Apostilla para Earle Herrera, ex humorista
Me pregunto qué hubiera dicho Earle Herrera si en otros tiempos Laureano Márquez y un diario hubieran sido condenados por algo semejante al texto de nuestro humorista. “Bochornable” (sic), Earle, es la maroma que haces para estar de acuerdo y en desacuerdo, simultáneamente, con la infame sentencia que nos afecta. ¿Tú leíste el escrito de tu amigo Laureano? ¿Puedes decir, honestamente, que Laureano “se mete” con una niña? “Bochornable”, Earle, no es que nosotros hayamos utilizado el nombre de una niña, sino que jamás hayas dicho nada de las incontables veces que han aparecido en TV niñitos diciendo discursos políticos o, en brazos de Yo El Supremo, cantándole loas. ¡Ah! ¡Qué no hubiera escrito el Earle de hace diez años! Tal vez en tu fuero íntimo no estás de acuerdo con esa manipulación miserable de niños, pero ahora no tienes bolas ni vergüenza para protestarla. ¿Recuerdas, Earle, a la niña de ocho años recitando un discurso sobre Mercosur, Fidel Castro y la gloria de nuestro gran comandante? ¿Qué dices, Earle, de las miles de veces que Yo El Supremo “mete” a su hija en sus discursos? Pues, te diré, Earle, que a mí eso no me parece “bochornable” sino más bien, simpático, y tampoco me parece “bochornable” el artículo de Laureano ni su publicación por TalCual. Vuelve a leer a Laureano para ver si después te puedes mirar al espejo.