América Latina frente a los aranceles de Donald Trump: crisis y oportunidad

Si bien los efectos para los países de la región de las sobretasas impuestas por Trump no son parejos, sí está claro que habrá afectaciones, especialmente si Estados Unidos y otras potencias entran en recesión
Autor: DW
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía de Estados Unidos es más de dos veces más grande que la latinoamericana. Para decirlo en porcentajes: los 33 países de la región aportan el 7,3 por ciento del PIB mundial, mientras que el peso de la potencia norteamericana en esa ecuación alcanza el 15,5 por ciento.
Como conjunto, América Latina y el Caribe pesan un poco más que India (7,2 por ciento del PIB planetario). Como actores independientes, los países latinoamericanos, en cambio, se diluyen en la intrascendencia.
Los tamaños, en este caso, sí importan. La economía estadounidense es una maquinaria que puede ejercer presión a través de su poderosa influencia, y Donald Trump ha hecho gala de ello con su imposición de aranceles contra casi todos los Estados del orbe. Si bien en general a los países al sur de su frontera los castigó con sobretasas del 10 por ciento, en circunstancias desfavorables y en un contexto económico internacional volátil, eso puede bastar para echar por tierra años de progresos sociales en países con finanzas inestables.
«Los aranceles pueden hacer mucho daño al PIB global, empezando porque en Estados Unidos habrá más presiones inflacionarias y los consumidores podrán comprar menos. Es muy probable que Estados Unidos sufra una estanflación, es decir un bajo crecimiento acompañado de una alta inflación, y podría caer en recesión este 2025, lo que generará un efecto dominó”, dice a DW la analista mexicana Gabriela Siller, profesora de economía del Tec de Monterrey.
Para la experta, esa recesión podría golpear también a su propio país, donde el retroceso podría «no ser leve, sino moderado o fuerte”.
Los «efectos indirectos”
México es vecino de Estados Unidos y su relación comercial con la potencia del norte es estrecha. Otros países, empero, responden a otras dinámicas.
«El impacto de los aranceles dependerá, ante todo, de los términos de intercambio que cada país tiene con Estados Unidos”, dice a DW el economista boliviano Santiago Terceros y agrega «en aquellos casos donde existe una fuerte dependencia, el golpe puede ser severo”.
En el caso de Bolivia, explica Terceros, el intercambio es bajo y, por ende, el golpe de los aranceles no debería ser tan severo.
Francisco Eggers, profesor de economía de la Universidad Católica de La Plata (Argentina), estima que, dentro de todo, en especial si se mira la carga que se impuso a la Unión Europea y especialmente a China, América Latina no fue tan castigada.
«Cabe esperar que, en el caso de los productos que le exportan los países de América Latina a Estados Unidos, el aumento de los aranceles implique mayores precios para los compradores estadounidenses y no menores precios para los países vendedores”, sostiene.
Pese a ello, agrega el experto argentino, la región sí sufrirá por los efectos comerciales indirectos. El hecho de que el mundo se dirija hacia una probable recesión o, al menos, a una desaceleración del crecimiento, sin duda golpeará a las economías regionales. Y pone un ejemplo: la caída del precio del petróleo. «Es un producto exportado por varios países latinoamericanos, y el motivo de esta caída serían, fundamentalmente, las perspectivas de recesión”.
Donde hay crisis hay oportunidad
«El problema es que la región prácticamente no tiene margen de acción, porque carece de herramientas de negociación”, explica Siller. Un punto a favor sería mostrar algún grado de especialización que haga a Estados Unidos difícil sustituir los productos que compra, pero ese escenario no es el general en la región.
La experta tampoco ve una posibilidad en una eventual negociación en bloque. «Podría sonar sensato hacer eso, pero la región no le hará ni cosquillas a Estados Unidos y Trump responderá con aranceles más altos”, sostiene.
Eggers, en tanto, teme que las turbulencias en los mercados golpeen a economías con fragilidad financiera, como Argentina. «Hemos visto saltar el ‘riesgo país’ desde menos de 800 puntos básicos a fines de marzo, a cerca de 1.000 puntos básicos en la actualidad, lo que aleja las posibilidades de financiamiento a través de los mercados internacionales”, señala.
Terceros, por su parte, piensa que una buena gestión de la crisis «puede impulsar una política comercial más inteligente, orientada a diversificar mercados y reducir la vulnerabilidad externa”.
Eggers complementa esa idea. «Es posible que haya desvíos de comercio desde países más involucrados en la guerra comercial hacia países menos involucrados.
En ese sentido, puede haber beneficios para estos últimos (típicamente, los de América Latina), que pueden llegar a compensar, al menos en parte, este efecto de que les aumenten 10 por ciento los aranceles, porque al resto del mundo se los aumentaron más”.
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