A mi admirado Richard Páez, por Simón Boccanegra
Richard Páez debe considerar seriamente poner su renuncia como Director Técnico de la selección nacional. Richard ha cumplido una labor notable, que todo el país le reconoce. Creó casi de la nada un equipo que ya no es el último en la tabla latinoamericana, un equipo que se mueve en la mitad del ranking continental. No es poco mérito, en un país beisbolero, con una débil tradición futbolística. La pasión que ahora despierta el balompié mucho le debe al empeño y a la calidad de Richard Páez.Ya se sabe que la derrota es huérfana, pero sería el colmo de la mezquindad y de la injusticia cargarle las culpas del pobre desempeño de la vinotinto a Richard Páez. No es por eso que pienso en la necesidad de su renuncia, sino porque ella le permitirá culminar su carrera como seleccionador nacional con un gesto de responsabilidad y desprendimiento. El ya cubrió la parte más difícil del camino.
Pero tal como ocurre en los países y equipos de gran tronío futbolero, los directores técnicos dimiten cuando sus equipos no cubren las expectativas. Como los primeros ministros en los regímenes parlamentarios. La vinotinto, con razón sin ella —es irrelevante— generó grandes ilusiones. No quedó a la altura de ellas. Su director, su inspirador, tiene que asumir la responsabilidad y ceder el testigo a otro. A este minicronista nadie le ha pedido este consejo. Pero me sale como simple admirador de Richard.