Agrónomos celebran incremento de producción, pero exigen al Gobierno mayor planificación
La reactivación de créditos, el uso de tecnologías satelitales y el reordenamiento productivo por regiones son algunos de los pilares propuestos por los ingenieros agrónomos para elevar la producción venezolana
La producción agrícola ha experimentado un repunte en los últimos dos años, después de tocar fondo a mediados de 2019, razón por la cual los productores se preparan para tomar las riendas de una industria que encara un crecimiento.
Una mayor libertad de mercado fue el incentivo necesario para que los productores empezaran a utilizar sus ahorros para invertir en sus unidades de producción, pero la falta de planificación a nivel estatal perjudica el crecimiento y la sostenibilidad de la industria agrícola.
Esta es la advertencia que se hace desde la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (Sviaa), cuyo presidente, Saúl López, sostiene que hace falta más información sobre los procesos agrícolas que se llevan a cabo en el país, pues desarrollar políticas y soluciones para atajar los problemas no es posible sin data confiable.
En este sentido, la escasa transparencia del gobierno chavista impide obtener datos sobre la producción, la importación de productos y las tendencias de consumo, por lo que muchas decisiones acaban por repercutir contra el productor agrícola.
El ejemplo más claro se refleja en la importación de productos agrícolas, principalmente hortalizas, desde Colombia mediante alianzas alcanzadas con el mecanismo de la Ley Antibloqueo.
Aunque las importaciones no son una mala iniciativa, se efectúan en momentos que coinciden con la temporada de cosecha para los productores locales, por lo que los productos importados y los nacionales compiten y los precios bajan, afectando los ingresos del productor agrícola.
López advierte que es necesario elaborar estudios de mercado para tener una mayor base de datos sobre qué se produce y cuáles son los picos de consumo, para entender las necesidades del mercado e importar en momentos más oportunos.
«Importar en un momento en el que esté en plena cosecha de un insumo es un error. Si el Estado importa maíz justo en octubre, cuando se está cosechando, va a tumbar el precio; pero si importa en enero, cuando no hay stock en Venezuela, es necesario. Si no hay datos, si no se conocen las épocas de mayor pico de oferta, va a afectar a los productores», razonó el ingeniero.
Esta situación ha afectado principalmente a rubros como el tomate, la papa y la cebolla en mayor o menor medida. «No es que no apoyemos la economía abierta, el problema está en la planificación», insiste.
Pese a estas dificultades, los productores privados lograron incrementar la producción. Actualmente, este sector se encarga de satisfacer entre un 25% y un 28% del consumo nacional, y se proyecta que en 2021 se supere el 30%, un avance desde el 18% que se registraba en 2019.
Rubros estratégicos como el maíz y el arroz han sido esenciales, cuyas producciones aumentaron de 500.000 a 510.000 toneladas y de 130.000 a 140.000 toneladas, respectivamente.
Sin embargo, hace falta más trabajo para sacar provecho de las capacidades de la debilitada industria agrícola venezolana. Una vía más que reclamada por los productores pasa por la reactivación de los créditos bancarios, que pueden ayudar a incrementar la inversión para mejorar procesos industriales.
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Un encaje legal fijado en 85% y una escasez de fondos compromete a la banca, que se ve limitada a la hora de ofrecer créditos. Sin embargo, reuniones entre agrónomos y bancos privados asoman la posibilidad de incrementar los fondos otorgados al sector.
López explicó que la gran limitante que afronta la banca es que no posee la estructura para supervisar el estado de la industria. «Antes tenía sistemas de carteras agropecuarias con técnicos que enviaban al interior del país, con viáticos, a inspeccionar fincas, eso no es posible ahora», subrayó.
Ante estas limitaciones, la propuesta que surge del campo es que se utilicen tecnologías satelitales para comprobar los niveles de producción y asignar recursos en función de las hectáreas sembradas por los productores.
«Los recursos son escasos y hay herramientas que permitirán verificar si los productores han sembrado o no. Eso planteamos y en términos generales, a muchos bancos les gustó la iniciativa», relató López, que tiene la expectativa de que los créditos bancarios suban de 100 millones de dólares a 500 millones de dólares.
Agrónomos proponen
En vista de todos estos problemas, la Sviaa propone cuatro puntos que podrían ayudar a mejorar la planificación, lo que conduciría a la optimización de los procesos y una mejor toma de decisiones.
En primer lugar, proponen un plan de ordenamiento territorial por regiones y localidades, con la finalidad de detectar las potencialidades de municipios específicos en función, no solo de sus características geográficas, sino incluso del desarrollo económico local.
Por otra parte, destaca la necesidad de instaurar un programa de desarrollo ambiental sostenible y agricultura climáticamente inteligente, bajo la premisa de que es necesario mejorar el estudio de las condiciones climáticas del país.
Para este punto será esencial la instalación de instalaciones meteorológicas remotas que reporten a la Organización Mundial Meteorológica y que puedan incluso proporcionar datos a los productores.
López asoma que el sector privado podría encargarse de la inversión en estas instalaciones, pero que necesitaría el apoyo de las instituciones del Gobierno para procesar y organizar los datos que se recojan en todo el país.
Los otros dos puntos se enfocan en la seguridad alimentaria y el desarrollo lugar, así como en la promoción de cadenas agroalimentarias de exportación enfocado en reducir la pérdida y desperdicios de alimentos, fomentando en su lugar las cadenas de valor de subproductos.
«Hay que promover con experiencias positivas, no solo quedarse en producir maíz sino en buscar un valor agregado. Arroz y maíz tienen más de 100 subproductos que se pueden procesar y exportar. En Venezuela se desperdician más de 60.000 toneladas mensuales de alimento. Podemos mejorar eso», puntualizó.