Ahí viene Garzón, por Teodoro Petkoff
El implacable juez Baltasar Garzón tiene en su agenda, de rebote, el financiamiento de la campaña electoral de Hugo Chávez. No es cualquier cosa, porque este hombre fue quien logró mantener más de un año a Augusto Pinochet «prisionero» en Inglaterra, sin poder regresar a su país y con la amenaza de ser extraditado a España.
No estamos hablando entonces de una investigación adelantada por cualquiera de los inefables miembros del Poder Ciudadano local.
Y aunque es de rebote -el juez español investiga los fondos secretos depositados por el BBVA en paraísos fiscales, de donde habrían fluido los recursos para fines electorales- ya ha producido algunos movimientos en la escena venezolana: hoy se instala una comisión especial en la Asamblea Nacional para investigar la donación, el Presidente mandó a revisar los libros de la campaña (ir al CNE) y Luis Miquilena -el ex director de las finanzas electorales del MVR- en una breve aparición pública negó que hubiera algo «perverso» en este asunto y prefirió esperar «otra oportunidad» para explayarse. Es decir, hay movimientos pero nadie admite haber recibido ese generoso donativo de 1,5 millones de dólares.
Sin embargo, como la investigación no está sujeta a los ritmos complacientes de la justicia criolla, ya se sabe por las actuaciones de Garzón que el ex copresidente del banco español, Emilio Ybarra, autorizó los pagos a la campaña electoral de Hugo Chávez, según se desprende del careo que el juez ordenó entre Ybarra y el actual presidente del BBVA, Francisco González: los reales salieron para los fines previstos.
La recomendación presidencial de revisar los libros originó también una avalancha de peticiones en el Consejo Nacional Electoral, formuladas a través de distintos medios de comunicación. Pero, como era de esperarse, es poco lo que aclara la revisión de los recaudos consignados por los partidos. El MVR, por ejemplo, declaró gastos por apenas 733 millones de bolívares en la campaña electoral para la elección de la Asamblea Nacional Constituyente y la mayor parte (519 millones) fue aportada por el propio organismo electoral, porque aún estaba vigente el financiamiento electoral por parte del Estado. Por supuesto, ni un solo medio de esos reales procede, según las cuentas, del BBVA.
Hay muchas preguntas por responder. Hay, seguramente, demasiadas verdades que permanecen ocultas. Baltasar Garzón, el implacable, mueve cielo y tierra cuando se lo propone; si no que lo diga el señor Pinochet. Aquí, por mucho menos, unos cuantos tendrán que poner sus barbas en remojo. Ahí viene Garzón