80 aniversario de la liberación de Auschwitz, por Beltrán Vallejo
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Lecciones para los venezolanos
A propósito de las ochenta décadas de la clausura de este complejo exterminador de un millón trescientos mil prisioneros, la humanidad asiste a esta conmemoración demostrando que no ha comprendido cabalmente el significado de este horror en estos tiempos de supremacismo e intolerancia desbordados.
Quiero destacar que en ese complejo de barracones y crematorios donde hubo masacre, esclavitud y tortura masiva, allí no solo perecieron judíos, sino que también en ese lugar encarcelaron y asesinaron a gitanos, homosexuales, discapacitados mental o físicamente, intelectuales, dirigentes sindicales, sacerdotes de varias ramas del cristianismo, disidentes políticos y un largo etcétera de sectores que fueron considerados por los nazis como “subhumanos” o simplemente indeseables.
Considerando toda esta amplitud del crimen, podemos valorar que todos los principios éticos conocidos por la humanidad en Auschwitz no existieron en lo que corresponde a los victimarios. Pareciera que allí lo que hubo fue un agujero negro donde el hombre como hombre cayó hasta lo más hondo y fue superado por todas sus perversiones. Por allí se perdió el humanismo, como se ha perdido en otros lamentables eventos de genocidio y masacres.
Ante esta perspectiva, hoy en día pululan corrientes de opinión y divulgadores del negacionismo más ramplón y radicar en torno a los genocidios practicados en éste y otros campos de concentración de la Alemania Nazi, potenciados actualmente estos macabros esfuerzos por el carácter propagador y propagandístico de las redes sociales y su entorno de los denominados bulos y fake news. Sí, hay quienes dicen que eso no pasó; ¿es desmemoria esto o es algo peor de la condición humana?
Desde esta perspectiva, el odio al “otro que es distinto”, los prejuicios más malsanos, la intolerancia más titánica, y el supremacismo y el racismo hoy en día están de pláceme ante millones de aplaudidores y colaboradores de oficio agitados por líderes que hacen del odio una herramienta para la toma del poder político o su consolidación, con sus efectos en lo económico, en la psicología de masas, en lo cultural, en lo social, en lo idiosincrático y en lo tecnológico. Hay una cantidad de gobernantes que se deberían capturar para llevarlos amarrados en un paseo por Auschwitz en toda su extensión, y que así escuchen los gritos de ultratumba de más de 1 millón de víctimas.
Así mismo, profundizando en el análisis de lo que fue ese genocidio, dicen los estudiosos que esos campos de exterminios estaban blindados por un andamiaje legal y jurídico que los justificaban y sustentaban. No fue que en una mala mañana Hitler, Himmler, Goebbels y demás hienas de la élite nazi amanecieron más sedientos de sangre y mandaron a construir esos campos de concentración de manera expedita; no fue así, se trata del resultado diabólico de todo un proceso político, cultural y de adoctrinamiento ideológico, mezclado con premisas pseudocientíficas, además de un entramado legislativo y jurídico que le dio soporte al martirio. Sobre eso, hoy en día vemos países donde se exhiben leyes de discriminación, de persecución, de intolerancia y racismo con su expresión en un sistema judicial convertido en el brazo ejecutor de la intolerancia y del terrorismo de estado contra grupos o colectivos al que no se le acepta su condición.
¿Sobre este tema, los venezolanos tenemos que aprender de Auschwitz? Claro que sí; tenemos que comprender que pasó ahí para tomar conciencia de lo que sucede en nuestro país y de lo que puede suceder en lo peor. Es que aquí también imperan rasgos de descomposición en derechos humanos que evidencian el poco avance para evitar escenarios de primitivismo y discriminación. Cabe considerar que a pesar de que existe una denominada Ley contra el odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, que debiera ser aplicada para frenar la propagación de mensajes y acciones discriminatorias y supremacistas, la misma más bien ha servido para penalizar exclusivamente y retorcidamente a un espectro de la vida política. Yo estoy de acuerdo con el sentido ético de esta ley, pero en lo que no estoy de acuerdo es en su manoseo, tergiversación e instrumentalización política. Si la ejecución de este instrumento legal en el sistema judicial venezolano fuese como debe ser: neutral, ponderada, equitativa, justa y sin sesgo ideologético ni politiquero, propio de un Estado de derecho, algunos medios de comunicación del régimen estuviesen sancionados y varios de los que tienen programas ahí estuvieran tras las rejas, además de un listado grande de funcionarios públicos que lanzan por la boca constantemente mensajes de odio, de intolerancia, de discriminación y persecución.
¿Qué hay personajes o líderes que se dicen de oposición al régimen de Maduro, pero que pregonan cosas alejadas de lo que significa la no discriminación del otro por su opinión, filiación, clase, condición o preferencia? Pues claros que los hay, y también a ellos hay que echarles cabuya y pasearlos amarrados por ese museo que hoy es Auschwitz para que algo aprendan de ese infierno que estuvo en la tierra.
Termino manifestando lo siguiente: ¡Qué pena y que lamentable la imagen de cientos de latinoamericanos que en estos momentos han sido echados de EEUU para regresar a sus países encadenados de pies y manos! ¡Qué pena y que lamentable que esté pasando esto al cumplirse 80 años de la clausura de los campos nazis de la muerte! ¿O es que no se han cerrado definitivamente las puertas de Auschwitz?
Beltrán Vallejo es Licenciado de la Escuela de Humanidades y Educación de la UDO.