ALBA, por Jesús Elorza
Twitter: @jesuselorza
Desde el 21 y hasta el 29 del mes de abril se disputarán en Venezuela los V Juegos de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. El evento contará con la participación de 3.500 competidores de 11 países: Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía, y una representación de Rusia.
Los Juegos del ALBA nacieron en el 2005 y tuvieron como garantes principales a Fidel y Hugo Chávez, cuando suscribieron la Declaración Final de la Primera Reunión Cuba-Venezuela para la aplicación del ALBA.
Bajo el manto del espíritu deportivo ambos mandatarios pretendían ocultar a sus regímenes autocráticos y militaristas. Con las competencias deportivas y la participación de los países de América y Europa solo buscaban decirle al mundo el espíritu de igualdad y respeto a los derechos humanos que imperaban en sus países y que solo era propaganda del imperio el carácter represivo de sus regímenes.
Además, sostenían que estos juegos, a diferencia de los juegos olímpicos imperialistas, no estaban enmarcados en la explotación comercial y mercantilista de los deportistas. Por el contrario, los juegos del ALBA serian la esencia pura del socialismo revolucionario del siglo XXI y servirían de elemento propagandístico para enseñarle al mundo las bondades de sus gobiernos.
Sin embargo, a diez y nueve años de su fundación estos juegos solo han servido para demostrar la «viveza» del régimen cubano al trasladar la totalidad de los costos de organización, infraestructura, transporte, alojamiento y alimentación al gobierno venezolano, el cual, en una actitud servil e indigna, entrega el dinero de los venezolanos al financiamiento de la dictadura de los hermanos Castro y a la comparsa de los otros países participantes. Con sobrada razón, muchos en nuestro país le pusieron el nombre de “Club de los Tiramealgo” a este grupo de presidentes y dictadores que disfrutan gratuitamente de los recursos aportados por el régimen bolivariano.
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Es evidente que, para sostener esta farsa deportiva, se requiere que los resultados de las competencias mantengan la «lucha por los primeros lugares» para la alianza Vene-Cuba. En consecuencia, sus delegaciones siempre serán las más numerosas.
El internacionalismo del evento viene garantizado por la incorporación como comparsa, de atletas rusos, alemanes, españoles y chinos seleccionados sin ningún criterio técnico, dando la impresión que la escogencia se hizo entre los turistas que visitan la isla. Al final, los resultados son los esperados Cuba y Venezuela en los primeros lugares con más de 300 medallas de diferencia con respecto a los otros países.
Con todo esto pretenden decirle o justificar ante el mundo los avances revolucionarios que han tenido en materia deportiva. En discursos panfletarios señalan que somos mejores que Rusia o España y ahora van por el imperio en los juegos panamericanos y olímpicos… ¡pura paja! La realidad siempre los deja al desnudo: juegos políticos organizados y financiados por Venezuela y el deporte en el país sufriendo la desasistencia del régimen expresada en instalaciones abandonadas, suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales, corrupción, inexistencia de programas sociales para los atletas, salarios de hambre para los trabajadores del IND (obreros, empleados y entrenadores), la apropiación indebida por parte del patrón de los aportes de los trabajadores a sus cajas de ahorros, eliminación de los seguros HCM lo que equivale a una condena a muerte de los trabajadores y el desconocimiento sostenido a los contratos colectivos. Como dice el refrán popular “Oscuridad en la casa y claridad en la calle”
Jesús Elorza es Licenciado en Educación, profesor en la UPEL