A 35 años de la visita de Juan Pablo II a Ciudad Guayana
El pontífice polaco, canonizado en 2014, visitó tierras guayanesas el 29 de enero de 1985 en el marco de su primera gira por Venezuela. Correo de Ayer recuerda su paso por la entonces pujante Puerto Ordaz
La noche del 19 de enero de 1985 el papa Juan Pablo II anunció su viaje a Venezuela mediante un mensaje de televisión enviado vía satélite desde Roma: “Amadísimos hermanos y hermanas de Venezuela, cuando ya está cercano el día en que tendré la dicha de visitar por primera vez esa querida nación, deseo desde ahora hacer llegar a todos los venezolanos mi saludo más afectuoso y cordial. Accedo con gran placer la amable invitación que, en su día, me hicieron llegar las autoridades y los obispos venezolanos para visitar este joven país”.
Esa misma noche el presidente Jaime Lusinchi desde Miraflores hizo un llamado a los habitantes de Venezuela para que se alistaran para la venida del sumo pontífice y recibirlo “con el cariño y respeto que se merece”. Además, recalcó que la religión católica era la que profesaba la mayoría de los venezolanos pero que en el país había la libertad de pertenecer a otra, pero que no se hicieran comentarios indebidos y se honrara la presencia del Papa.
Viene el Peregrino
Viene el Peregrino fue una sección del diario Correo del Caroní en la que, a propósito de la venida del pontífice, se escribieron una serie de reportajes sobre su vida y trayectoria en la fe cristiana.
“Cuando se supo que Juan Pablo II iba para Ciudad Guayana los periodistas decidimos, conjuntamente con el Dr. Natera, hacer durante todo ese mes de enero una página completa dedicada al Papa, a su vida, sus viajes, su historia y desarrollar los beneficios que iba a traer su venida”, explicó Ana Teresa Pacheco, periodista que realizó la cobertura de los acontecimientos relacionados con el sumo pontífice en la ciudad.
“Llegó a nuestras manos mucha información de la biografía de Karol Wojtyła -nombre verdadero del Papa- y lo que significó para el Vaticano que él iniciara los viajes que lo catalogaron como el peregrino y de ahí salió el nombre de la sección”, explicó Pacheco.
La publicación del 23 de enero fue sobre las últimas giras de 1984 del pontífice por Canadá, Santo Domingo y Puerto Rico.
El 24 de enero el especial estuvo lleno de anécdotas del Papa amigo, desde el día en que inició el pontificado en la Capilla Sixtina el 16 de octubre de 1978, sus similitudes con el papa Adriano VI -quienes eran los últimos dos papas no italianos de la época- y su viaje a México y República Dominicana en enero de 1979.
La sección del 25 de enero fue titulada Así vive Juan Pablo II y se hace un recuento de las rutinas diarias del pontífice, las actividades que realiza durante el día, el lugar donde reside, cómo medita en las tardes y los objetos que tiene en su dormitorio.
El altar
El 20 de enero Correo del Caroní publica un artículo en el que se describen los detalles de la capilla donde se dará la misa papal, “nuestra ciudad joven y llena de vida va a ser testigo de un acontecimiento que otras muchas ciudades envidian pero que el destino ha querido que sea nuestra Ciudad Guayana, una de las cuatro poblaciones que ha sido seleccionada para ser escenario de tal magno evento”, escribió el ingeniero Salvador Carrillo.
Alta Vista fue el lugar propicio para construir un templo al aire libre, puesto que desde el alto escenario podrían ser apreciados parte de los emblemáticos parques La Llovizna y Cachamay, además el sitio estaba despejado de estructuras que pudiesen poner en riesgo la seguridad del público y se encontraba cerca del aeropuerto.
Es por ello que el Ministerio de Desarrollo Urbano procedió a construir “todas las obras necesarias para poder recibir a la vasta multitud la cual se estima en el orden de 400 mil personas”, reseña el artículo.
La tarima fue construida de forma piramidal, forrada por láminas de asbesto apoyadas sobre un envigado de madera, la forma de esta estructura permitía que fuese visibilizada desde cualquier punto del sitio. Una vez terminado el acto se procedió a retirar el escenario:
“El recuerdo que nos dejará esta grata visita se verá acrecentando por el uso posterior que se sepa dar a esta inmensa área que se ha recuperado y la cual puede convertirse en un sitio de descanso y esparcimiento para personas de cualquier edad”, expuso Carrillo en el artículo Reto histórico para una ciudad nueva.
Se utilizó un altar que permaneció por más de 30 años al trasatlántico Cristóforo Colombo y que luego de ser vendido el barco este objeto pasó a ser parte del patrimonio de la Diócesis de Guayana. El altar fue elaborado de madera dorada al fuego y pintado a mano, en el frente estaba plasmada la escena del descubrimiento de América y en los laterales las figura de los primeros sacerdotes y misioneros que llegaron al nuevo continente.
“El hecho se considera de importancia para la ciudad, por cuanto quedará como parte de nuestra incipiente historia, el hecho de que pueda tener un sitio preponderante en la futura catedral”, escribió Ana Teresa Pacheco.
El 21 de enero fueron entregados los trabajos de construcción y ambientación de la tarima, en el talud inferior fueron sembradas centenares de plantas de varios colores, a un lado se instaló las gradas para colocar a los 1.500 niños del coro conformado por distintas partes del oriente del país. En toda el área fueron ubicados 10 puesto de primeros auxilios y baños.
Posteriormente el 22 de enero los trabajos fueron culminados, el doctor Edgar Vallée Vallée, gobernador del estado Bolívar de ese entonces, hizo un recorrido por el sitio junto con monseñor Medardo Luzardo, obispo de la Diócesis; monseñor Baltazar Porras, coordinador general de los actos; Antonio Oxford, secretario ejecutivo del comité coordinador de las obras; Hugo Landaeta, gerente de Cadafe; Gonzalo Carrillo, ingeniero residente de la obra de la empresa Ingeniería Titano y el general Alexis Anselmi Saldivia del equipo de seguridad.
En horas del mediodía funcionarios del Ministerio de Desarrollo Urbano procedieron a entregarle las obras de la capilla a monseñor Medardo Luzardo Romero y a las Fuerzas Armadas Nacionales.
Ofrendas al Papa
En el pueblo minero El Callao orfebres elaboraron una llave de oro de 20 quilates, de 17 centímetros y con un peso de 1.100 gramos para obsequiársela a Juan Pablo II de parte de la empresa Minerven y los callaoenses. Joshua Herewood y Alejandro Marcksman duraron 20 días haciendo esta pieza. El presente fue entregado al sumo pontífice por el niño callaoense Kenton Gabriel St. Bernard.
En la visita del Papa a las instalaciones de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) los obreros le hicieron la entrega de una placa en la que plasmó una silueta de cobre del mapa de Venezuela incrustado en el medio el rostro de su santidad el cual fue realizado con bronce, esta obra se completa con un escudo papal realizado también en cobre.
El fondo del cuadro era de acero inoxidable, con enmarcación de caoba y en los extremos estaban dos placas de cobre que decían: “Los trabajadores de Venezuela a Su Santidad Juan Pablo II. Enero de 1985”. “Obra hecha por un trabajador de la Siderúrgica del Orinoco, C.A. SIDOR”.
Además los trabajadores siderúrgicos le regalaron un crucifijo fundido en hierro, fue elaborado en el Departamento de Fundería de Sidor. Estaba colocado en una base de madera de cedro y contenía dos placas de aluminio que decían: “Visita de Su Sanidad Juan Pablo II a CVG Siderúrgica del Orinoco C.A.” y “Crucifijo fabricado con hierro venezolano”.
El obsequio fue realizado por los trabajadores Leónidas Sifontes, Raúl Rivera, Gumersindo Infante, Héctor González y Raúl Herrera y Andrés Pinto.
“Parque de la paz”
Los guayaneses tenían pensado proponer a la Corporación Venezolana de Guayana que el terreno que se utilizó para la visita papal fuese usado para construir un sitio de recreación llamado Parque de la Paz:
“La enorme cruz de acero quedaría como recuerdo permanente para propios y extraños, de la visita de Juan Pablo II a Guayana; conformándose así poco a poco, nuestra propia historia y nuestra propia identidad”, expresó Ana Teresa Pacheco en unas líneas publicadas el 24 de enero.
*Vea la galería de fotos en Correo del Caroní
Normas a seguir durante la visita papal
El Ministerio de Información y Turismo circuló un notificado por los medios de comunicación desde el 24 de enero en el que se establecían las normas a seguir por el público asistentes a las misas que celebraría Juan Pablo II los días siguientes.
Las normas se dividieron en varias partes, en preventivas se resaltaba que si la persona padecía de alguna enfermedad grave lo mejor es que no asistiera al evento. Los participantes debían ir desayunados, con ropa ligera pero apropiada para la ocasión, se recomendaba que llevaran sillas plegables, no encender velas, dejar objetos de valor en el hogar, no ingerir licor, seguir las instrucciones de los centros de información, no llevar envases de vidrio.
En “Generales” se hacía hincapié que más de 6 mil personas estarían trabajando para orientar y ayudar a los asistentes, también se establecía que no se debía llevar alimentos en envases punzo penetrantes, los padres deberán velar por sus hijos, y que en casos de extravíos se debía acudir al módulo de seguridad más cercano, evitar llevar alimentos de fácil descomposición, permanecer en un solo sitio, no circular u obstruir el paso.
Guayana lista para recibir al Papa
Guayana fue el centro de reunión de todo el oriente de Venezuela y también de otros países, pues vinieron personas desde Boa Vista, Brasil, para ver al Papa. Ya la estructura, decoración y el operativo de seguridad estaba lista para el evento.
Como últimos detalles el día del evento, el 27 de enero, se realizó un simulacro de la visita papal, un vehículo militar aparentó ser el papamóvil, se pudo precisar que estaba todo listo en cuanto a los desvíos del tránsito que estaban programados con lo que se pudo comprobar que no habrá problemas que afecten la ruta del Papa.
La noche antes del evento personas acudieron al punto de concentración para ubicar sus lugares y luego retirarse.
Visita a Sidor
El papa almorzó en el comedor principal del Edificio Administrativo de Sidor con 118 obreros de las empresas básicas del estado Bolívar. Desde el balcón del séptimo piso del Edificio Administrativo el Papa les habló a los trabajadores.
El almuerzo tuvo un menú criollo: pollo deshuesado, plátano frito, arroz y queso guayanés, era la comida que también sirvieron a los 7 mil trabajadores que ese día acudieron a los comedores de la compañía.
Serenata Guayanesa amenizó el evento en Sidor, dándole muestra al Papa del acervo musical regional, entre las canciones que interpretaron figura Casta Paloma, un aguinaldo compuesto para el peregrino.
Américo Fernández, un cronista de Ciudad Bolívar, narra en su blog recorrido anecdótico por la historia de Ciudad Guayana, lo que el sidorista Virgilio Pérez Hernández vivió con el Papa ese día:
“Virgilio nunca se imaginó que el Papa fuera tan sencillo como ellos y trasmitiera esa confianza que lo llevó a colocarle en su cabeza el casco de subvenir que el presidente César Mendoza había puesto en sus manos: ‘Perdone, Su Santidad, pero le queda mejor así’. Entonces el sumo sacerdote le respondió sonriente: ‘Ahora si soy sidorista!”.
Mensaje de Juan Pablo II a los guayaneses
Debido a las características de Ciudad Guayana, una zona industrial por excelencia, la liturgia eucarística dictada por el sumo pontífice estuvo dedicada al “problema del trabajo”, empezó diciendo: “Saludo especialmente a todo el mundo del trabajo venido no solo de Venezuela sino también de otros países de América Latina, debido al desarrollo de la industria del hierro y el acero, del aluminio y de la hidroenergía, que ha hecho a esta ciudad uno de los núcleos más importantes de Venezuela».
El Papa hizo referencia que en Génesis el trabajo significa someter y dominar, a la tierra y su plan divino es “un dominio con poder y autoridad de Dios”. Además comentó que el hombre se ayuda de la técnica para lograr sus cometidos, pero que se ha puesto “la primacía de la materia sobre el espíritu”:
“Hoy somos testigos de las transformaciones causadas por las ciencias y las tecnologías, aplicadas por la inteligencia del hombre. Pero a la par que el instrumento técnico tiene valor positivo, también surgen ciertas dudas porque la técnica puede llegar a ser, y ha llegado a ser, alienante y manipuladora
Enfatizó que el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo y que el principio de dignificación laboral empieza por establecer las estructuras de los sistemas de producción industrial, político, económico y social: “Si no se quiere continuar en el espantoso desequilibrio del mínimo porcentaje que goza de los bienes, frente a un alto porcentaje que carece de ellos; sobre todo en países del tercer mundo”.
Especial: Correo del Caroní