Atentando bicéfalo, por Sebastián Boccanegra
El usurpador Nicolás Maduro y el teniente-presidente Diosdado Cabello están resultando una mala copia de su comandante presidente. Son pésimos ambos como oradores, aburren a pesar de que hablan muy poco tiempo, en comparación con Chacumbele, quien en sus largas peroratas también aburría pero tenía ratos entretenidos y hasta divertidos.
En ese repertorio para copiar al comandante presidente no podía faltar el cuento del atentado. Contra Esteban se planificaron varios, según afirmó el mismo, pero casi nunca detuvieron a los supuestos conspiradores.
Una vez capturaron a un señor que andaba con una escopeta cazando patos y luego de pocos días lo tuvieron que dejar en libertad. En otra oportunidad Chacumbele aseguró que habían hecho prisioneras a unas personas que portaban bazucas. Cada cierto tiempo, cuando Esteban se aburría de otros cuentos, volvía con el del atentado.
La imaginación de Chacumbele daba para todo. El usurpador y el teniente no se podían quedar atrás y como el poder en Venezuela es ejercido por dos personas, pues ahora no se trataría de un atentado sino de dos. Definitivamente, Maduro no tiene todo el mando en sus manos, lo comparte aunque no lo quiera reconocer. Sin embargo, sus palabras de ayer son una confirmación de lo que afirmamos.
Así como cuando hace cualquier tipo de acto, acto que en el pasado tenía un solo protagonista: Chacu. Ahora el usurpador le cede la palabra y el protagonismo al teniente-presidente del Parlamento. Lo vimos cuando regresaron de Cuba y se presentaron en una empacadora de café nicaragüense. Lo vimos durante los actos de juramentación de los gobernadores chavistas. Los volvimos a ver ayer cuando se presentaron juntos en la marcha, organizada con la excusa del 23 de Enero. Definitivamente, estas malas copias no tienen imaginación.
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