Golfo: nuevo comienzo, por Teodoro Petkoff

La designación de un nuevo equipo negociador con Colombia, destituido como ha sido el anterior, viene a ratificar la absoluta oportunidad tanto del memorando del doctor Francisco Nieves-Croes como de su publicación por parte de TalCual. A confesión de parte, relevo de pruebas. Tal como lo señalara NievesCroes, dos de los negociadores habrían llegado, con su contraparte colombiana, a una suerte de hipótesis para la delimitación de las aguas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela que, de ser aprobada, habría implicado una solución desventajosa para Venezuela en el ya viejo diferendo que tenemos con Colombia sobre ese tema.
Según Nieves-Croes –y en esa posición lo acompañaron diversos conocedores de la materia, una vez fue hecha pública la suya– el llamado «pre-acuerdo» Gómez-Rondón desmejoraba sensiblemente la «Hipótesis de Caraballeda», dejada de lado por el gobierno de Herrera Campins, después que la opinión pública la rechazó. La sustitución de todo el team negociador por uno nuevo, encabezado por Arias Cárdenas, a quien acompañan Maniglia y Flores, indicaría que el gobierno desecha también la «Hipótesis Gómez-Rondón» y se dirige a buscar una delimitación que resulte aprobada sin reservas por las dos partes.
Es de suponer que en este nuevo round, las negociaciones serán «desgolfizadas» y, tal como se había acordado después de Caraballeda, se discutirán salidas globales para al menos otros cinco temas, respecto de los cuales subsisten diferencias de enfoque entre Colombia y Venezuela, entre ellos el de las cuencas hidrográficas de los ríos que nacen en Colombia y fluyen por nuestro territorio y el de las migraciones.
Una delimitación que no deje resquemores en ninguno de los dos lados es indispensable para mantener en cauce correcto las relaciones entre ambos pueblos, que serán vecinos hasta que los tiempos se acaben y no pueden darse el lujo de alimentar sentimientos contrarios el uno contra el otro. Es obvio que una negociación implica un proceso de «dando y dando». Esto significa que ambos deben dar para que ambos puedan ganar. El juego es de ganar-ganar.
Bueno es apuntar que en esta oportunidad, el debate público que se produjo en nuestro país estuvo despojado de la carga pasional y hasta chovinista, que fue tan prominente en otros tiempos. Todo el que intervino lo hizo desde una perspectiva serena y nada ultra-nacionalista; lo cual es muy bueno porque indica que nuestro país parece estar preparado para asumir una solución equitativa, que, repetimos, sólo puede producirse «dando y dando», sin que ninguno sienta que pierde y mucho menos Venezuela, para la cual el Golfo es vital y no así para Colombia, tal como lo admitiera en alguna oportunidad su negociador, Pedro Gómez Barrero.
Otra lección que se desprende es que, sobre un tema tan delicado, la opinión pública venezolana no puede enterarse por los «caminos verdes». El propio gobierno está obligado a informar oportuna y verazmente de la marcha de las negociaciones y de las soluciones que se están plan teando. Menos mal que los medios, entre ellos TalCual, en esta oportunidad jugaron el rol que les corresponde en una sociedad democrática.