Alfredo Maneiro, por Simón Boccanegra
Hoy se cumplen veinte años de la muerte de Alfredo Maneiro. Este minicronista, que fue su amigo aunque hayamos terminado en la más abierta discrepancia, no quiere dejar que su recuerdo pase por debajo de la mesa. Anoche, en el programa de Eladio Lares, una muchacha no supo contestar la pregunta de quién es el actual canciller de Venezuela, por eso debo decir, para que el lector se ubique que Alfredo fue el fundador de la Causa R. Hasta este nombre retrata su peculiar y nada convencional temperamento. No quería decir nada. Alfredo bautizó grupos y periódicos con nombres tan extravagantes como Prag o Bafle, que no significaban nada pero que llamaban la atención y, al mismo tiempo, constituían su irónica y sutil manera de diferenciarse de la muchas veces pomposa vanidad que acompaña las denominaciones partidistas. Supongo que todos los que fuimos compañeros y amigos de Alfredo, podemos coincidir en que pocas inteligencias más brillantes que la suya nos ha sido dado conocer. Aquella cabeza era un inagotable y sorprendente volcán de ideas, que solía exponer con un habla más rápida que su pensamiento. Vaya un recuerdo afectuoso para el amigo a quien la muerte sorprendió con su hachazo brutal apenas en la cuarentena de su vida, cuando todo en él era promesa.