Antonio Pasquali, por Simón Boccanegra
Mañana cumple ochenta años Antonio Pasquali. Amigo de siempre y compañero de muchos trancos del camino por adecentar y ennoblecer este país, entre otros escenarios en esta casa que será siempre la suya.
No hay que subrayar mucho los méritos intelectuales de este merecedor de doctorados honoris causa. Pero generaciones de venezolanos no podemos dejar de evocar que a él se le deben los estudios de comunicología en América Latina. Y que todo el que escriba sobre el tema debería pagarle un diezmo. Como muchos de los estudiantes de periodismo le adeudan la conciencia de la gravedad de su oficio. Desde su obra inicial, Medios de comunicación y cultura de masas, los venezolanos comprendimos muy temprano lo que el tiempo no ha hecho sino corroborar, que los medios radioeléctricos son uno de los frentes mayores en que se juega el destino del hombre contemporáneo. Y lo hemos visto pelear bravío en esos predios de grandes poderes. Como en la lucha política que hoy nos desgarra.
Pero además este minicronista admira en su amigo su pasión por todo lo que de sabio, bello y placentero hay en esta vida. Entre otras cosas ha tenido la suerte de ser comensal de su mesa, seguramente de las más excelentes de este país. O ver su goce en descorchar un vino. U oír sus cuentos de viajero humboldtiano. O disfrutar de cómo ejerce el patriarcado de una bella y prolija familia. O verlo transitar en moto a una velocidad imprudente. Brindamos por usted, almirante de muchos mares.