«Aprender» a conversar sin ofender, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
No solo comunicar sino comunicar correctamente es crucial en nuestro quehacer diario y esto aplica en las empresas. No es exagerado decir que la mayoría de los problemas que surgen en el trabajo están directamente relacionados con la comunicación, bien sea por falta de esta o por una mala aplicación.
A veces nos encontramos ante una comunicación agresiva, donde se confunde la disciplina con el autoritarismo y esto no solo frustra, sino que afecta emocionalmente a los trabajadores por los abusos o la falta de respeto que eso puede implicar.
En el otro extremo está la comunicación pasiva, con la que se busca evitar cualquier situación incómoda. Se caracteriza por la incapacidad de expresar opiniones o instrucciones por temor al enfrentamiento. Este estilo también es contraproducente: además de producir descontento y frustración, deteriora la relación laboral y puede frenar el desarrollo del negocio.
Sin embargo, es posible alcanzar un equilibrio y eso se logra a través de lo que se conoce como comunicación asertiva, que es expresar sentimientos, ideas y opiniones de una manera clara, directa, respetuosa, calmada y honesta. Se trata de una comunicación bidireccionalidad, donde es importante decir lo que se quiere transmitir desde la empatía, sin herir los sentimientos de las otras personas.
En otras palabras, comunicar de manera asertiva significa decir exactamente lo que se quiere decir, saber cuándo decirlo y tener en cuenta el cómo decirlo. Y aunque pueda sonar algo complicado, poner esto en práctica no resulta tan difícil valiéndose de algunas herramientas que ya han probado su efectividad.
De hecho, existe lo que se conoce como «las siete claves de la comunicación asertiva» y estas se resumen en: evitar ambigüedades; ser conciso y no darle vueltas al asunto; ser concreto evitando las abstracciones; incluir todo lo que se tiene que decir, aunque haya cosas que duelan o incomoden; ofrecer un mensaje coherente; no omitir detalles que son clave para una mejor comprensión de la situación y, sobre todo, ser cortés y evitar la agresividad porque el tono de voz es fundamental. Al final, es así es como se gana la receptividad de quienes juegan un papel clave en las empresas, entiéndase los empleados.
En definitiva, la comunicación asertiva ha demostrado ser la manera óptima de conversar con los demás, ya que permite que tanto emisores como receptores queden satisfechos con el resultado. Y esto se debe, como mencionamos anteriormente, a que este tipo de comunicación se basa en el respeto, la honestidad, la coherencia y la consideración de las emociones y necesidades de todos.
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Aplicar este estilo de comunicación en las empresas trae grandes beneficios. No solo potencia el compromiso de los empleados y líderes con la compañía, sino que además permite establecer relaciones interpersonales más estables y saludables y una mayor cooperación dentro del equipo, lo que se reflejará en un constante desarrollo del negocio.
También conlleva a otras ventajas, como entablar mejores negociaciones, ya que la asertividad permite alcanzar acuerdos más beneficiosos para todas las partes, gracias al entendimiento de lo que ocurre en el entorno y de las necesidades e intereses de la otra parte.
Ayuda a que el liderazgo sea más efectivo, al fomentar una cultura de comunicación transparente y abierta, y que haya un mejor clima organizacional, pues una buena capacidad comunicativa entre los miembros del equipo fomenta un ambiente más colaborativo, con menos tensiones o conflictos.
Visto lo anterior, no está demás desarrollar la habilidad de comunicar de manera efectiva y empática tanto en el plano personal como laboral. Hay que «aprender» a conversar sin ofender.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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