A fallas en distribución de gasolina se suma el cierre de unas 300 bombas desde 2008
A la escasez de gasolina en Venezuela se suma la disminuida infraestructura de estaciones de servicio, impactada por el proceso de estatización en 2008, el rezago en el precio del combustible y la crisis económica
Más de una década ha pasado desde que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) tomó la propiedad de las estaciones de gasolina en todo el país y, la situación de este sector de servicios muestra una disminución en el número de establecimientos que deja con menores opciones a la población para surtirse del combustible.
Cuando se aprobó la Ley Orgánica del Mercado Interno de Combustibles en el año 2008, impulsada por el entonces presidente Hugo Chávez y el exministro de Petróleo Rafael Ramírez, se eliminó la participación del sector privado en las estaciones de servicio, que para aquella época sumaban 1.865 en todo el territorio nacional.
Muchos de estos establecimientos representaban ser negocios de familia administrados por décadas, por lo que fueron dejados en concesión ante la imposibilidad de Pdvsa de manejar toda esta infraestructura existente. Con la normativa legal, el Estado se reservaba «la actividad de intermediación para el suministro de combustibles líquidos por razones de conveniencia nacional, carácter estratégico, servicio público y de primera necesidad».
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Con el transcurso de los años, la disminución en el número de bombas fue evidente. Entre los factores que impactaron su estabilidad se cuenta el rezago en el precio del combustible, el cual estuvo congelado por años; la merma de unidades o gandolas que distribuyeran la gasolina -administradas también por el Estado a través de la Empresa Nacional del Transporte-; la inseguridad que acabó con el servicio 24 horas; y la crisis económica (recesión e hiperinflación).
Al contarse actualmente con una menor cantidad de bombas de gasolina, se evidencia que Pdvsa no pudo contrarrestar el impacto de estos factores en la infraestructura en el servicio de venta del combustible.
De acuerdo a cifras suministradas por representantes del sector, hoy en Venezuela hay 1.557 bombas de gasolina, lo que significa que en 12 años fueron eliminados unos 308 establecimientos.
No obstante, según la administración de Nicolás Maduro el país cuenta con un total de 1.568 estaciones de servicio, es decir, 1.368 bombas de gasolina subsidiada y 200 bombas internacionales con autorización para vender el combustible en dólares. Si se toma en cuenta esta cifra, desde el año 2008 se perdieron 297 comercios.
Pero en la primera semana de implementado el nuevo esquema de venta de la gasolina que conllevó un alza sin precedentes en el precio del combustible, se evidenció que tan solo operaron 820 estaciones, según lo informado por el diputado de la Asamblea Nacional, Alfonso Marquina.
«Entre tantas incidencias destacamos que de 1.368 bombas autorizadas para vender gasolina subsidiada solo operaron 820, de las cuales, 548 lo hicieron en forma irregular, ya que luego de llenar los tanques de los vehículos solo permitían la venta de 20 litros por carro. 70% de las estaciones de servicio no contó con sistemas de pago ni con el sistema biométrico, por lo tanto se pagaba en efectivo», indicó.
De acuerdo al reporte del Observatorio popular de la gasolina, una iniciativa del partido Primero Justicia con el cual prevé monitorear las actividades del sector, se atendieron entre 700 a 800 vehículos por cada estación de gasolina y en 75% de ellas el tiempo de espera era de más de 12 horas para la compra del combustible subsidiado y entre dos a cuatro horas en las internacionales.
El economista Igor Hernández considera que el tema de las bombas está atado al problema general de falta de combustible, que pasa no sólo por los problemas de refinación sino por las trabas con la importación de combustible.
«Al final no es posible lograr una mayor distribución si persisten los problemas que se tiene en otros segmentos de la cadena y, además ahora se tiene la carga de que Pdvsa y el gobierno determinan quiénes pueden distribuir los pocos litros de gasolina disponibles en el país», acota el también profesor adjunto del Instituto de Estudios Superiores de Admimistración (IESA).
Menor producción
La muy severa escasez de gasolina que ha sufrido la población en el interior del país desde hace varios años, llegó a Caracas desde 2018, aproximadamente.
Venezuela se convirtió en un importador de combustibles al no tener capacidad de abastecer al país con la producción emanada de sus refinerías, cuya infraestructura se venido a menos por la equivocada política petrolera del chavismo, la baja de las inversiones para su mantenimiento y la corrupción. Además, la capacidad de producción de las refinerías también se vio afectada por las sanciones petroleras de Estados Unidos.
Todo ello influyó en la oferta de gasolina en el mercado interno, la cual pasó de un máximo de 301.000 barriles diarios (bd) de gasolina en 2012 a 40.000 bd a comienzos de la cuarentena en el país en marzo pasado.
Durante 2008 (año en el cual se reformó el esquema de distribución y venta de combustibles) el consumo de gasolina para automóviles aumentó en 13.000 b/d (4,7%) con respecto al año anterior al escalar a 287.000 b/d. «Este incremento se debe, principalmente, a la incorporación de aproximadamente 260.000 nuevos vehículos al parque automotor del país, vendidos durante el período», indicó Pdvsa en su informe de gestión anual.
Con relación a las unidades pertenecientes a la Empresa Nacional de Transporte (ENT), la información oficial de Pdvsa señala que en 2014, año en el cual se tuvo un mayor de número con 3.398 chutos y cisternas, mientras que en 2016 bajó a 2.848 unidades.
«Del volumen de combustible transportado por la ENT durante el año 2016, se movilizaron a las estaciones de servicios aproximadamente 270.000 b/d (79%), al sector eléctrico 31.000 b/d (9%), a clientes industriales 26.000 b/d (8%), al consumo propio de Pdvsa 9.000 b/d (3%) y a puertos y aeropuertos 5.000 b/d (1%)», indicó la petrolera estatal en un informe.