Arreglos, grietas y desencuentros marcan el polémico plan de rehabilitación de la UCV
La comunidad universitaria plantó un frente común para demostrar que la violación de la autonomía «no es un hecho fortuito ni casual» y que los arreglos de infraestructura que se llevan a cabo son necesarios precisamente debido al deterioro que el Poder Ejecutivo generó al negar la entrega del presupuesto ley
Hay una polvareda levantada en la UCV. Los trabajadores que llegaron con la denominada Comisión Presidencial para la recuperación de la Universidad Central de Venezuela no son los únicos que están desenmarañando maleza.
El miércoles 10 de noviembre en la plaza del Rectorado, a pocos metros del repiqueteo de picos y taladros en obras, representantes de las autoridades rectorales, voceros del núcleo de decanos, la Asociación de Profesores (Apucv), la Asociación de Profesionales Universitarios en Funciones Administrativas y Técnicas (Apufat), los sindicatos de trabajadores obreros y administrativos (Sinatra, Sutra, Sintra) y la Federación de Centros Universitarios (FCU) expresaron —de manera conjunta y por primera vez en mucho tiempo— lo que ha significado la intervención del Gobierno dentro del recinto de la Ciudad Universitaria, un proceso que inició a la calladita hace más de un año y que tuvo su colofón con el video en el cual un nocturno Nicolás Maduro se sentaba en los pupitres e inspeccionaba salones y pasillos.
Esta declaración que denominaron En defensa de la autonomía de la UCV marca el inicio de una agenda de movilización que los ucevistas consideran «urgente e indispensable» para ponerse el frente de la institución que, en poco más de un mes, cumple 300 años de existencia, un siglo antes que la misma república.
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«El mantenimiento mayor de las instalaciones es una obligación del Estado venezolano, una vez que fue inscrita en la Unesco como patrimonio de la humanidad, y el creciente deterioro de la Ciudad Universitaria es la consecuencia natural generada por una irresponsable actuación del Estado al asignarle a nuestra institución un presupuesto que no ha respondido a las necesidades institucionales», señala el documento, que fue leído por Luis Palacios, presidente adjunto de la FCU-UCV.
El comunicado detalla que la «supuesta designación de un protectorado para la UCV no tiene ninguna base legítima, legal ni ética», y que constituye una intención de someter y ejecutar un allanamiento institucional.
«El allanamiento no es solo de infraestructura, ya está ocurriendo en lo administrativo», puntualiza Argelia Castillo, secretaria general de Apufat.
Se refiere a que los pagos de nómina y las providencias estudiantiles no las cancela la UCV sino que se pagan a través del Sistema Patria, lo que se traduce en que el Gobierno se convirtió en el patrono de facto desde marzo de 2021, cuando inició la implementación de los pagos de salario a través de este sistema controlado por el Ejecutivo, y que a pesar de haber despertado indignación y reclamos, ocho meses después sigue su curso.
Por eso, esta vez coinciden en que la respuesta debe ser movilizar a todos cuanto se pueda. «Hacemos un llamado a los jubilados, egresados, a todos los ucevistas a que vengan a repoblar la UCV», añade la dirigente de Apufat.
Repoblar. La idea se repite en la voz de Luis Palacios, quien tiene como reto principal encontrar el modo de movilizar quizá el músculo más debilitado que dirigente alguno de la FCU haya tenido que enfrentar: una población de estudiantes dispersos en sus casas, resolviendo sus propias urgencias y sin coincidir en la fuerza del punto de gravedad común: hacer vida en el campus.
«Tenemos planificadas varias actividades para volver a la universidad y estar al frente de lo que ocurre. Sabemos que es difícil, en este momento podemos contar con una movilización de 70 a 100 estudiantes, pero tenemos que pedir ayuda a transporte para buscarlos en un punto, que lleguen hasta aquí y que podamos manifestarnos», expresa Palacios.
Congregar a un centenar de estudiantes hace cinco años hubiese representado reunir cuatro salones. Pero en una institución que ronda 45% de deserción requiere más que un esfuerzo. Una estocada que le dio el confinamiento por la pandemia y que agudizó ese 39% que ya la universidad registraba en 2019.
Por eso, el dirigente estudiantil insiste en la convocatoria para el jueves 18, cuando harán una actividad cultural llamada la Toma de los Arcos; mientras, en simultáneo, muchas escuelas seguirán dando clases magistrales para explicar qué es la autonomía, el concepto nuclear que ha venido marcando el debate de los últimos 20 años y que se reaviva cada vez que el gobierno avanza en direcciones inesperadas.
Vacíos y repliegues
Esta movida de ajedrez no es tan repentina como parece. Se fue fraguando hace más de un año y llegó sigilosa a través de la ingeniera y ucevista Jaqueline Faria, quien fue una de las primeras figuras cercanas al Gobierno que se presentó en la UCV el 17 de junio de 2020, cuando se desplomó un tramo del techo del pasillo cubierto cercano a la Facultad de Humanidades y Educación.
Faria ya estaba a cargo del Plan Venezuela Bella y fue la carta que ofreció el entonces ministro de Educación Universitaria, César Trompiz, a la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, cuando conversaron aquella tarde frente al derrumbado techo.
La presidenta de la Misión Venezuela Bella llegó la mañana siguiente de que el techo se desplomara y junto a otros ingenieros hizo una inspección ocular por los pasillos que había cruzado cientos de veces cuando era estudiante.
Observó el estado de las vigas y cruzó en medio de la maleza crecida que le alcanzaba la altura de la rodilla. Faria escuchó a Carmen Yegres, la directora de mantenimiento de la UCV, solicitar implementos básicos como las escobas para limpiar el follaje de los árboles que obstruye los ductos y tapa los desagües.
Faria, visiblemente desconectada del entorno, como si en ese momento estuviera descubriendo la situación estructural de la UCV, le devolvía preguntas aún más básicas a Yegres:
«¿Y por qué no se ha hecho la limpieza? ¿Desde cuándo no se hace un mantenimiento general? ¿Y por qué no tienen implementos?».
La lista de carencias que le enumeraba Yegres la complementó Aglais Palau, la entonces directora de la oficina del Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred), ente que tiene la competencia del mantenimiento y protección patrimonial de la Ciudad Universitaria, a la cual en 2019 —dentro del presupuesto reconducido que entregó el gobierno— le asignaron 80.000 bolívares para su funcionamiento, es decir Bs. 0,08 en la expresión monetaria actual.
Jacqueline Faria desvió el tema cuando los estudiantes la confrontaron sobre la entrega tardía de los recursos y la política sostenida del gobierno de asignar un presupuesto en permanente déficit, una larga y repetida historia que enfrentan las universidades autónomas del país, como lo ha venido documentando el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV.
17 meses más tarde, este tramo del techo no es el único punto para que funcionarios del gobierno se retraten. Los trabajadores están sobre casi todo ese kilómetro y medio de caminerías, taladran y asfaltan la entrada de las escuelas de Trabajo Social y Antropología, pintaron las canchas, pulen uno por uno los pasamanos de los accesos externos que dan al Aula Magna, cambiaron todas las luminarias entre la plaza cubierta y el edificio de la Biblioteca Central, limpian los mosaicos del espejo de agua cercano a la emblemática escultura Pastor de Nubes y remozan el piso de granito que da entrada al Rectorado.
🟡🔵🔴"Como la dejó Villanueva"
Así luce la emblemática plaza cubierta del Rectorado, luego de los trabajos que realiza el gobierno bolivariano, para la recuperación y rehabilitación de la #UCV.#PuebloDignoYSoberano@NicolasMaduro@delcyrodriguezv @JacquelinePSUV pic.twitter.com/fXZGaA9IK3
— Misión Venezuela Bella (@MVzlaBella) November 9, 2021
Los funcionarios de la Comisión que se identificaron como parte del equipo de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, prestan especial atención a la Plaza Cubierta del Rectorado y al área del Aula Magna. Ese fue el punto elegido por Jaqueline Faria para mostrar los avances y los detalles restantes de los trabajos.
El otro punto focal de atención ha sido el reloj. La estructura de 25 metros de altura, emblema ucevista por definición, en este momento está rodeada de un hueso estructural para su restauración y el mecanismo del reloj fue removido para que vuelva a estar en funcionamiento.
Desencuentros nocturnos
Las inspecciones —siempre nocturnas y sin notificar a las autoridades universitarias— se han convertido en otro punto de desencuentro entre los ucevistas y los funcionarios del gobierno.
Así ocurrió el pasado 4 de octubre, cuando movimientos estudiantiles denunciaron el ingreso sin autorización a los espacios del Aula Magna, luego de las 7:00 pm, en un horario en el cual no había ningún personal de la institución laborando, por lo que la acción fue violentar una de las puertas.
Ante esta situación, la ciudadana Dulce Medina indicó que se procedería a romper una de las puertas del Aula Magna para acceder, violentando así el patrimonio de todos los ucevistas #DestruyenLaUCV pic.twitter.com/AoqZZGCn8F
— José Romero (@RomeJoseJ) October 5, 2021
Los dimes y diretes se hicieron a través de redes sociales. Copred divulgó un comunicado en el que manifestaba que los representantes del oficialismo no cursaron ninguna solicitud oficial previa «a fin de acordar o planificar acciones conjuntas, trayendo como resultado daños a componentes de piezas del Complejo Aula Magna».
Pero los trabajos de reparación habían iniciado en septiembre, semanas antes de este incidente. El documento del Consejo Universitario lo ratifica al señalar: «Resulta sorprendente que, en medio de la recuperación de los espacios de la Ciudad Universitaria, sucedan este tipo de actos contrarios a principios y procedimientos de preservación», según refleja el comunicado difundido por la rectora García Arocha, el 6 de octubre, dos días después de lo ocurrido.
Ha pasado más de un mes y aún la participación de la oficina de Copred, el ente creado específicamente para la preservación del patrimonio de la UCV con competencia para autorizar cualquier trabajo, intervención o restauración de las áreas que forman parte de la Ciudad Universitaria, sigue estando a medias tintas porque ni los voceros de la comunidad académica ni los funcionarios de gobierno que representan a la Comisión pueden responder con precisión si el equipo de Copred está al frente o forma parte de las mesas técnicas que coordinan y ejecutan las obras.
Mientras se acerca la fecha para celebrar el tricentenario, algo de brillo resurge en medio de una acechante oscuridad que sigue rodeando a la UCV. Hay muchas grietas abiertas que necesitan más que pintura.