Amaneció de golfo, por Teodoro Petkoff
Como es probablemente sabido por los venezolanos mayores de treinta años, el tema del diferendo con Colombia, a propósito de la delimitación de fronteras en las aguas marinas y submarinas del Golfo de Venezuela, ha sido extremadamente espinoso tanto aquí como allá. La última vez que las negociaciones entre ambos países condujeron a un esquema de solución conocido entre nosotros como Hipótesis de Caraballeda, fue en 1980, durante el gobierno de Luis Herrera Campins.
En esa ocasión, se armó un zafarrancho tal, durante la presentación que el canciller Zambrano Velasco hiciera ante unos dos mil oficiales de las Fuerzas Armadas, en el teatro de la Escuela Militar, que la reunión fue suspendida y las negociaciones fueron congeladas indefinidamente. Las FAN, obviamente, no aceptaban una solución que, según sus críticos, entregaba a Colombia parte del territorio nacional. Durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, éste fue acusado de «entreguista» ante Colombia y el asunto fue incorporado por los golpistas del 4F, es decir por Chávez y sus compañeros, a su memorial de agravios contra el «puntofijismo».
El defenestramiento posterior de CAP se debió bastante al debilitamiento de su legitimidad presidencial vía la denuncia de su supuesto «colombianismo».
La cuestión, pues, despierta pasiones, desde las sanas y equilibradamente preocupadas por los intereses nacionales, hasta las más crudamente chovinistas. Las últimas han sido instrumentalizadas, incluso, para llegar a plantear absurdas confrontaciones bélicas con el país vecino. Sin embargo, en el pasado, la materia fue discutida abierta y públicamente y nunca fue «entaparada» por los gobiernos venezolanos. Ahora, sin embargo, nos enteramos, por los tambores de la selva, a través de un memorandum que llegó a nuestra redacción, del Comisionado Presidencial, miembro de la Comisión Negociadora con Colombia (Coneg), Dr. Francisco Nieves-Croes,
dirigido a sus dos colegas en la misma comisión, Pavel Rondón y Giovanna De Michele, de que entre estos dos miembros de la Coneg, excluyendo de las conversaciones al denunciante, y su homóloga colombiana, se ha llegado a un esquema de solución para el diferendo que, a juicio de Nieves-Croes, reproduce bastante aproximadamente, incluso, desmejorándola, la Hipótesis de Caraballeda, que casi tumba al gobierno de Herrera Campins.
Parece obvio que el gobierno está obligado a proporcionar la información necesaria. ¿Es cierto lo que denuncia Nieves Croes? ¿Existe en verdad una suerte de acuerdo entre las comisiones negociadoras de Venezuela (incompleta ésta) y Colombia, que implicaría, de ser aprobado por ambos gobiernos, y según apunta Nieves-Croes, pérdidas territoriales muy significativas para nuestro país? Por lo pronto, y a falta de mejor información, parece prudente observar que cualquier solución que implique renuncia por parte de nuestro país a la posición, históricamente sostenida, de prolongación de la frontera terrestre, desde Castilletes, no debería ser aceptada como punto de partida para la solución.