Aprendamos de la tragedia, por Omar Ávila
Twitter e Instagram: @OmarAvilaVzla
A propósito del hecho ocurrido en el Colegio Humboldt en Caracas, donde lamentablemente perdió la vida un niño, en mi humilde opinión, hay mucho que aprender para que este tipo de tragedias no se repitan.
En primer lugar, hay que practicar el respeto, la prudencia, la sensatez e inteligencia ante un momento tan difícil como este. Aunque es lógico en medio del dolor sentir rabia, eso de disparar primero y averiguar después no es el deber ser. La familia merece la máxima valoración y consideración en un momento –por decir lo menos– complejo. Ya es suficiente el sufrimiento de la pérdida de un hijo, para que además se tenga que soportar una ola de opiniones sin fundamento, que en nada contribuyen a superar este mal momento.
Pasa con este y con cualquier otro tema nacional e internacional –político o no– en el que los comentarios carentes de cierta racionalidad no ayudan a construir y exigir el país que todos tenemos derecho. No tengo la menor duda que esos juicios, opiniones y afirmaciones que leemos en las distintas redes sociales llevadas por las emociones, serían muy distintas si quienes comentan con total ligereza fueran los que estuvieran viviendo directamente esta experiencia tan amarga.
De igual manera hay mucho por hacer para minimizar los riesgos con expertos en el área para evitar que hechos como este no vuelvan a ocurrir. El Estado a través del Ministerio de Educación debe ordenar una inspección de todos los centros educativos del país en materia de seguridad. En esa revisión, deben participar entre otros, los padres y representantes, los bomberos y en general todos los entes que tengan algo que agregar a la seguridad que deben observar nuestros planteles educativos.
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Es de suponer que los organismos encargados ejercen una permanente supervisión en aspectos relacionados con la planta física y la seguridad en estas instituciones. Quiero suponer que hubo un estudio de factibilidad que apoyara la decisión de poner a funcionar un arenero para infantes en la azotea del edificio. También espero que haya habido una supervisión de un organismo oficial experto en la materia que diera luz verde al uso de estas instalaciones. Es desde esta perspectiva que se debe comenzar a establecer responsabilidades y tomar los correctivos a los que hubiere lugar.
Desde Unidad Visión Venezuela apostamos a una investigación expedita, exhaustiva e imparcial, en la que se respete el debido proceso.
En fin, hay que evitar en el futuro inmediato emitir juicios y comentarios sin tener la información requerida, es decir, una clara identificación de los elementos que se hicieron presentes en el momento que ocurrió esta tragedia.
Quiero dejar para la reflexión que una maestra es una persona calificada para educar, y que debe tener –en teoría– algunos conocimientos básicos de seguridad y primeros auxilios; sin embargo, no es menos cierto que la revisión periódica de las instalaciones no es su responsabilidad.
Para finalizar, que Dios haya recibido a ese angelito en su seno y que permita que su compañero se recupere pronto. Mucha fortaleza para sus padres y familiares, quienes siempre llevarán este dolor.
Omar Ávila es secretario general nacional de Unidad Visión Venezuela.
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