pareja y decidió volver a casa con su hijo, que entonces tenía seis meses de edad. “Mamá ya me voy para allá, para que estés pendiente porque yo me llevo todas mis cosas”, le dijo a María Lascano. Pero no volvió a comunicarse desde entonces.
Camila Alves se comunicó por última vez con su madre en septiembre de 2020
Lascano se trasladó hasta el territorio minero en marzo de 2021 para investigar, pero sus conocidos le dijeron lo mismo: No han visto a Camila desde septiembre de 2020. La madre de la joven logró contactar a su expareja, quien le dijo que, presuntamente, Camila se fue con otro hombre y dejó al niño bajo su cuidado.
“Mi hija no es de hacer esas cosas. Yo tengo miedo de que me la pongan a hacer cosas malas, porque solo de eso se escucha por allá por esas minas”, afirmó Lascano. En uno de sus intentos de ubicar a su hija por las redes sociales recibió un mensaje de Facebook desde la cuenta de Camila que decía: “No la busques más”.
“Ese mensaje me puso mal porque no me llama, no se conecta, llegan rumores horribles de lo que pudo haberle pasado… Pero yo no pierdo esperanzas en encontrarla”, expresó la ciudadana.
Camila Alves es de contextura delgada, morena, cabello liso y tiene un tatuaje con letras cursivas a la altura de la muñeca izquierda. De tener información sobre su paradero, su madre pone a disposición el número: +58 426 1029 414.
Hasta ahora los familiares no han puesto la denuncia ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Madre e hija desaparecidas desde enero de 2021
Marlina José Astudillo, de 30 años, y su hija Camila Astudillo, de ocho años, están desaparecidas desde enero de 2021. La última vez que vieron a la mujer estaba en el yacimiento El Callao ubicado en el municipio El Callao, al sur del estado Bolívar. Familiares desconocen la última ubicación de la niña.
Marlina José Astudillo, de 30 años, y su hija Camila Astudillo, de ocho años, están desaparecidas desde enero de 2021
Sus tías informaron que Marlina -oriunda del estado Sucre- trabaja en las minas desde hace dos años como vendedora de alimentos. La última vez que se fue al sector minero se llevó con ella a uno de sus cinco hijos. “Y no sabemos el paradero de esa niñita, si está viva, si está muerta, con quién está, el desespero es grande”, expresó su tía María Astudillo.
Familiares aún no ponen la denuncia ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) porque no cuentan con recursos para trasladarse desde Sucre hasta Bolívar.
“Tenemos miedo de que le haya pasado algo malo por allá, ella tiene cuatro niños pequeños aquí, que dependen de ella, y del abuelo”, señaló Astudillo.
Marlina Astudillo es de tez morena, contextura gruesa, de baja estatura y cabello largo color negro. No tiene tatuajes ni cicatrices. En caso de tener información sobre su paradero, parientes ponen a disposición los teléfonos: 0426-1898999 y 0416-3977265.
Más de 35 desaparecidos en un año
Correo del Caroní en alianza con la Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu) contabilizaron al menos 35 desapariciones al sur del estado Bolívar en el último año y más de 100 desde 2012 hasta 2021. Los hermanos Hernández forman parte de un patrón que va en aumento desde 2016, y que se alimenta de la violencia impuesta por las dinámicas de extracción de minerales en el Arco Minero del Orinoco y la migración de mineros, indígenas, comerciantes y demás personas al territorio para procurar sustento ante la crisis económica del país.
Al llegar, los migrantes internos quedan a merced de un contexto de violencia y explotación laboral y sexual ampliamente documentado por el Centro de Derechos Humanos de la UCAB Guayana y el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
“A pesar de la considerable presencia de fuerzas militares y de seguridad en la región, y los esfuerzos realizados para abordar la actividad criminal, las autoridades no han podido investigar y llevar a juicio las violaciones de los derechos humanos, los abusos y los delitos relacionados con la minería”, expresó la alta comisionada de la ONU para Derechos Humanos Michelle Bachelet en la presentación del informe Independencia del sistema judicial y acceso a la justicia en la República Bolivariana de Venezuela, también respecto de las violaciones de los derechos económicos y sociales, y situación de los derechos humanos en la región del Arco Minero del Orinoco, publicado en julio de 2020.
Sin investigación ni sanciones
Bolívar ocupa el tercer lugar como estado más violento de Venezuela según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), y tres de sus municipios figuran entre los cinco más violentos del país: El Callao, Sifontes y Roscio. Todos de vocación minera.
Organizaciones defensoras de derechos humanos definen estas desapariciones como forzadas porque, aunque no hay evidencia que involucre directamente al Estado con estas desapariciones, este no garantiza la búsqueda en vida, ni impide, ni previene que ocurran, sino que sigue promoviendo la actividad minera que se nutre de la minería ilegal controlada por el pranato y que, por lo tanto, implica violencia, explotación laboral, sexual y trabajo infantil.