Apaguen esa mecha, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
Salvo que el CNE considere pertinente el planteamiento de Primero Justicia sobre la realización de las elecciones para gobernadores y alcaldes en diciembre en lugar de julio, éstas continúan pautadas para el 25 de ese mes. Esto significa que de acuerdo con el artículo 139 de la Ley Orgánica del Sufragio y Partidos Políticos (Lospp), las postulaciones de candidatos para esos cargos deben realizarse “en el lapso comprendido entre los ciento veinte (120) y los cien (100) días anteriores a la fecha de las elecciones”. Es decir, entre el 25 de marzo y el 13 de abril. Por otra parte, la convocatoria de elecciones regionales y locales para finales de julio no constituye un capricho: los actuales gobernadores y alcaldes fueron elegidos el 30 de julio de 2000 y su mandato dura cuatro años, de modo que el CNE está obligado por la Constitución a convocar las elecciones para renovar esos cargos. Salvo, repetimos, que el CNE acoja la solicitud de Primero Justicia, por ahora no tiene más remedio que convocar y organizar tales elecciones.
No se trata, pues, de ningún “truco” para desviar la atención del RR. Es una complicación pero inevitable. Sin embargo, el planteamiento de Primero Justicia no carece de lógica y sobre ello deberá dar una respuesta el CNE. Pero, entre tanto, y sin que constituya ningún exabrupto, la fecha para esas elecciones continúa asociada al final del mandato, que se cumple, precisamente, el 30 de julio de este año.
La oposición se encuentra ante una difícil coyuntura porque debe asar dos conejos simultáneamente.
Por un lado el RR y por el otro los comicios regionales y locales. No porque se interfieran entre sí, que no lo hacen mayormente, y en teoría es perfectamente posible atender ambos procesos, sino porque si ya existen problemas para seleccionar un eventual candidato presidencial único –dada la proliferación de aspirantes –, ahora habrá que añadir los que derivarían de la necesidad de escoger candidatos unitarios para 23 gobernaciones y para 330 alcaldías (en este caso tal vez no para todas pero sí para las más importantes, incluyendo la Metropolitana de Caracas).
Los primeros escarceos han mostrado que salvo en cinco o seis gobernaciones de las hoy dominadas por la oposición y donde parecieran existir candidaturas indiscutibles, en las demás aspira mucha gente y se han evidenciado divergencias importantes entre distintos partidos y candidatos. La oposición debe evitar a toda costa el espectáculo de una carnicería entre sus integrantes porque el efecto de ésta podría ser devastador sobre el ánimo ciudadano, acentuando con ello el peligroso escepticismo que hoy comienza a ser detectado por las encuestas en sectores significativos de la población.
Ya se sabe que en el chavismo este tipo de problemas los resuelve el Super Dedo, pero en la oposición, donde, afortunadamente, las discrepancias no se solventan autocráticamente, tendrán que hacer, sin embargo, un esfuerzo supremo para evitar no sólo la dispersión de candidaturas sino que los mecanismos democráticos para seleccionarlas no terminen por ser una coartada para el canibalismo, abriendo con ello espacio para sus adversarios. Un despelote no tiene nada de inexorable, pero evitarlo exige realismo y sensatez. Remember la FCU-UCV.