Adán no encuentra el «pensamiento» político de Hugo Chávez y se va para La Habana
A Adán Chávez lo acaban de nombrar embajador del gobierno de Maduro en Cuba. Sustituye al difunto Alí Rodríguez, quien fue embajador de Cuba en Venezuela, antes de serlo de Venezuela en Cuba. Adán es otro consumado cubanofilo, de los muchos que abundan entre lo que queda del chavismo. De los que creen que Fidel se las comió todas. De los que están convencidos de que Cuba es un paraíso. Un stalinista tropical.
Que lo hayan nombrado para este cargo nos preocupa. No porque no pueda ser un digno representante de Maduro en La Habana, sino porque puede descuidar una de las tareas más importantes que le había asignado la «revolución»: ser el presidente del Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Hugo Chávez. ¿No creen ustedes que esa es una tarea muy importante?
Tal vez lo que ocurrió fue que Adán se dio cuenta, puede haber ocurrido, que su hermano lo que se dice pensamiento político propio no tenía ninguno. Es posible que el mayor de los Chávez haya llegado a la conclusión que su hermano lo que hacía era repetir los pocos libros y los muchos prólogos que se leyó, pero a eso de generar pensamiento no llegó, ni de lejos.
Llegar a tal conclusión no tiene otro destino que «asilarse» en La Habana