A la atención de Enrique Mendoza, por Simón Boccanegra
No le voy a decir a Enrique Mendoza que le escribo «de pana», porque no lo somos, pero sí como viejo conocido, preocupado por los frecuentes anuncios que ha venido haciendo Enrique de que se va a lanzar por su cuenta en el circuito de Petare, es decir al margen del acuerdo unitario de la Mesa Democrática. Llama la atención que un político tan veterano como Enrique no se pasee por las implicaciones que tendría una decisión como esa. Es posible que Enrique saque bastantes votos, no sé cuántos, pero el candidato seleccionado, por acuerdo de todos sus integrantes, en la Mesa Democrática, Juan Carlos Caldera, también sacaría los suyos. Lo más probable, sin embargo, es que ninguno de los dos obtenga los suficientes como para ganarle al tercero en discordia, el candidato chavista, quien rolo a tolete no tendría nada que buscar allí pero con la división de la votación opositora se colaría por los palos. De esa división, y de esa derrota, la mayoría de la gente responsabilizaría a Enrique Mendoza. No a la Mesa. Cualquiera que sea la opinión que se tenga del candidato Juan Carlos Caldera, será Mendoza quien lucirá como divisionista, no Caldera, quien hablará y actuará a nombre del acuerdo unitario. Es Mendoza quien aparecerá rompiendo el acuerdo, no la Mesa Unitaria. Los platos rotos los pagará Enrique Mendoza. Nadie podría negar los meritos personales y políticos del ex gobernador mirandino. Eso no está en discusión. Lo que se discute es unidad o división. La de Caldera es una candidatura unitaria. Ese es su gran valor. La de Mendoza sería juzgada como una candidatura divisionista. La gente diría que si Mendoza no hubiese dividido la votación Caldera, es decir, la oposición, habría ganado. Mendoza se estaría lanzando contra los acuerdos unitarios, haciendo perder un diputado. ¿Vale la pena comprometer de esta manera un tan largo y meritorio historial de luchas populares como el de Enrique Mendoza?