A consolidar la ruta electoral, por Gregorio Salazar
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A una semana de su súbita intromisión en las primarias de la oposición, el Consejo Nacional Electoral ha encajado sobre la mesa lo que representa la primera prueba de fuego para los actores: la postergación del acto electoral, previsto para el 22 de octubre hasta el 29 de noviembre.
Debemos dar por descontado que la aparición del CNE, respondiendo una solicitud formulada hace más de tres meses y una vez instalado en su presidencia el contralor-inhabilitador de candidatos, no persigue la conveniencia democrática ni el interés institucional del país. Pero esa es la realidad enfrente y proviene de un órgano del cual también –no hay que olvidarlo– forman parte dos representantes de partidos no oficialistas.
De primera mano y como era de esperarse, la propuesta del CNE provocó el rechazo de algunos candidatos, incluida la aspirante que encabeza las encuestas y ahora principal motorizadora del voto, María Corina Machado. Ya adelantó que se opone de plano a modificar una fecha ya pactada y encuadrada en el cronograma elaborado por la Comisión Nacional de Primarias.
Razones asisten a quienes se oponen a cualquier cambio, pero no bastará con decir «eso ya estaba discutido, acordado y firmado», sobre todo si los candidatos inhabilitados no quedarán, por alguna decisión sobrevenida del CNE, fuera de las primarias, uno de los temores que surgió tras la intempestiva aparición del CNE en juego y ahora aparentemente disipado. Si a algún sector le convienen las primarias, aún inhabilitada, es al que comanda Machado, que viene aumentando su capital político de manera exponencial.
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Machado, en caso de cumplirse los pronósticos de las encuestas, surgiría de las primarias con una potencialidad política que la convertirían en la más importante decisora electoral, aún cuando le impidan participar en las presidenciales del 2024. Ese es un rol nada despreciable para su creciente protagonismo político, ahora y para el futuro.
De modo que más allá de la parte declarativa, todavía en coherencia con su discurso opuesto desde un principio a la injerencia del CNE en las primarias y el provecho que a ella le reportó, hay consideraciones políticas-electorales que pesarán a la hora en que tome una decisión en la reunión programada entre la CNP y los trece candidatos.
Mientras tanto, la Comisión Nacional de Primarias, encabezada por el decano Jesús María Casal, se ha manejado con el aplomo y la prudencia que la situación amerita. Los planteamientos de la CNP al CNE están referidos a aquellos aspectos en los que la actuación del órgano electoral resultaría complementaria a lo que de manera autogestionada ha concretado o viene afinando la Comisión y que es prácticamente todo.
Y eso tiene un principal basamento en que, a esta hora, la participación del CNE no puede verse desde la misma perspectiva con la que fue planteada su cooperación en la solicitud de hace tres meses y medio atrás, el 5 de junio de este año.
La CNP ha sido sumamente clara: para mejorar y fortalecer esta ruta ya definida, el CNE pueda dar el acceso a algunos centros oficiales, como instituciones educativas, para complementar con otros 300 o 400 centros, sin detrimentos de los 3.010 que ya se tienen. Tampoco debe moverse las fechas de las postulaciones, puesto que ya lo hicieron con todos los requisitos trece candidatos.
Pero si en alguna área está obligado a cooperar el CNE es en la crucial de facilitar el voto en el exterior, tanto ahora como para las presidenciales, una de las grandes incógnitas sobre las que ese órgano mantiene desde hace años total hermetismo.
Hay requerimiento accesorios pero no menos importantes en los que debe cooperar el CNE, como la expedición de salvoconductos para el traslado de los materiales y las gestiones del CNE ante el Ministerio de Información para la venida de reporteros internacionales y el de otras dependencias que faciliten la presencia de expertos de otros países invitados por la CNP.
La comisión sigue formando a los miembros de mesas. Contra toda anomia, hay en movimiento un voluntariado de más de 40 mil personas, aportados por organizaciones sociales y los partidos. El cronograma sigue avanzando sin interrupción.
El sólo hecho de que la sociedad civil venezolana haya puesto en marcha una jornada civil de estas dimensiones, hace de ella un hito de los que no olvida la historia. Esos que eslabonan la lucha por la libertad y la democracia.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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