Aló, inflación; por Teodoro Petkoff
La semana pasada advertíamos acerca de las consecuencias cambiarias que podría tener la ofensiva de Chávez sobre el Banco Central. Dijimos: “La gente, enterada de que el gobierno puede entrar a saco en las reservas, correría, más de lo que ya lo está haciendo, a transformar sus bolívares en dólares, llevando la tasa de cambio negra a niveles siderales, arrastrando consigo las tasas de interés a dimensiones infernales (…) no sería raro que esta dinámica esté comenzando a ser puesta en marcha por las meras amenazas de Chávez contra el Banco Central”. Dicho y hecho.
Ayer lunes el dólar negro saltó la barrera de los 3.000 bolívares, espoleado por esta barbaridad que soltó el Presidente en su perorata dominical: “Podría llamar a un referendo revocatorio, o acudir al TSJ. Pero también podría pedirle a la Asamblea Nacional que destituya a la Directiva del BCV. Voy a esperar unos días a ver qué pasa”. Dejando de lado el lapsus (¿o sería ignorancia?) de que los directivos del BCV no pueden ser sometidos a referendos revocatorios puesto que no son elegidos sino designados por el Ejecutivo y convalidados por la Asamblea Nacional, el efecto de ese suspenso creado por Chávez ( “voy a esperar unos días a ver qué pasa” ) no puede ser sino devastador sobre el ánimo del mercado. Los esfuerzos de MinFinanzas con la banca privada y el BCV por darle alguna racionalidad al absurdo planteamiento presidencial seguramente se estrellarán, mientras no se concreten en medidas específicas, contra el nerviosismo de quienes sienten que su patrimonio está amenazado por una perspectiva hiperinflacionaria. El mercado está muy líquido en bolívares, de modo que la presión sobre el dólar tiene con qué ejercerse.
Ante semejante perspectiva, al BCV no le quedaría sino el recurso de forzar las tasas de interés hacia arriba para tratar de que la gente se mantenga en la moneda nacional. Una elevación desmesurada de la tasa de cambio negra presiona sobre la oficial. La devaluación a la que podría verse obligado el gobierno llevará la tasa controlada bastante más arriba de los 1.920 bolívares que el gobierno anunció como promedio para el 2004. De manera que ya por aquí solamente la inflación de este año va a superar, y mucho, el 27% del año pasado.
Por supuesto que las lucubraciones de Giordani sobre la materia, considerando que el país posee un “excedente” de reservas internacionales de unos 6.000 millones de dólares, operan como gasolina para la candela. Nadie puede dejar de pensar que el gobierno se propone meterle mano a esa cantidad y que las reservas internacionales, y con ellas el respaldo del bolívar, se van a ir al carajo. Sobre esto alerta otra vez el profesor Maza Zavala, en una nueva y valiente declaración, que se añade a la de Armando León, quien comparó el bolívar que quedaría después de la eventual “victoria” de Chávez en el arrebatón que planea, con los billetes del juego de “Monopolio”. Vale la pena recordar que el “Viernes Negro” de 1983 estuvo precedido por la quema de 10.000 millones de dólares de las reservas –que salieron del país–, con el argumento de que tal cosa contribuía a disminuir las presiones inflacionarias porque sustraía bolívares al mercado. Lo que vino fue la cadena infinita de devaluaciones y 14 años con una inflación por encima del 30% .