A los CEO les toca adaptarse rápido a la nueva realidad, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
No exagero cuando digo que nadie estaba preparado para la pandemia del covid-19 y que a su paso ha sacudido las estructuras de las compañías. Ciertamente, ha tenido un severo impacto en los países y sus economías. Sin embargo, quisiera destacar que también ofrece, aunque a simple vista no lo parezca, nuevas oportunidades para aprender a dirigir las empresas por caminos inéditos, desconocidos.
De hecho, a medida que el coronavirus le da la vuelta al mundo –recordemos que está próximo a cumplirse un año desde su aparición en Wuhan, China– son muchos los CEO (chief executive office) o directores ejecutivos que han surgido como líderes que innovan para enfrentar la pandemia.
Ellos están aprovechando su imaginación, junto con su experiencia, para generar respuestas audaces y poco convencionales, conscientes de que no pueden responder como lo harían en una emergencia de rutina. Además, no esperan permiso para actuar, actúan, porque saben que no hay tiempo que perder.
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Vale la pena recordar, por un hallazgo en particular, el estudio “CEO Genome Project”, realizado a lo largo de 10 años por la consultora de liderazgo ghSmart. Según este análisis, son cuatro las características comunes que identifican a los directores ejecutivos que han tenido éxito con sus proyectos: tomar decisiones con rapidez y convicción, pero consultando al entorno; hacer partícipes a los demás; anticiparse a los cambios para adaptarse a ellos antes de que ocurran y producir expectativas realistas, basadas en análisis sólidos, así como resultados claros.
En la literatura empresarial también se destacan como atributos de un CEO la honestidad, responsabilidad, empatía, igualdad, gratitud, respeto, humildad, colaboración y responsabilidad.
Sin duda, son características y valores cruciales para que los directores ejecutivos enfrenten lo retos que tienen por delante. Solo que en esta oportunidad la lista ha crecido y hay desafíos que son apremiantes como el teletrabajo, la automatización de la compañía, las nuevas necesidades del consumidor, el bienestar de los empleados, asegurar el suministro y garantizar una producción continua.
Así que esa noción de que el CEO, máximo ejecutivo de la empresa, debe ser carismático y extrovertido, tener el control del negocio y ser el artífice de los planes que se deben implementar se queda corta para lo que se espera de él en esta época, marcada por la incertidumbre.
Ahora más que nunca su compromiso tiene que ser constante, debe estar dispuesto a adaptarse rápido, pero también a pensar cómo hacer para que el resto del personal entre en ese proceso de reinventarse y que sea viable. Las compañías lo claman.
El mundo no será el mismo una vez que se supere el covid-19 y los CEO tendrán que ajustarse a esa nueva realidad, pues sobre ellos recaen grandes responsabilidades, como tomar las decisiones más importantes y dirigir las estrategias que llevarán a la empresa a conseguir sus objetivos. De su gestión dependerá el éxito o el fracaso de la compañía.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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