¿A quién beneficia?, por Simón Boccanegra
Yo no había querido comentar lo de María Corina porque no me gusta pelear con los amigos, pero como mi discreción ha molestado a algunos, voy a echar mi cuarto de espadas. Por allí alguien escribió que “María Corina los tiene locos”. Este minicronista cree que hay una parte del universo opositor, llamémoslo de derecha o conservador —por darle una definición meramente política, y no descalificadora—, que todavía no tiene la más mínima idea de la naturaleza del adversario. ¿De verdad creen que los tiene locos? Tengo para mí que tanto los que ven en María Corina una reencarnación de Juana de Arco (o, más simplemente, celebran el atrevimiento de su gesto), pero también el chavismo, están disfrutando el momento. Los primeros, porque quieren creer que ahora sí es verdad que Bush se arrechó y pronto estarán por aquí los marines,y los segundos, porque si alguna evidencia necesitaban del contubernio de “la oposición” (porque meten a todo el mundo en el mismo saco) con “el imperialismo”, allí está, en esa foto. Los chavistas no reviraron para hablarle al Country Club sino a La Charneca (aunque algunos lo hicieron con un lenguaje estúpido). No iban a pelar ese boche de aprovechar la gráfica para remachar entre los suyos (que por ahora son mayoría) la idea de que existe una “oligarquía antinacional”, conchupada con “el enemigo”. Es verdad que para el venezolano común “el imperialismo” es un concepto difuso y más bien abstracto, pero lo que sí tiene claro ese venezolano común es que a Bush no le gusta Chávez y que los amigos del enemigo de “mi comandante” son también “mis enemigos”. Por supuesto, hay quienes piensan que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Muchos de los que piensan eso son de los que fueron llevando a la oposición de fracaso en fracaso (del carmonazo a la plaza de Altamira y al paro), hasta sumirla en su actual estado de postración.