La delincuencia, un pasajero que no desembarca en el Metro de Caracas
Asaltos, gases lacrimógenos y hasta asesinatos se han vuelto parte del día a día en el principal sistema de transporte de la capital, donde los planes de vigilancia simplemente no funcionan y la vigilancia dejó de ser una prioridad
Autor: Orianny Granado | @Orii_granado
El Metro de Caracas se ha caracterizado en los últimos años por los retrasos y el mal estado del sistema. A ello se suma el alarmante aumento de la delincuencia que azota a los usuarios del subterráneo, quienes se ven obligados a usar este medio por la falta de un eficiente sistema de transporte superficial.
Todos los planes de seguridad aplicados por el Ejecutivo y las autoridades de la compañía se han visto devorados por la crisis que acompaña a los más de 2 millones de caraqueños que usan el servicio diariamente. Y es así como la frase “El Metro, la gran solución para Caracas” va quedando como un mito urbano para los caraqueños, quienes sienten que son blanco fácil para los malhechores en cualquier tren y a cualquier hora. Eso hace que el viaje sea una ruleta rusa, al igual que provoca el aumento de la ansiedad, la angustia y la claustrofobia.
Robos, peleas, buhonería, mendicidad, asesinatos y hasta la activación de bombas lacrimógenas son parte de las cosas que recientemente han tenido que vivir los usuarios de la estatal ferroviaria para ir a sus trabajos o de regreso a sus hogares. «Un día de trabajo duro», podrían decir algunos.
Para el abogado y criminólogo, Fermín Mármol García, el Metro de Caracas se ha convertido en un lugar de confinamiento, un sitio propenso para el incremento de la actividad criminal.
Asegura que lo que pasa en la principal red subterránea del país es que las inversiones en seguridad pasiva han mermado, es decir, no se ha implementado una medida real con circuitos cerrados de televisión que hagan monitoreo en tiempo real, donde el personal operativo y efectivos de los cuerpos de seguridad puedan ver lo que acontece.
Esto se apuntala con la inexistencia de un patrullaje efectivo en las instalaciones del sistema, ante la inexistencia de una brigada interna de vigilancia, mientras que los intentos por crear una unidad policial dedicada a esta tarea han fracasado.
Planes de seguridad no dan señal de luz
El 5 de septiembre de 2017, el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, anunció con bombos y platillos la creación de un nuevo plan de seguridad para proteger a los usuarios y personal que labora en el subterráneo, el número 12 implementado en los últimos años para el principal sistema de transporte de la capital.
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Reverol prometía que esta vez el proyecto sí funcionaría porque sería distinto: unos 1.100 funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional serían desplegados a los largo del Metro, abarcarían las 48 estaciones y se instalaría una oficina del Cicpc para atender a las denuncias.
4. Más de mil funcionarios de la PNB y GNB tiene la responsabilidad de resguardar las 5 líneas del sistema del Metro de Caracas pic.twitter.com/6NHIl5SODZ
— Néstor Luis Reverol (@NestorReverol) September 5, 2017
Pero el plan no se concretó. Al inicio se podía ver no menos de cinco funcionarios en cada estación, parando y verificando a los usuarios, con un chaleco azul que los diferenciaba como Policía Metro. Sin embargo, a los pocos días los uniformados se fueron haciendo cada vez menos visibles hasta que desaparecieron.
Ya entrado febrero de 2018, y tras el lanzamiento de dos bombas lacrimógenas en las instalaciones del Metro, el ministro de Transporte, Carlos Osorio y el presidente del sindicato de la compañía, Edison Alvarado, se reunieron con los trabajadores para hablar sobre la seguridad.
Con este encuentro se esperaba lograr una política integral, una idea que tampoco se concretó pues lo que se evidencia es que delincuencia sigue haciendo de las suyas.
#EnEstosMomentos Ministro Carlos Osorio realiza reunión de seguridad con trabajadores del @metro_caracas #PorAmorAlMetro porque #MisiónTransporteSomosTodos pic.twitter.com/iprPAYx982
— Metro de Caracas (@metro_caracas) February 6, 2018
Miembros de los organismos de Seguridad del Estado como: la #GNB, #PNB y #CICPC presentes en reunión con el Min. #CarlosOsorio, verifican nuevas estrategias de Seguridad para la protección de nuestro pueblo #JuntosSomoMás porque #MisiónTransporteSomosTodos pic.twitter.com/aB8bGnNSpX
— Metro de Caracas (@metro_caracas) February 11, 2018
Al respecto, el vicepresidente de la Asociación Civil Familia Metro, Alberto Vivas, señala todo es parte de «un plan orquestado por el Gobierno», pues varias han sido las oportunidades donde se han implementado programas de seguridad con la consecuente designación de una cierta cantidad de funcionarios para resguardar las instalaciones, el personal y los usuarios.
El problema es que ese personal no puede portar armas de fuego, cuyo uso solo está permitido a efectivos policiales, lo que en la práctica significa que poco o nada podrían hacer para evitar un hecho delictivo.
En medio de los últimos acontecimientos ocurridos en el Metro, el vicepresidente de Obras Públicas y Servicios, Luis Motta Domínguez quiso retomar el plan anunciado por Reverol en 2017 de colocar funcionarios para proteger las instalaciones. El mismo sería «multidisciplinario», es decir, que contaría con los efectivos de varios cuerpos de seguridad. Hasta la fecha, solo ha quedado en promesas.
Vivas insiste en que esos planes no se cumplen, recordando que una semana después de la llegada de los mil efectivos de la PNB al Metro, todos habían desaparecido. «Son medidas temporales y no permanentes», acota.
Muerte sobre rieles
En lo que va de 2018 dos personas han perdido la vida en hechos de violencia dentro del Metro. Ambos sucesos se registraron en diferentes estaciones de la Línea 1.
El 12 de enero, cerca de las 10:00 pm, Antonio José Porras Vásquez fue asesinado al recibir un disparo en la nuca, durante un presunto enfrentamiento entre delincuentes dentro de un tren en la estación Los Dos Caminos.
El cadáver de Porras viajó por el subterráneo junto a sus asesinos, usuarios y personal del tren hasta la estación La California, donde los victimarios huyeron.
En la siguiente estación los victimarios huyeron hacia la avenida Francisco de Miranda sin poder ser atrapados por funcionarios de la Policía de Sucre y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), que llegaron al lugar.
En esa oportunidad, una fuente de Familia Metro reveló al diario El Nacional que este tipo de situaciones son producto de la falta de cuerpos de seguridad en las estaciones.
El segundo crimen se registró el 24 de enero de 2018, cuando Brandon Alexander Guevara Montilla, de 22 años, fue asesinado a pleno mediodía en la estación Miranda al recibir un impacto de bala. La víctima esperaba montarse en un vagón, cuando un antisocial quiso robarle su teléfono celular y se resistió. Herido de gravedad, el joven murió al día siguiente.
Sudor y lágrimas… pero por las lacrimógenas
Recientemente tres episodios con gases se reportaron dentro del subterráneo caraqueño. El primero ocurrió el 5 de febrero, cuando cerca de las 9:00 am y en medio de un fuerte retraso, una bomba lacrimógena fue lanzada dentro de la estación Plaza Venezuela, causando ahogo y pánico entre los usuarios, agravado por la falta de aire acondicionado.
Las autoridades del sistema denunciaron que fue un civil quien activó la bomba para causar pánico entre los usuarios, pese a que la primera versión señalaba a efectivos de la Guardia Nacional como los responsables, en un intento por contener una protesta por retrasos de los trenes. Hasta ahora no han podido determinar la identidad del que causó el pánico en la estación.
Bomba lacrimógena que lanzaron en la estación Plaza Venezuela, habría sido para dispersar una supuesta protesta #5Feb https://t.co/t4UbTiMo35 (Video Cortesía) pic.twitter.com/6r5ryflDpn
— NTN24 Venezuela (@NTN24ve) February 5, 2018
Cuatro días después, el viernes 9 de febrero, el mismo drama se repitió pero en la estación Petare, cuando un artefacto explosivo detonó dentro de las instalaciones a las 6:00 am, ocasionando la paralización del sistema por más de dos horas. Cuatro sujetos fueron detenidos por el hecho.
1/3 #ATENCIÓN Nuevamente hemos sido víctima de un acto terrorista en nuestras instalaciones, en la estación #PTE (Petare) hace minutos fue activado un artificio lacrimógeno, el personal operativo junto a la #PNB y la #GNB ya tienen controlada la situación, fue despejado el anden
— Metro de Caracas (@metro_caracas) February 9, 2018
2/3 Gracias a la acción inmediata de los organismos de Seguridad del Estado junto con el personal de #SeguridadMetro, se logró la captura de 4 personas presuntamente involucradas en el hecho, están bajo el proceso de investigación, el servicio se está prestando normalmente
— Metro de Caracas (@metro_caracas) February 9, 2018
3/3 Tanto en la estación #PTE (Petare) como en el resto del Sistema, los Trabajadores y Trabajadoras del @metro_caracas estamos firmes y somos leales a nuestro Pueblo no nos van a amedrentar, basta ya de la violencia queremos trabajar en Paz
— Metro de Caracas (@metro_caracas) February 9, 2018
El último caso ocurrió el lunes 19 de febrero, solo diez días de lo ocurrido en Petare, cuando a las 5:oo pm una bomba lacrimógena fue lanzada en la estación Capuchinos de la Línea 2. El vicepresidente de Obras Públicas y Servicios, Luis Motta Domínguez catalogó el hecho como un “plan contra las elecciones presidenciales”, próximas a celebrarse el 22 de abril, y dijo que este incidente “no afectó a los usuarios debido a que ocurrió en un sector aislado”.
Aunque las autoridades del Metro y del Gobierno aseguran que se trata de actos “terroristas” que buscan atentar en contra el sistema, Fermín Mármol García lo ve más bien como una señal de la impunidad que reina en el subterráneo.
«El mensaje que está enviando la delincuencia a la sociedad en general es que el Metro es un sitio donde la posibilidad de éxito del criminal es alta y la posibilidad de ser frustrada la acción criminal por parte de la autoridad es muy baja, un sitio idóneo para cometer hechos criminales con poco riesgo de ser frustrado que es igual a ser aprehendido», dice.
A su juicio es un mensaje «grave porque lo que nos está diciendo es que ahí reina la impunidad, y la impunidad lo que trae es imitación… Que son lugares donde es fácil ejecutar la acción -delincuencia- por la debilidad institucional».
Al personal también lo toca el hampa
El vicepresidente de Familia Metro denuncia que el personal que trabaja en la compañía pública también ha sido víctima de los actos vandálicos. Entre los casos destacó el de un supervisor de la estación Teatros que fue interceptado por atracadores, quienes lo despojaron de sus pertenencias y golpearon dentro de su puesto de trabajo.
Señala que el personal ha denunciado estas irregularidades por escrito a la directiva de la compañía, con el fin de solicitar el resguardo de las instalaciones, pero hasta el momento no han recibido ninguna respuesta favorable.
Mármol García expresa que las zonas con mayor índice delictivo dentro del subterráneo caraqueño son aquellos lugares con mayor afluencia de personas, pero también aquellas estaciones donde las estructuras tengan mayor cantidad de salidas y entradas, porque da la posibilidad a las bandas hamponiles para estudiar el espacio, las víctimas y planear un modus operandi. Resalta que los delincuentes del transporte superficial no migraron hacía el Metro, sino que existe un aumento de los malhechores.
Para el abogado, la actividad criminal dentro de las instalaciones de la compañía Metro de Caracas van a ir en aumento si no se logra «la presencia disuasiva de vigilancia interna permanentemente», y advirtió que este medio de transporte seguirá siendo entonces un sitio idóneo para que las bandas criminales sigan cometiendo actos delictivos.
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