Abrirle espacio a la cuarta «E», por David Somoza Mosquera
Eficacia, eficiencia y efectividad –conocidas como las 3E– son palabras que se utilizan con frecuencia en los negocios. La razón es que estos términos son factores clave para lograr que una empresa sea más productiva, competitiva y rentable.
Al ponerlos en práctica dentro de una compañía se busca garantizar una gestión adecuada y así alcanzar los objetivos trazados. Sin embargo, hay quienes suelen creer que las tres palabras son prácticamente el mismo concepto, cuando no lo es.
Efectivamente las 3E de los negocios se parecen, pero no son los mismo. Entenderlas, saber en qué se diferencian y tener visibilidad y control sobre ellas es crítico dentro de la gestión de una empresa. De manera que es importante tener claro a qué se refiere cada término.
-Eficacia: en el ámbito empresarial, está relacionada con el cumplimento de objetivos. Significa conseguir las metas establecidas (qué se hace). La empresa y el personal son eficaces cuando son capaces de hacer lo que sea necesario para lograr los objetivos trazados.
-Eficiencia: se refiere a lograr una productividad favorable para el negocio. Es decir, obtener los máximos resultados con la mínima cantidad de recursos, conseguirlos de la mejor manera posible (cómo se hace).
Para medir la eficiencia, se toman en cuenta varios elementos, pero destacan cuatro en particular: tiempo, esfuerzos dedicados, capital y calidad del producto obtenido. Al final, una empresa eficiente es aquella que «obtiene más por menos», lo que tiene un impacto directo en la rentabilidad del negocio.
-Efectividad: normalmente tiene que ver con la calidad del resultado final, de alcanzar las metas con recursos mínimos. De manera que la empresa y su talento humano serán más efectivos si son capaces de conseguir los objetivos marcados (eficacia) de la mejor manera posible (eficiencia). Se trata de la mezcla perfecta de las otra dos “E”, que se resume en la siguiente ecuación: Eficacia + Eficiencia = Efectividad.
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Como se puede ver, son términos diferentes, pero todos están relacionados. Y lo más importante a tomar en cuenta por las compañías es que la eficacia, la eficiencia y la efectividad tienen que ver con la forma en la que trabaja una persona o un equipo. De allí depende el éxito en la aplicación de las “3E”.
Así que hay que evitar, por ejemplo, las distracciones, las reuniones improductivas, la falta de motivación, ya que pueden mermar considerablemente la efectividad de la empresa. Por lo tanto, las compañías y sus equipos deben evitar la pérdida de tiempo, aprender a priorizar, saber delegar e incentivar la motivación.
Esto no solo los hará más eficaces, más eficientes y, por ende, más efectivos, sino que también les permitirá abrir espacio lo que ahora se conoce como «la cuarta E»: la expansión, que es la capacidad de la empresa de crecer y abarcar nuevos mercados. El sueño de cualquier negocio.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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