Américo Martín: el socialismo no existió, no existe, no existirá
El abogado y exguerrillero Américo Martín reflexiona sobre el socialismo, la vinculación de Cuba y Venezuela bajo este proyecto y hace sus consideraciones sobre el pasado y el presente de la isla
Autor: Rodolfo A. Rico / Venecuba
A sus 80 años, Américo Martín es historia viva de Venezuela, una historia que aún se escribe en sus libros y columnas; también, claro, en esta entrevista. Militó durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en Acción Democrática, luego en la democracia fue parte de la juventud de ese partido que se transformó en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y se fue a la montaña. Se acogió con el MIR a la política de pacificación del presidente Rafael Caldera y fue congresista entre 1973 y 1983. Opositor al gobierno de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, es también un experto en Cuba sobre la que ha escrito extensamente y, por supuesto, en la izquierda venezolana de la que fue partícipe. Es pues la persona indicada para hablarnos de la intersección de intereses que son tema de Venecuba.
– ¿Cuáles son para usted las similitudes y diferencias entre la llamada revolución cubana y el proceso bolivariano?
-El punto de coincidencia más que ideológico es geográfico y geoestratégico, ambos países están enfrentados a Estados Unidos y eso, por supuesto, los convierte en aliados. Pero ese enfrentamiento no es como en los tiempos de la guerra fría donde se enfrentaban dos bloques: uno que se definía como socialista y otro como capitalista. El mundo estaba polarizado. En la actualidad es difícil hacer demarcaciones ideológicas como en el pasado, porque después del muro prácticamente se murieron todas las ideologías duras, sin excluir al marxismo leninismo como filosofía, ni al socialismo como organización social. Todas fueron desbordadas y entraron en el proceso de cambios acelerados.
La caída del muro de Berlín significó la caída del bloque soviético que ya estaba bastante afectado por sus diferencias con China. Si uno preguntaba en aquel entonces cuáles eran las diferencias y semejanzas no se podía incluir el tema ideológico tampoco, porque la diferencia en la forma en que Mao Tse-Tung concebía el marxismo era tan contraria a como lo hacía la Unión Soviética que China llegó a considerar a la Unión Soviética un imperialismo, más peligroso que el de Estados Unidos.
Con la muerte de Mao, quedó claro que el socialismo había quedado reducido a un nombre, que en esencia no había tal socialismo. Lo que emprende Deng Xiaoping en China es el proceso de privatización más grande del mundo y la vuelta al mercado en condiciones más abiertas y menos restringidas que ningún país capitalista de entonces. En esas condiciones, China inicia un impetuoso desarrollo capitalista. Pero conserva la fachada de Partido Comunista y la armazón dictatorial. A la larga, esto va a desaparecer. Ese residuo. Lo que no va a desaparecer es el proceso de capitalización de China, apoyándose en un concepto traído por los cabellos, se habló de un socialismo de mercado, cuando el socialismo es la negación absoluta del mercado, tal y como lo entendía Marx. Y ha dado resultados no por el socialismo, sino por el mercado.
Cuba: en busca del camino chino al capitalismo
-El caso de Cuba y Venezuela está sostenido sobre bases ideológicas muy endebles -prosigue Martín-. En Cuba se plantea una reforma profunda de la concepción fidelista. En el sexto congreso del Partido Comunista, dirigido por Raúl Castro, por primera vez se inicia un proceso de rectificación que tomó cuerpo con las relaciones con Obama, pero que no fue materializada, no hubo capacidad para realizarla.
Se esperaba que con la renuncia de Raúl Castro y la llegada al poder de Díaz Canel pudiera aplicarse ese programa, que era un programa de liberalización, parecido al de China, pero no pudieron hacerlo por muchas razones, entre otras por la falta de criterios de mercado de los cuadros del partido y también por la debilidad intrínseca de Cuba, en comparación con los recursos ingentes de China. La entrada de las transnacionales encontraron negocios en China que la revivieron, y eso, además, se proyectó a Vietnam. Lo que quedó en el terreno es un capitalismo desarrollado, junto a un capitalismo mal formado. El triunfo de China no ha sido repetido por otros países que se proclaman socialistas. El triunfo de China es la negación del socialismo.
-Entre Venezuela y Cuba no hay una identidad clara desde el punto de vista ideológico, porque habría que ponerse a pensar cuál es la ideología del señor Maduro, del señor Chávez. No hay una idea clara, son saltos de un lado a otro que yo analizo en mi libro “El Socialismo del siglo XXI: huida en el laberinto”. Allí analizo qué es China, qué es Venezuela y qué es Cuba. Por supuesto, no es nada de lo que supuso Marx que podía ser, ni lo fueron la Unión Soviética, ni China. Yo llegué a la conclusión de que el socialismo no existía en parte alguna, no habría existido ni existirá jamás nada parecido a lo que tenían en su cabeza Marx y Engels. El socialismo es un imposible en esos términos.
-Cubazuela fue parte de un proyecto geoestratégico cuando Fidel Castro se dio cuenta que la Unión Soviética iba a mineralizarse, le anunció al mundo que la URSS terminaría dividida en mil fragmentos y así ocurrió. Eso fue previsible. Pero después, ya retirado del mando del partido y del Estado, se entrevista él con dos periodistas norteamericanos de la revista The Atlantic que le preguntaron a Fidel Castro ¿Pero usted insiste en la exportación de la revolución cubana? Y respondió Fidel “y cómo puedo yo exportar algo que no sirve”. El socialismo cubano, no le sirve ni a los cubanos. Claro que él ya estaba fuera del poder, pero es verdad, una gran verdad. Una de las pocas verdades que dijo fue esa. El socialismo que él creó no sirve para nada.
La revolución auxiliada
-El socialismo cubano que no podía mantenerse solo, se mantuvo siempre con el auxilio de otros. El primer gran apoyo fue la Unión Soviética y el bloque comunista. Con la compra del azúcar a precio estable, por lo general por encima del precio de mercado. La cuota estaba totalmente controlada. No había que salir a venderla. Ese fue un acuerdo del COMECON (Consejo de Ayuda Mutua de los países socialistas) de la Unión Soviética.
Cuando se producen las expropiaciones en Cuba, incluidas las empresas azucareras, Estados Unidos resolvió no comprarles más azúcar y eso, por supuesto, a un país que vivía básicamente del azúcar, les creó un problema dramático. El Ché Guevara fue enviado por Fidel Castro a Moscú para pedir una ayuda, que compren ellos el azúcar que deja de comprar Estados Unidos.
Pero resulta que ninguno de ellos tenía la capacidad de Estados Unidos para comprar eso, a menos que sacrificaran sus fuentes propias de producción de azúcar, que en su caso era el azúcar de remolacha, no era tan bueno ni rendía tanto, pero esa suficiente. Resolvieron dejar de producir, para asumir la cuota azucarera, y esa cuota la dividieron en alícuotas, cada país asumió una parte. Eso le garantizó a Cuba un mercado estable y formidable, sin el mayor esfuerzo.
Aparte de ese regalo, hicieron otros muchos, instalaron empresas llave en mano de origen checoslovaco, soviético, polaco. Tenían un financiamiento subsidiado para el presupuesto y para las actividades que fueron más célebres de Cuba: la salud, el deporte. Y unos 5 mil millones de dólares anuales, para cubrir los déficit fiscales. En esas condiciones sobrevivió Cuba 30 años.
– ¿Sabían venderse los cubanos con los soviéticos no?
-Los cubanos se han sabido vender bien desde que fue descubierta por los españoles (…)
Pero ese es el pasado. Vamos a hablar ahora. Así como Fidel Castro le dijo a los dos periodistas norteamericanos lo que te dije. Fidel, luego de la muerte del Ché Guevara, abandonó la política guerrillera y empezó a acercarse a Estados Unidos. Por un lado decía una cosa, pero por otro se acercaba. Eso lo culminó más Raúl Castro con sus acuerdos con Obama.
– ¿En el periodo especial hubo unos intentos?
– Si hubo una rectificación de estilo, pero no llegó muy lejos, en la que se intentó eliminar el dogma y la burocracia. El periodo especial fue uno de los momentos que fortaleció a Raúl Castro, donde la única institución como debía ser fue el ejército. Eso le dio un gran poder a Raúl Castro. El caso es que en Cuba empezó a desaparecer toda idea ideológica en el sexto congreso: Privatización, fortalecimiento de los trabajadores por su cuenta e inversión extranjera. No pudieron hacerlo porque no estaban preparados, pero sigue planteado. Díaz Canel, (es) uno de los autores de esa rectificación. Se esperaba que él, que es un civil y no un militar, lo pusiera en marcha, como no lo hizo Raúl Castro. Tiene poco tiempo en el poder, pero es su objetivo a largo plazo. Su problema es de corto plazo. La tendencia es separarse del tal socialismo del siglo XXI, incluido Maduro, pero no pueden hacerlo porque no hay manera de sustituir la ayuda venezolana con ayuda norteamericana. El drama es que no pueden prescindir de Maduro porque no tendrían ni como prender las luces de las calles.
Aunque la exportación de Venezuela a Cuba ha disminuido al menos a la mitad, esa mitad es vital para Cuba, porque Cuba empezó a aplicar medidas de austeridad y ajuste económico: cerró los comedores populares, redujo los rubros de la tarjeta…
– Quitaron los cigarros, los populares
– Y con los argumentos de la salud, bajaron los gastos de la medicina gratuita, empezaron a profesionalizar el deporte. Todos esos sacrificios para qué, para nada, porque las inversiones no vinieron. Entonces está Maduro. Mientras se rehacen las relaciones con Estados Unidos, Maduro está aquí. Esa es la razón por la que Cuba ayuda a Maduro y Maduro a Cuba. ¿En qué sentido Cuba ayuda a Maduro? En las cosas que Cuba tiene una excelencia: seguridad, pasaporte, espionaje y contraespionaje y la actividad militar. Todo eso a cambio de petróleo y subsidio. Pero ya Venezuela no está en condiciones de subsidiar a nadie, mientras el petróleo sigue cayendo, la producción y el precio. Es una situación dramática, esa coincidencia estratégica puede desaparecer en la medida en que prospere en Cuba y en los Estados Unidos de nuevo la idea de un acercamiento económico y comercial. Seguramente los Estados Unidos pondrán como condición “tú no puedes seguir en esta vaina ayudando a Venezuela”. La relación entre Cuba y Venezuela es muy endeble.
– ¿La ideología no tiene un atractivo de cohesión?
-Eso puede funcionar en alguna medida, pero entendamos que esas consideraciones van perdiendo terreno en la medida que avanzan las otras. En la medida que Cuba se abra al mundo capitalista y empiece a negociar y a hacer concesiones políticas ¿Qué significa la identidad ideológica? Lo dijo Fidel, lo dijo China, lo dijo la perestroika, todos han dicho, eso no funciona.
– ¿Y estos venezolanos que nos gobiernan, si creen que funciona o son unos cínicos?
-No creen. Ya ellos están defendiendo una derrota que podría ser percibida por ellos como una catástrofe muy grande, dada la actitud del gobierno de Trump, del de Mundo y de no pocos venezolanos que quisieran que Venezuela fuera invadida. El ambiente favorece los miedos.
Pero algunos hemos dicho que no que no puede ser entendido en términos de miedo. A la larga hay que emprender la reconciliación nacional, pero hay que tomar una serie de pasos previos. Uno de ellos, normalizar la situación del país, con un nuevo gobierno que ponga a producir. No se trata de convertir a los perseguidos de hoy en los perseguidores de mañana. No se trata de sustituir la justicia por la venganza. No se trata de convertirnos en maduristas al revés. Pero hay gente en la oposición que si quiere eso. Ese es uno de los debates de la oposición, comprender que así no puede caminar esto. Hay que ofrecerles una salida de confianza a todos, incluidos los chavistas, para que sepan que podemos perder las elecciones o perder el poder, pero eso no significa perder la vida.
– ¿Ya no hay que tomar el cielo por asalto?
-No, no es muy recomendable, si tomas el cielo por asalto, te caes, concluye Américo Martín sonriendo.
Venecuba es un espacio venezolano con fines informativos para compartir noticias y análisis sobre la presencia e influencia de Cuba en Venezuela.