Alfonzo y su papá, antropología de la pobreza, por Saúl Jiménez Beiza
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Hace varios días en la visita a un comedor, conocí a un niño de nombre Alfonzo, lo saludé y fue muy efusivo en su saludo cariñoso, me abrazó y empezamos a hablar, en la medida que se desarrollaba la conversación fui notando que Alfonzo tiene una situación que requiere atención especial y que además tiene carencia de afecto, esa situación me llevó a preguntar a Maritza quien es el alma del comedor sobre esa situación, efectivamente me manifestó que el niño está nuevo en el comedor, que vive en una de las invasiones con mayor carencia de servicios, además que él vive con su padre y que hace unos días a tras llegaron al comedor pidiendo comida, eso motivó que ellas le hicieran la visita domiciliaria y efectivamente lo que consiguieron fue un cuadro muy grave.
Por ese motivo lo incorporaron al comedor con su comida fija y ya tiene 4 semanas que viene participando, indudablemente que ellas tienen especial atención por su situación particular y para que pueda ser integrado al grupo más antiguo y no se diera ningún tipo de exclusión o rechazo.
Luego de esa conversación me fui a la calle donde estaba el papá esperando mientras Alfonzo come para regresar a casa, fue una conversación bien interesante donde el señor Pedro me manifestó que Alfonzo es su hijo con una señora que los abandonó hace varios años, le pregunté a qué se debe el abandono de la señora y que si han tratado de convencerla de que vuelva a casa para que el niño pueda contar con su atención y cariño.
El señor Pedro me manifestó con lágrimas en sus ojos que eso es imposible, al principio él hizo todo el esfuerzo para que la señora regresara pero que desde hace 2 años dejó de intentarlo debido a que se ha vuelto agresiva, y que está en condición de calle en el pueblo y se la pasa con un pequeño grupo de «vikingos» y ya prácticamente es una persona alcohólica, ya no oye razones ni desea tener trato con su hijo.
Alfonzo requiere algunos exámenes médicos para determinar su condición de salud, han ido al módulo del Seguro Social que les queda cerca y la respuesta es que ellos no tienen como realizar esos exámenes y tampoco cuenta con un neurólogo que lo evalúe, es decir que el niño no tiene vías para ser atendido en sus necesidades de salud, alimentación y atención familiar y por mucho que haga el señor Pedro limpiando jardines, pintando casas o haciendo remiendos no logra conseguir esos recursos y la salud de Alfonzo se sigue deteriorando y él como persona se va quedando atrás con relación a los demás niños de la escuela donde asiste.
Es triste conseguirse con esos cuadros en diversas partes y circunstancias, que sean las organizaciones de la Sociedad Civil o ONG las que a través de sus campañas de recolección de alimentos en las iglesias con un kilo de amor, con algunas pequeñas ayudas que dan algunas personas amigas, algunas organizaciones que reciben donaciones y lo comparten con otras organizaciones, algunas pequeñas empresas que entregan ayudas, igual un gran equipo de mujeres voluntarias que atienden los comedores en todos los aspectos desde la limpieza hasta servir la comida para atender a sus semejantes con total desprendimiento y amor.
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Cuando se presentan casos como los de Alfonzo u otros con diversas patologías se agrava la situación, a Dios gracia se ha venido logrando sensibilizar a algunos profesionales que se han puesto a la orden para donar parte de su tiempo y atender en los comedores diversas patologías, por esa vía es como se cuenta con @sauljimenezbei1Psicólogas, Psicoterapeutas, Médicos, profesoras de música, maestras para tareas dirigidas y lograr nivelar a los niños que se van quedando atrás. Allí están con su aptitud voluntaria Maritza, Virginia, Alecia, Maury, Berta, Johana, Francis, Luisa, Alejandra, Aura, Rebeca, Antonio, Mauricio, Ángel, Sol, cada uno aportando en sus áreas, muy a la calladita, trabajando para el bien común y la solidaridad
Podemos señalar que en Venezuela viviendo una crisis humanitaria compleja y que no aparece como prioridad para los organismos multilaterales, aun así las diversas organizaciones continuamos apuntalando en los sectores más vulnerables de nuestro estado para ir paleando la situación al lado de ese gran número de personas generosas, lo que ha permitido que la situación que se está viviendo en estos sectores no se agrave más y se pueda ir recuperando a muchos de estos niños atendidos, nuestro compromiso sigue intacto y cada día es mayor para el bienestar de los más necesitados.
Saúl Jiménez es presidente de la asociación civil Casa del Nuevo Pueblo-Carabobo/CESAP.
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