Al menos 7.000 venezolanos cruzaron el Darién entre enero y abril de 2022
Los venezolanos que estaban en tránsito por la selva del Darién dijeron a HRW que «como México y países de Centroamérica ahora les exigen visa, no encuentran otra opción para buscar refugio en EEUU»
Entre enero y abril de 2022 unos 7.000 migrantes venezolanos cruzaron la selva del Darién, ubicada entre Colombia y Panamá, con la idea de llegar a Estados Unidos; informó Human Rights Watch (HRW) por medio de la cuenta de Twitter de Juan Pappier, uno de sus investigadores que visitó la zona recientemente.
La cifra de venezolanos que toma esta peligrosa ruta ha aumentado drásticamente. En los primeros cuatro meses del año pasado solo 15 venezolanos tomaron ese trayecto. Entre enero y febrero de 2022, el Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá informó que los venezolanos eran los ciudadanos que más transitaban por la zona, para un total de 2.497 y la cifra sigue en aumento.
Los venezolanos que estaban en tránsito dijeron a HRW que «como México y países de Centroamérica ahora les exigen visa, no encuentran otra opción para buscar refugio en EEUU», escribió Pappier.
El año pasado la mayoría de los migrantes que cruzaron esta ruta, buscando llegar a Estados Unidos, eran haitianos, seguidos de cubanos y en menor medida venezolanos. Sin embargo, a principios de 2022, personas de América del Sur fueron las que más lideraron el paso por la selva del Darién (3.275), seguidos de africanos (2.376) y antillanos (1.812); ahora los venezolanos llevan la delantera cruzando la Selva del Darién.
El Comisionado de la Secretaria General de la Organización de los Estados Americanos para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, David Smolansky, aseguró este 25 de mayo que el total de migrantes venezolanos ya alcanza los 6,2 millones de personas, siendo la crisis migratoria más grande del continente.
Las autoridades panameñas estiman que este año la cifra de migrantes cruzando por esta ruta será aún mayor, pues desde enero la cifra de migrantes ha sido mayor que la del 2021. El año pasado más de 130 mil migrantes, incluyendo 29 mil niños, cruzaron el Darién.
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Desafiar abusos y hasta la muerte
El equipo de Human Rights Watch visitó el municipio Necoclí, en Colombia; Metetí y Canaán Membrillo y David, en Panamá, donde entrevistaron a decenas de migrantes, autoridades y documentaron «graves abusos». Juan Pappier afirmó que «la protección y el acceso a la justicia son muy escasos en la zona».
Los migrantes que están más expuestos a ser víctimas de las bandas criminales que operan en la zona son aquellos que no tienen como costear los gastos de las lanchas y deben hacer todo el recorrido a pie. El costo por pasajero de la lancha desde Capurganá (Colombia) a Carreto (Panamá), camino más corto y seguro, es de hasta 300 dólares por persona, según pudo corroborar esta organización.
HRW conversó con mujeres que sufren violencia sexual, incluyendo tocamientos y violaciones, y solo en este año, Médicos Sin Fronteras ha atendido a 89 víctimas de violencia sexual. Por su parte, la coordinadora del Proyecto de Movilidad humana para Centroamérica, México y EEUU del Cejil, Gabriela Oviedo, reveló «que hasta noviembre de 2021 hubo más de 300 casos de violencia sexual reportadas y las cifras de investigación no han sido observadas».
El Centro por la Justicia y el Derecho internacional (Cejil) alertó en marzo de este año sobre el incremento de la violencia sexual, en particular de violaciones grupales, contra las mujeres migrantes que cruzan la selva del Darién. «Cada vez son más mujeres, y con menores» las que atraviesan el Darién, «y la principal consecuencia es el incremento de la violencia sexual que sufre durante el tránsito», aseguró a EFE la directora del Cejil para Centroamérica y México, Claudia Paz y Paz.
«La mayoría de los asaltos armados y abusos sexuales parecen ocurrir en una zona costera conocida como Armila y después de cruzar una loma, que los migrantes identifican como ‘loma de la muerte'», afirma el representante de HRW.
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Muchos de los migrantes que se adentran en la inhóspita selva del Darién buscando mejores condiciones de vida fallecen en el camino. Unos toman lanchas con condiciones mínimas para navegar mar abierto, pero otros, ante la escasez de dinero, se arriesgan a ir en botes menos seguros. Después les sigue tomar motos o hasta carretas a caballos, como comprobó El Colombiano tras una visita por el Darién.
Caminar entre pantano, ríos, subir cuestas y exponerse a los precipicios son las partes más difíciles del Darién. De hecho, los «guías», mejor conocidos como coyotes, advierten que esta es la zona más peligrosa pues los migrantes que caen por el despeñadero quedan ahí porque es muy difícil rescatar los cuerpos.
Tras unos diez días de caminata por el Darién, los migrantes llegan aterrados y con hambre, pero aún les queda tomar una lancha por tres horas más para llegar a la frontera de Panamá, donde las autoridades les toman sus datos.
Al llegar a Canaán Membrillo el Ministerio Público ubicó a un fiscal para recibir denuncias de los migrantes sobre crímenes sufridos en el recorrido; «pero hay obstáculos claros para denunciar muchos delitos y casi ninguna investigación ha tenido avances serios», condena el investigador de HRW Juan Pappier.
De la misma manera, Pappier dice que en San Vicente (Panamá) la atención a los migrantes es limitada, pese a que la Defensoría del Pueblo, agencias humanitarias como Unicef, Cruz Roja y otras ONG cumplen un rol importante, pero «no dan a basto». Condena que en la zona no hay médicos del Estado ni fiscales.
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