Año escolar se cuelga en línea con la peor conexión a Internet de la región (y II)
Los docentes y estudiantes comparten la cuarentena obligatoria para minimizar el riesgo de contagio por coronavirus, pero para mantener el año escolar a flote también deben lidiar con las limitaciones de vivir en el país con la peor conexión a Internet de la región
La cuarentena colectiva vigente en Venezuela desde el 16 de marzo, debido a la llegada del coronavirus, obligó a buscar estrategias educativas a través del uso de la tecnología para mantener un mínimo de regularidad en este año escolar.
La suspensión de clases fue una de las primeras medidas oficiales, por lo que el ministerio de Educación armó un Plan de Orientaciones Pedagógicas con los lineamientos que deben seguir tanto los docentes como los padres para proseguir el período académico que debe terminar en julio. Y para no darlo por perdido ahora dependen de las plataformas virtuales.
El plan contempla evaluaciones y actividades que se deben cumplir durante el tercer lapso y los proyectos de aprendizaje presentados deben cubrirse hasta junio, es decir que aunque la fecha de la cuarentena nunca ha sido establecida con precisión, la estrategia ministerial es que el año escolar va a concluir bajo la modalidad virtual.
Proceso Evaluativo (2do momento pedagógico) by TalCual on Scribd
La estrategia ministerial se resume en que los niños y jóvenes vean las clases transmitidas por el canal del Estado y que los maestros manden una serie de tareas y evaluaciones vía correo electrónico, o que las publiquen en muros de facebook, en blogs, algunas plataformas educativas on line y en muchos casos tienen que resolver hasta enviando fotos por whatsapp de las asignaciones, es decir, cualquier recurso que permita mantener las clases a distancia.
La orden interna para los equipos docentes que laboran en el ministerio fue fungir de productores para presentar los insumos requeridos que se necesitan para el guion diario del programa televisivo llamado Cada familia una escuela.
A través de un mensaje enviado en la primera semana de transmisión, a los maestros se les solicitaba: «URGENTE. Llegó el momento de activarse, el viceministro solicita para la conducción de su segmento insumos de las efemérides patrias de la semana. Unos pequeños tips, no páginas. Ya sea las que tengamos hechas o las que están por hacer. En la tarde grabará y necesita la del jueves y viernes».
La orden general fue que cada institución estableciera un mecanismo para que los padres y estudiantes pudieran acceder a las actividades, que tendrán carácter evaluativo, según la creatividad y posibilidad de cada comunidad educativa, o en pocas palabras: lo que pueda hacer el docente.
«A nosotros nos pidieron que hiciéramos videos para explicar los temas y así colgarlos en un blog que se creó para eso. Mientras tanto tenemos que mandar guías semanales con actividades para evaluar y terminar el lapso el 30 de marzo. El problema es que muchos de nosotros no tenemos teléfonos inteligentes y los que tienen, apenas se pueden conectar a internet. En mi caso vivo fuera de Caracas, y el miércoles de la semana pasada nos quedamos sin electricidad más de cinco horas», explica una docente de Castellano que dicta clases en un liceo del oeste de la capital.
Aún así, muchos profesores expresan que han recargado el saldo de sus teléfonos móviles continuamente para mantener la conexión de datos de las operadoras telefónicas y así cumplir con las actividades. «Si saco la cuenta de las veces que he recargado, ya se me fue el salario», comenta Maritza Monagas, docente de primaria en una escuela pública del estado Mérida.
La precariedad del sistema de conexión a internet a través de la red de Cantv, que es más económico pero poco eficiente, la mayoría de las veces los deja «colgados». «Los representantes nos mandaron mensajitos que llegaron dos o tres días después porque no habían recibido las actividades o no las pudieron mandar. Una mamá me escribió de un teléfono prestado porque en el sector donde vive la luz se va a cada rato y se quedan aislados sin señal de teléfono», comenta la docente.
Aunque un informe del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos señala que solo 47% de los venezolanos tiene acceso a internet, la calidad del servicio tampoco garantiza el aprovechamiento de este recurso para quienes lo tienen. Ese retraso tecnológico deja en el camino a una parte importante de la población.
Un estudio realizado en enero de 2020 por el portal Speedtest Global Index, que mide la velocidad de Internet en el mundo reveló que la conexión de los hogares venezolanos se encuentra en el penúltimo lugar de un ranking que abarca a 176 países: Venezuela se ubica en el puesto 175 con 3,67 Mbps y nada más supera la conectividad con la que lidian los habitantes de Turkmenistán, un país de Asia central en el que la velocidad apenas llega a 2,06 Mbps.
Para los padres y representantes, mantener la rutina de los muchachos y convertir a «cada familia en una escuela» tampoco ha sido fácil. «El lunes mandaron por WhatsApp todas las actividades que se deben hacer en casa cada día. Para el cierre del lapso deben hacer un trabajo tipo maqueta del proyecto, hacer la explicación en un video de 2 minutos y enviarlo al grupo el 27 de marzo», explica la madre de una alumna de segundo grado en un colegio ubicado en El Junquito, pero añade que vive en un sector en el que no cuentan con conexión a internet desde hace más de un año y cortes eléctricos frecuentes.
En el Colegio María Briceño, ubicado en Los Teques, intentan cumplir con el lineamiento que indicó el ministerio de utilizar el contexto actual como parte de los proyectos de aprendizaje, así que el tema sobre el coronavirus aparece en todas las versiones posibles, de igual manera que esta temática fue el eje transversal de las clases transmitidas en el programa de televisión durante la primera semana.
La dotación de Canaimitas, el principal recurso de aprendizaje que el ministerio presenta como un plan bandera, tampoco alcanzó un nivel de cobertura que ayude en este escenario. «A mi hija nunca se la dieron aunque estudia en un colegio subsidiado y varias veces al comenzar el año les dijeron que también les correspondía. Pero ya está en sexto grado y nada. Resolvimos con una computadora vieja que parapeteamos en la casa para que ella haga sus tareas», cuenta Luz Ely Reina, quien vive en Propatria.
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«No es falta de creatividad, es falta de recursos. Ojalá pudiéramos tener aulas virtuales o una buena conexión que nos permita dar la clase desde donde estemos y usar tantas posibilidades: a los más pequeños podemos enseñarles con marionetas o canciones, a los de primaria podemos estimularlos para que hagan videos y usen las redes sociales para investigar, a los de bachillerato les pudiéramos enviar links para que vean miniseries temáticas o documentales en temas históricos y así aprovechar algo que es natural para ellos. Pero seamos realistas: si para mandar un videito nos cuesta un mundo, tardamos hasta una hora y a veces ni carga. Entonces la tecnología no se aprovecha y esto sería una tremenda oportunidad pero el país no ayuda», señala una docente de Artes Plásticas que labora en un colegio del centro de Caracas.
Apenas transcurrida la segunda semana de cuarentena, los docentes aseguran que resolverán con lo que tienen pero la flexibilidad será la norma, ya que muchos aseguran que se están preparando para culminar el período académico de manera virtual. «Esto es para rato y aunque no sepamos cuándo podemos volver a las aulas, los muchachos no pueden quedarse en el aire, así que daremos clase así sea con el perolito que tengamos a la mano».