Armando Info: Víctor Vargas y su club de amigos “ahorraban” en el Banco del Orinoco
Una investigación del portal ArmandoInfo revela que 27% de los fondos comprometidos con los acreedores cuyos depósitos quedaron atrapados con la intervención del Banco del Orinoco en Curazao, corresponden a empresas, entidades e individuos vinculados a Víctor Vargas y su grupo corporativo
Cuando cayó el Banco del Orinoco NV en Curazao, lo demás fue cuestión de tiempo. El imperio del llamado «banquero de Chávez» se tambaleó y arrastró las cuentas pendientes de un país a otro del Caribe. Las autoridades no le perdieron la pista al rastro de los movimientos bancarios y la insolvencia fue ratificada. En medio del colapso, muchos cuentahabientes quedaron con sus fondos cautivos. Pero no todos los afectados eran víctimas o tenían el mismo perfil: pertenecen al círculo de empresas y socios del banquero, sin contar con las cuentas de varios entes del régimen chavista.
Murió por Covid-19 y «en la más precaria condición», comentó al portal ArmandoInfo, el representante legal de este cliente, quien forma parte de una de las demandas colectivas que se encuentra en los tribunales de los Países Bajos, donde se lleva el proceso judicial contra el Banco del Orinoco N.V., propiedad del magnate venezolano Victor Vargas, conocido en los medios como el banquero de Chávez.
Aquel cliente, cuyo nombre se mantiene en el anonimato para no entorpecer la causa legal, no pudo disponer del dinero que depositó en el banco offshore a través de una agencia del Banco Occidental de Descuento (BOD), también propiedad de Vargas, pero en Venezuela y, como el del Orinoco, también intervenido en septiembre de 2019. No disfrutó de los intereses generados por sus fondos en dólares, a una tasa atractiva, supuestamente respaldados por la experiencia de una entidad con casi tres décadas en el mercado. Fue uno de los tantos venezolanos a quienes resultó más atractivo manejar sus recursos en moneda extranjera que en el devaluado bolívar -vapuleado al extremo por el control cambiario- pero, tratando de salvaguardar su patrimonio, terminó entregándolo a una especie de rosca financiera que lo evaporó.
Los caminos de ese esquema quedaron expuestos en septiembre de 2019 cuando cayó el Banco del Orinoco, constituido en Curazao conforme a las leyes holandesas y tratados suscritos con Venezuela. Las autoridades del Banco Central de Curazao y San Martín lo intervino y luego suspendió definitivamente su licencia para operar. Problemas de iliquidez e irregularidades administrativas nunca aclaradas por el banco, a pesar de constantes requerimientos de los reguladores, sustentaron la medida.
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Los apuros del Banco del Orinoco en Curazao alimentaban desde varios años antes la comidilla de los actores financieros en Venezuela. Había algo de piramidal en las jugosas ofertas de intereses en dólares que el banco presentaba a acaudalados venezolanos. Pero los cada vez más frecuentes incidentes de intereses sin pagar y fondos que no se reintegraban a tiempo daban pie a los más extravagantes rumores acerca de las dificultades de Víctor Vargas para seguir el ritmo de esa bicicleta financiera. Hasta que la intervención de las autoridades de Curazao dio realidad a todas las versiones.
La crisis del Banco del Orinoco N.V. estalló como una onda expansiva que desde Curazao recorrió el Caribe y generó la reacción en cadena inmediata en los bancos de Víctor Vargas: Allbank en Panamá (intervenido, cerrado y en proceso de liquidación), Boi Bank en Antigua, Bancamérica en República Dominicana y el propio B.O.D. en Venezuela, que a casi dos años de distancia sigue operando a puertas abiertas pero intervenido por la Superintendencia de Bancos.
Esto no tenía por qué haber ocurrido así. Pero las sucesivas crisis e intervenciones de los bancos de Víctor Vargas en el Caribe pusieron a la luz un hallazgo: todos mantenían posiciones cruzadas entre sí. Fondos acreditados a uno estaban depositados en otros, y viceversa. Por lo tanto, si uno caía, inevitablemente arrastraba a los otros.
Esta práctica irregular se verifica en un registro clave: 27% de los fondos comprometidos con los acreedores cuyos depósitos quedaron atrapados al momento del colapso del Banco del Orinoco en Curazao corresponden a empresas, entidades e individuos vinculados a Víctor Vargas y su grupo corporativo.
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