¡Abismo!, por Teodoro Petkoff
Chávez llegó a la cumbre del Grupo de Río repitiendo por enésima vez aquello de que “vamos de cumbre en cumbre y nuestros pueblos de abismo en abismo”. Si lo sabrá este inquieto cobero, que llegó a Perú desde un país que tiene la inflación más alta y el mayor nivel de desempleo entre los 34 países de América Latina y el Caribe y acaba de sufrir el trimestre pasado la peor caída económica de la historia latinoamericana, mientras en 2002 su desempeño económico también fue el peor del continente. Cuando Chávez habla de abismos sabe bien de lo que habla porque es su especialidad. Después de cuatro años de su ruinosa performance al frente del país, tuvo las bolas de decir en Buenos Aires que el discurso de Kirchner le sonaba al keynesianismo que él, Hugo Chávez, está aplicando aquí en Venezuela. Lord Keynes debe haberse cagado de la risa en su tumba.
Precisamente, el país que tiene las mejores condiciones para desarrollar una política keynesiana de utilización del gasto público como palanca para reanimar una economía desfalleciente, es el que despilfarra ingresos petroleros colosales mientras la economía viene en caída libre. Apartando las grandes obras que heredó del gobierno anterior (la represa de Caruachi, la línea 4 del Metro, el ferrocarril del Tuy, la remodelación del aeropuerto de Maiquetía, el segundo puente sobre el Orinoco), que al menos tuvo la sensatez de continuarlas, el gobierno de Chávez no puede exhibir absolutamente nada que se parezca a una política keynesiana de grandes obras públicas.
Para apreciar los estragos que está causando la política económica de la “revolución” y su políticapolítica de carrito chocón, TalCual se fue a Las Casitas, en la parte alta de La Vega. Entramos exactamente en cien ranchitos.
Hoy publicamos (páginas centrales) el reportaje de nuestros compañeros Delia Meneses, Pedro Pablo Peñaloza y Ramón Sahmkow de su viaje al corazón de las tinieblas de la miseria. Las cien familias visitadas reúnen 536 personas: 62% de este total está formado por adultos y 52% de ellos está desempleado. En 27 de estos cien hogares el ingreso familiar es inferior al salario mínimo (190 mil bolívares mensuales) y en 57 va de éste a los 500 mil bolívares. 14 tienen ingresos entre 500 mil y un millón y apenas 2 perciben más de un millón al mes. Desde luego, la nota dominante en el barrio es la nostalgia por un pasado un poco menos malo. Un pasado donde todavía se podía ir a la playa o al cine de vez en cuando, cuando se podía comer carne y comprar un poco más en el mercado, cuando el hampa era menos dominante.
Todo eso se lo llevó el viento de la “revolución bonita”.
Vamos de abismo en abismo, en un tren infernal al mando de Hugo Chávez.