Ramón Guillermo Aveledo, por Simón Boccanegra
La Mesa de Unidad Democrática ha cumplido un rol sumamente positivo en la actual vida política. Haber conjugado la acción unitaria de todos los partidos políticos (excepción hecha del PSUV, no hay ni que decirlo) no es un logro menor, todo lo contrario, es una hazaña, cuyo único antecedente es aquella Junta Patriótica que condujo la lucha popular que concluyó con la caída de Pérez Jiménez. Pero estaba integrada solo por cuatro partidos los que existían entonces, en tanto que ahora son más de veinte los que participan de la MUD. Forjar acuerdos entre cuatro es mucho más fácil que hacerlo entre casi tres decenas. En la construcción de la MUD y en su desempeño ha jugado un rol de primerísima importancia su coordinador, Ramón Guillermo Aveledo. Su talante abierto y cordial, unido a su talento y perspicacia y a una mano zurda que Dios se la guarde, le han permitido llevar ese barco hasta hoy. Sin embargo, aunque la sabiduría convencional sostiene que no hay nadie indispensable ni insustituible, lo cierto es que eso es verdadero y falso al mismo tiempo. En el caso que comentamos, la MUD debería encontrar pronto un digno sustituto para RGA, pero tal vez convenga explorar con él mismo la posibilidad de que posponga su renuncia al cargo por lo menos hasta que se supere el próximo reto electoral, el de la elección de diputados a la Asamblea Nacional, en principio pautada para octubre de 2015. Son muchos los cargos en disputa y muchos más son los candidatos para ellos, de modo que la mano experta de RGA podría ayudar mucho en esa coyuntura.