Andrés Velásquez, por Simón Boccanegra
Este minicronista no ha querido ni quiere meterse en el proceso que llevan adelante los partidos de oposición para la selección de los candidatos a gobernaciones y alcaldías. Desde lejos tengo la impresión de que eso va bien y que el espíritu unitario no ha sido afectado por las naturales fricciones que inevitablemente surgen cuando se trata de temas como este. Pero hoy quiero echar un cuarto de espadas por Andrés Velásquez, no porque haya resistencias a su candidatura en los partidos –que no las hay, sino todo lo contrario–, ni porque tenga objeciones a la candidatura de Antonio Rojas Suárez, quien también es un tronco de candidato, sino porque creo que en el cuadro guayanés, en este momento, Andrés tiene una pegada superior a la de otros, tanto entre los opositores como entre los oficialistas. En dos platos, este minicronista cree que con Andrés se gana esa gobernación. Él fue muy buen gobernador en su tiempo, dejó una obra material y cultural importante, inventó los presupuestos discutidos con las comunidades, le metió de frente a la educación y la salud y ese recuerdo está vivo; su vida es la modesta y austera de siempre, es invulnerable desde el punto de vista moral y ético; fue el fundador del Nuevo Sindicalismo en Guayana y su combatividad natural está ahora robustecida y al mismo tiempo matizada por la experiencia de una vida sindical creativa y renovadora y por la gestión de gobierno.Y lo digo yo, que por aquellos años en que Andrés era gobernador, me la pasaba en Guayana y no encontraba manera de justificar la oposición que el MAS, por regla de juego, se sentía obligado a hacerle.