“Aquí se cobra a BCV”: comercio en Caracas bajo vigilancia e incertidumbre

Durante un recorrido realizado por diferentes comercios del municipio Sucre, Chacao y Libertador, los comerciantes explicaron que aunque cobran en dólares BCV, la escasez de la divisa les genera complicaciones
Entre la tasa oficial del BCV y las referencias del mercado que tienen a la mano, los comerciantes ajustan sus precios con cautela. Según relataron varios vendedores consultados, cada día reevalúan montos, aplican descuentos en divisas o venden contra pedido para evitar pérdidas. Afirman que lo hacen sin acceso a indicadores cambiarios alternativos y bajo la vigilancia de la Sundde, que fiscaliza el cumplimiento de la tasa oficial del BCV en los comercios.
Aunque en las vitrinas se lee “se cobra a BCV”, aseguran que en la práctica los márgenes se calculan fuera de escena. Los comerciantes describen un escenario en el que vender implica operar con incertidumbre, con el riesgo constante de sanciones o de no poder reponer mercancía.
Desde el 20 de mayo de 2025, la administración Maduro intensificó las acciones contra plataformas digitales que publicaban tasas de cambio distintas a la oficial del Banco Central de Venezuela (BCV). Según un informe de VeSinfiltro, al menos 50 páginas web, cuentas en redes sociales y aplicaciones dejaron de mostrar precios del mercado no oficial, producto de bloqueos por parte de varios proveedores de internet, restricciones geográficas o la eliminación del contenido por miedo a represalias.
A esto se suma una ola de detenciones: al menos 58 personas han sido arrestadas por presuntos delitos como terrorismo, legitimación de capitales y captación indebida, vinculados a la difusión de tasas no oficiales, según informó el fiscal general Tarek William Saab. Entre los detenidos figura el presunto administrador de la cuenta “Monitor Dólar”, acusado de “desestabilizar la economía”.
Ante las acciones para tratar de frenar el alza del dólar y eliminar el «paralelo», la incertidumbre ganó terreno entre los comerciantes, quienes debían sortear la brecha entre el tipo de cambio oficial, el llamado dólar promedio y el paralelo. El reto que se les presenta es salir adelante en una economía cambiante con estrategias casi de supervivencia.
Tras consultar a los propietarios de más de 15 locales en Caracas, durante un recorrido realizado por TalCual, solo cuatro personas -que pidieron no ser identificadas- contaron cómo enfrentan los cambios en el valor de la divisa norteamericana y la inestabilidad económica.
La escasa oferta de divisas en el mercado complica la reposición de mercancía, mientras la volatilidad del tipo de cambio convierte la fijación de precios en un ejercicio diario de cálculo, intuición y riesgo, expresaron los comerciantes.
Precios en tiempos de incertidumbre
La fijación de precios se ha convertido en una estrategia de supervivencia ante la constante fluctuación del dólar. “Intentamos sacar un porcentaje de la brecha entre el precio del BCV y el tipo de cambio informal, porque al final los proveedores nos aceptan pagos solo en dólares o bolívares a esa tasa”, comentó un comerciante, quien explicó que ajustar costos dentro de este margen les ayuda a no operar a pérdidas.
A pesar de que los establecimientos cobran en dólares BCV, la escasez de la divisa genera complicaciones que los obliga a adaptar los precios en función de la oferta del mercado.
El comportamiento de los clientes también ha cambiado. “La mayoría prefiere pagar en bolívares, casi nadie suelta dólares”, dijo otro comerciante, indicando que las transacciones en moneda local han aumentado significativamente.
Para incentivar ventas, algunos negocios han optado por ofrecer descuentos a quienes pagan en dólares en efectivo o mediante plataformas digitales como Binance o Zelle.
No obstante, hay límites evidentes. Un comerciante dedicado a la venta de repuestos explicó que, aunque lo ideal sería subir precios en dólares un 30 % y cobrarlos a tasa BCV, no se atreven. “Si Sundde llega y te pide los costos, y el margen se pasa de ese 30%, te multan y te cierran…Y tampoco puedes dejar productos sin precio exhibido. Estamos atrapados”, relató.
*Lea también: Fiscales verificarán que los comercios usen como referencia para pagos el dólar a BCV
Reposición de inventario, un reto constante
El desafío de abastecer los negocios se agudiza con cada ajuste en el mercado. “Cuando vamos a reponer mercancía, los proveedores ya subieron los precios, y ahora no podemos comprar como nos gustaría, solo lo necesario”, explicó un vendedor.
Sin opciones de estrategias alternativas, los comerciantes dependen de la disponibilidad de dólares para mantener sus operaciones, lo que genera mayor incertidumbre.
Durante el recorrido en distintas zonas de la ciudad, se observó un local que tenía puesto un cartel visible: “Aquí se cobra a BCV”. Detrás de esa etiqueta, había temor: el día anterior, funcionarios de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) habían visitado el comercio y, desde entonces, sus encargados evitaron cualquier declaración pública.
Algunas fuentes coinciden en que el acceso a divisas oficiales aliviaría el problema. “Si los bancos vendieran dólares a la tasa del BCV, no habría problema. Tú vas, compras lo que necesitas y listo”, señala una comerciante, reflejando la frustración ante un sistema financiero que no ofrece soluciones claras.
Otro de los testimonios mostró una práctica que se ha vuelto común: vender contra pedido. El comerciante calcula el precio final de cada producto según la tasa del BCV más un porcentaje de incremento y, si el cliente acepta, se concreta la venta. “Así nadie pierde”, dijo. Sin embargo, esta modalidad exige ajustar precios diariamente, lo que representa una carga operativa para muchos negocios, especialmente para aquellos que no pueden emitir facturas nuevas con la misma frecuencia ni justificar legalmente los nuevos costos, ya que no son importadores y dependen de proveedores que solo operan en divisas.
El comerciante de repuestos también señaló otra complejidad: despacha a crédito con plazos de hasta 30 días. Pero cuando el cliente paga, el bolívar ya ha perdido valor y la reposición es inviable. “Me descapitalizo en el camino. He logrado acuerdos con algunos clientes grandes, pero si las ventas al detal siguen cayendo, no hay margen que aguante”.
La incertidumbre por la falta de referencias cambiarias y el riesgo de sanciones complican cada vez más la operación de los negocios. “Si la brecha sigue existiendo, muchos negocios van a cerrar porque se hace cuesta arriba trabajar así”, concluyó uno de los comerciantes entrevistados.
Adaptarse se ha convertido en la única opción para sobrevivir en un mercado donde la falta de divisas y la volatilidad cambiaria convierten cualquier transacción en un acto de equilibrio.
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