Abstención… ¿hasta cuándo?, por Griselda Reyes
Twitter: @griseldareyesq
En el contacto permanente que tengo a diario con vecinos de Baruta, nos dicen que sí quieren participar, a diferencia de la abstención, decisión que pretenden vendernos como una verdad absoluta.
Aquello de «no vale la pena», promovido por un ala de la oposición que se ha encargado de sabotear la ruta electoral, dejando estragos muy graves, cada vez es más lejano.
Se trató de un error que denunciamos una y otra vez, por lo peligroso que resulta desarticular las fuerzas democráticas. Hemos sido y somos mayoría, y no hemos sabido ni sabemos utilizarla.
Todas las encuestas revelan que el enorme descontento contra quienes han arruinado a este maravilloso país se mantiene intacto. Pero también que el electorado se ha alejado de la denominada «oposición tradicional».
Estos mismos, que en 2018 y 2020 se empecinaron en no participar, hoy aparecen en la palestra mediática hablando de que hay que apurar el paso para inscribir candidatos. Y, además, metiéndole la zancada a quienes desde entonces se han mantenido firmes en transitar la vía de la participación ciudadana y electoral.
«Cosas veredes, Sancho…». Al final terminaron dándonos la razón, pero su soberbia e ínfulas de autosuficiencia les sigue impidiendo reconocer la tragedia que significó hacer la cruzada en contra del voto. Nosotros seguimos, claros y firmes, en la misma ruta: la electoral.
El tiempo validó nuestros argumentos y desnudó a quienes esperaban invasiones de marines o golpes de Estado… Aquello que funcionarios internacionales llamaron «realismo mágico». Qué odioso es tener que decirles «se los dije».
No niego las arbitrariedades impuestas desde el poder para dejarnos fuera de juego, pero no por ello dejo de trabajar un solo día para mantener a la gente activa.
Las leyes aprobadas en estos ochos meses de gestión de la Asamblea Nacional y, peor aún, los desmanes que se hicieron desde la írrita Asamblea Nacional Constituyente, son consecuencia de estos radicales que juraban que con «criminales no se negocia», pero se sentaban en privado y de espalda al país a coordinar sus propios juegos de ajedrez.
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Este desleal proceder ha arrastrado a todos los que hacemos política a ganar el enorme rechazo del electorado, porque el país hoy no cree en la clase política. Y es nuestra misión rescatarla en la calle y de la mano de la gente. Por algo, los venezolanos, en ambos extremos, prefieren a quienes nos identificamos como independientes y figuras no mancilladas.
Basta de deshojar margaritas pensando en intereses personales o en odios viscerales entre quienes judicializaron sus toldas; y no en el bien colectivo de nuestro país.
A quienes no creen en el voto, los invito a hacerse a un lado sin estimular la antipolítica. Ya hemos pagado, y con creces, lo que esto significó cuando le hicieron la cama a Hugo Chávez y a su revolución.
Son tiempos, y esto lo digo con profundo respeto y humildad, de dar paso a auténticos liderazgos regionales y locales que anhelan los ciudadanos. En esta lucha siempre nos encontrarán de frente, dándole la cara a los venezolanos y diciéndole al país y al mundo que solo unidos venceremos.
Aprovecho estas líneas para subrayar –consciente de que todo pasa por la política– que es momento de defender cada espacio de poder, para que unidos empecemos a reconstruir a Venezuela desde abajo.
Venezuela merece más, es lo que la calle nos clama. No podemos seguir apostando a proyectos quiméricos de salidas en seis meses de Maduro de Miraflores. Hay que ganar, estamos obligados a ganar el venidero 21 de noviembre. El trabajo con mística, disciplina y organización nos permitirá consolidarnos en gobernaciones y alcaldías para poner la meta clara en Miraflores para 2024, y a través de la vía pacífica, democrática y electoral.
Luchemos por las condiciones, reavivemos a nuestros seguidores, aceitemos desde ya a quienes defenderán los votos en cada mesa. Sin alcaldías ni gobernaciones será imposible pensar en la presidencia. Son tiempos históricos que reclaman la más profunda responsabilidad ciudadana.
Vamos a cumplir nuestro trabajo y pongamos nuestro grano de arena para que, con los pies sobre la tierra, podamos soñar con un futuro de libertad.
Grisela Reyes es empresaria. Miembro verificado de Mujeres Líderes de las Américas.
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