70% suma la caída del comercio en la Feria de La Chinita
Autor: Sheyla G. Urdaneta
La merma en el ingreso de los zulianos se ve reflejado en la Feria de la Chinita que este 2016 suma 51 años de celebración, pero que en esta oportunidad no tendrá luces, ni reina.
Los siete kilómetros que mide la avenida Bella Vista, se encendían con lucecitas y adornos desde 1997, pero este año no la tradición cambió. La situación económica de los venezolanos hizo que las autoridades municipales decidieran usar los 80 millones de bolívares que implicaba la fiesta en comprar comida para los marabinos. Es decir, utilizar el dinero en programas sociales.
Pero si de sacar cuentas se trata, los marabinos sienten que este año no hay dinero, ni ambiente de feria. «Ya ni siquiera podemos comprar algo para compartir en familia los días de la Virgen, ni pensar en pagar una entrada para ir a un amanecer gaitero», así lo cuenta Luis Solazo, de 37 años y que es contador público.
«Esos tiempos se quedaron en mi juventud».
Para explicar este punto en el que ya no hay capacidad de compra, Gilberto Gudiño, presidente de la Unión de Comerciantes del Zulia, apunta: «Lo que el año pasado comprábamos con 100 bolívares, este año hay que pagarlo con mil».
A juicio del también directivo de Consecomercio, «la caída de la economía es de 70 por ciento en la ciudad, en esta época de feria».
Considera «difícil de medir en cuanto a bolívares», pero está claro en que la merma en los ingresos llega a ese porcentaje.
Este año, la actividad de distracción es mínima. Y los marabinos han volcado la fiesta a los espacios de fe y devoción.
SE CERRÓ UNA VÁLVULA
El encendido de la avenida Bella Vista representaba para los marabinos no solo esparcimiento, sino que esas 32 cuadras permitían que el comercio eventual y el permanente vieran crecer sus ingresos.
La ciudad está minimizada en lo comercial. En este tiempo el comercio tomaba un respiro con las celebraciones de la feria de La Chinita que este 2016 celebra 51 años.
Los vendedores eventuales o informales, según explica Gudiño, buscaban en estas ventas un desahogo en los gastos y aumentaban sus ingresos para «tener una cena navideña digna y poder comprar los regalos para los niños».
Este año «va para peor», porque de acuerdo con el directivo de Consecomercio hay más desempleados que otros años.
LO QUE ARA Y NO ES
Disfrutar de las actividades de feria era tradición en Maracaibo, pero este año todo ha estado condicionado a los ingresos. «Hay que estar claros que los 100 bolívares del año pasado no son los de ahora».
De hecho, los juegos de béisbol de la temporada no están siendo concurridos. Las entradas para los partidos que se juegan en la feria tienen un precio mínimo de 1.500 y máximo de 7.000 bolívares.
Es por esto que Gudiño afirma que «el intercambio comercial en Maracaibo durante la feria se acabó».
UN AMANECER SIN GAITA
La serenata de la Virgen o el amanecer gaitero eran, hasta el año pasado, uno de los principales atractivos para los locales y los nacionales. Pero los precios de las entradas alejan toda posibilidad de disfrute en los consumidores.
La entrada más cara para un amanecer en uno de los principales hoteles de la ciudad, la venden en 70.000 bolívares. La mínima cuesta 40.000 sin opción a consumo de bebidas ni comidas.
En el hotel del Gobierno, las entradas son a menor costo: 27.000 bolívares la más cara y 10.000 la más económica.
Si se suma el monto de la entrada más cara, suma casi tres salarios mínimos y está por encima del ingreso mensual unido al ticket de alimentación.
DE LO POPULAR
Expozulia, un hangar que está ubicado donde funcionaba el antiguo aeropuerto de Maracaibo se mantiene como la opción más económica. Durante los días de feria hay gaita y música.
Los precios de entrada son «solidarios». Los dejaron igual que el año pasado, y la están pagando a 700 bolívares por persona.
Lo mínimo que se compran por familia son cuatro entradas. Así cuenta José Urdaneta, quien asistió con su esposa, sus dos hijos y los suegros. «Con esto me gasté la salida del mes. Ya no puedo inventar más. Fueron las seis entradas, más los refrescos, más lo que a uno se le antoja. Una salidita que me costó 25.000 bolívares».
A Nelly Medina, enfermera, ya nada le entusiasma. Quiso llevar a su hijo para que se comiera unas cotufas y un refresco. «Solo para que sienta que salió, porque yo no me pude comprar nada. Era lo de él o era lo mío».
La directiva de Expozulia decidió que este año el precio de la entrada fuera igual a la del año 2015 porque «es una manera de revertirle a la ciudad lo que nos ha dado. Quisimos hacerlo para apoyar a los marabinos en los 32 años que tenemos trabajando en la feria».
CONTRASTE A DOS TIEMPOS
«Ya nada es como antes. Yo recuerdo que me compraba un estreno para el amanecer y otro para el juego de béisbol. Ya no puedo hacer eso. Ni sé con qué le voy a comprar la ropa a mi hijo para la navidad. Hace años que no me compro nada nuevo, mucho menos estoy pensando en feria», dice Ledys Mayor, de 30 años.
«En la feria yo salía el 17 en la mañana, me iba a la serenata de la Virgen, de allí al amanecer en el Hotel del Lago que ahora se llama Venetur, después al juego de las Águilas y si me invitaban me iba para las corridas. Todo eso me alcanzaba con lo que me ganaba ayudando a mi mamá a vender desayunos y lo que ella me daba para la universidad. Eran otros tiempos. Ahorita no voy ni solo», cuenta José Luis Paz Pirela, de 44 años.
«Yo a la feria le agarré miedo desde que se cayó la tarima y hubo muertos. Antes hacían las ferias populares y nos íbamos caminando un grupo desde mi casa y estábamos toda la noche cantando y bailando. Desde la tragedia juré no ir más.
Ahora, ni que rompa el juramento me puedo mover. Con qué plata, si a veces no ceno, o no desayuno o no almuerzo, porque no tengo», lamenta Nathalie Álvarez, 41 años, trabajadora del servicio de salud.
«¿La feria? Nada se puede hacer en estos tiempos. No tengo plata, ni trabajo. Me gustaría ir hasta la Basílica y cantar con los gaiteros de Los Chiquinquireños que es gratis en la plazoleta. Hace rato que no sé qué es divertirme», dice Luisa Castro, 36 años.
Deja un comentario