Aguante el bembo, por Simón Boccanegra
No es lo mismo una cadena presidencial por todas las emisoras de radio y plantas de televisión del país, profusamente reseñada al día siguiente por toda la prensa escrita del país y seguramente comentada en todos los noticieros radiales y televisivos, que un programa de Orlando Urdaneta, a las diez de la noche, por una sola televisora y que muere ahí mismo porque nadie lo rebota después. No es lo mismo un «Aló Presidente» de seis o siete horas, transmitido por el Canal 8 y la Radio Nacional, así como por muchas emisoras radiales de noticias y por las que hoy son propiedad del gobierno (entre ellas la muy popular YVKE Mundial), reseñado también, al día siguiente, por toda la prensa escrita, que un programa de la señora Colomina o de Napoleón Bravo, que no pasa de sus respectivos horarios. Lo digo porque cuando se evoca el tema del editorial de hoy ante gente del mundo oficial, la respuesta suele ser la de contraponer a la lengua de hacha de Chávez las no menos amoladas de algunos de sus opositores. No es que algunos de estos no tengan también que aguantar su bembo, como diría Héctor Lavoe, pero no sería malo que el Presidente dé el ejemplo.