Aún no hay nueva ola migratoria de venezolanos, pero miles salen a diario desesperanzados
Los venezolanos que están saliendo de su país lo hacen para proteger su vida tras la ola represiva que se incrementó después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, porque temen ser apresados y para buscar mejores oportunidades de vida en el extranjero. Los especialistas urgen a los organismos internacionales más presupuesto para atender a estos ciudadanos que afirman son más vulnerables y mejorar los sistemas de refugio
Luna Perdomo | Daeni Pacheco
Foto: Folha De S.Paulo
Aunque es difícil precisar la cantidad exacta de migrantes que han salido de Venezuela después de las elecciones presidenciales del 28 de julio, sí es evidente que se observa un incremento en los movimientos migratorios en comparación con los meses anteriores hacia Colombia, por Táchira y Zulia, así como por la frontera sur hacia Brasil. Sin embargo, aún no se habla de una nueva ola migratoria, como los especialistas alertaban, antes de los comicios, que ocurriría de mantenerse el mandatario Nicolás Maduro en el poder.
Muchas de las personas que están escapando de Venezuela en este periodo son jóvenes, niños, adultos y personas mayores que huyen de la represión y de las violaciones a derechos humanos que escalaron de nivel tras las elecciones y que dejaron miles de detenidos por haber fungido como observadores electorales, por protestar por los resultados que ofreció el Consejo Nacional Electoral (CNE) o solo por ser opositores a la actual administración. Son ciudadanos con necesidad de protección internacional que buscan una mejor calidad de vida.
«Hasta ahora no creo que sea posible hablar esto (nueva oleada migratoria) porque normalmente agosto es un mes que tiene más llegadas tradicionalmente (a Brasil). Hay muchos niños llegando, pero hay un crecimiento de 28% en comparación con julio», explica el profesor Joao Jarochinski, investigador de temas de movilidad urbana y profesor de la Universidad Federal de Roraima.
Los albergues en la frontera de Brasil están atendiendo a unos 10.000 venezolanos, algunos de ellos ya estaban asentados allí antes de las elecciones, pero tras esta fecha, la cantidad se incrementó: el día que más ingresos de venezolanos se han contabilizado han sido 800 personas que dicen a quienes los reciben: «No hay esperanza (en Venezuela), eso (situación política) no va a cambiar y es mejor salir», refiere el investigador.
De acuerdo con las cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a Brasil ingresaron 12.325 venezolanos el pasado mes de agosto y solo en los primeros 10 días de septiembre llegaron 4.189 ciudadanos; cifras mayores a las registradas en los primeros siete meses del año.
El profesor Jarochinski destaca que los migrantes que llegan a Brasil por temas de persecución política «son refugiados con necesidad de protección», por lo que no se mantienen en la región fronteriza, sino que se apegan a un protocolo de la Agencia de la ONU para los Refugiados y se mueven más al interior del país para quedar menos expuestos y tener un control más fuerte.
No solo los perseguidos por asuntos políticos están saliendo de Venezuela. En el terminal privado Cruceros Oriente Sur, personal operativo informó a TalCual que los autobuses que van a estados fronterizos como Bolívar y Táchira «salen diariamente con todos sus asientos ocupados».
Venezolanos que no tenían planes de migrar tomaron la decisión de abandonar el país luego de los resultados de los comicios emitidos por el CNE, que han sido rechazados por la oposición tras mostrar más de 25 mil actas electorales que dan como ganador a Edmundo Gónzalez. Este es el caso de una pareja de la tercera edad que vendió sus pertenencias y ambos renunciaron a sus trabajos para irse a España con sus hijos, quienes ya llevan varios años viviendo allá.
«Cada día veo menor calidad de vida en el país y los últimos acontecimientos en la política no dan esperanzas de una mejora», dijo el hombre que prefirió mantenerse en anonimato.
Subregistro en la cifra de migrantes
En Colombia no hay información oficial sobre el número exacto de venezolanos que han cruzado por alguna frontera después de las elecciones presidenciales, pero sí hay reportes que dan cuenta de un aumento de la migración por Norte de Santander y Maicao con respecto a los meses anteriores. La internacionalista María Clara Robayo, quien también es investigadora de asuntos migratorios del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario de Colombia, afirmó en conversación con este medio en el programa Noche D que quienes están llegando tienen perfiles relacionados a la represión y violación de derechos humanos que se vive en Venezuela.
Robayo dice que «la mayoría son jóvenes y muchos menores de edad» y los clasifica en defensores de DDHH, periodistas y observadores electorales. Afirma que aunque las cifras son incipientes, «hay un subregistro importante» y aclara que esta migración en contexto electoral comenzó antes de las elecciones por la represión hacia la oposición.
En este sentido, María Gabriela Trompetero, investigadora y docente en migraciones forzadas, en la Universidad de Bielefeld, Alemania, dice que la fundación «Juntos se Puede», con sede en Bogotá, informó que en agosto recibieron a más de 170 solicitantes de asilo venezolanos debido a la persecución política. Añadió que «una fuente del gobierno colombiano indicó que hasta el 2 de septiembre habían identificado 207 casos de venezolanos en Colombia que requieren protección internacional en este contexto poselectoral».
También insiste en que las cifras son conservadoras «ya que muchas personas han cruzado la frontera de manera irregular, temiendo riesgos asociados con su desplazamiento forzado como resultado de la represión en Venezuela».
Un estudiante de Ciencias Políticas, que va a mitad de carrera, tomó la decisión de abandonar su país natal días después de las elecciones y espera migrar antes del 30 de septiembre. Confiesa que las condiciones no le dan «esperanzas» para cumplir sus metas. Afirma: «El tiempo no se recupera y acepté que debía buscar una mejor vida».
Este joven tiene ahorrados $3.000 y su plan es irse a Colombia por tierra y luego emprender viaje a España.
Las detenciones arbitrarias y la aprobación de la Ley para Regularizar las ONG influyeron e impulsaron la decisión de este universitario de ser un migrante más: «Yo trabajaba para una organización no gubernamental y no me siento seguro con las recientes medidas que ha tomado la Asamblea Nacional con estas organizaciones», expone.
Laura Cristina Dib, directora para Venezuela de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), reitera que mientras «se mantengan las condiciones que han dado lugar a la migración proveniente de Venezuela, que tienen que ver con la emergencia humanitaria compleja y con la persecución política, pues evidentemente esa migración se va a mantener o puede incluso aumentar».
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Un estudio realizado por Frequency58 de ORC Consultores entre el 5 y el 13 de julio de este año encontró que 31,7% de los encuestados dijo que de no ganar la oposición, se iría de Venezuela. De hecho, 14,9% dijo que lo haría en el corto plazo de seis meses. El resto, en año y medio. Estos números hablan de una posible migración de más de 200 mil venezolanos en el primer medio año y más de dos millones en 18 meses.
Los venezolanos huyen a diario, principalmente por fronteras terrestres, para buscar oportunidades, para evitar ser apresados por delitos que no han cometido y siempre buscando un mejor futuro. Una mujer salió de Maturín (estado Monagas) con su hija de 18 años y su hijo de tres, quien tiene una discapacidad, persiguiendo el sueño americano por la peligrosa ruta del Darién.
«Prefiero morir en el intento que seguir en Venezuela», dijo esta madre, quien agregó que teme que su hija sea detenida por expresar sus ideas contrarias al Gobierno. Además, va en busca de asistencia médica para el pequeño, pues afirma que los hospitales en Venezuela no tienen las condiciones adecuadas para atender a los pacientes.
Otro estudiante de Bioanálisis (25 años de edad) dejó todo atrás y salió de su país hacia Colombia por el terminal La Bandera (Caracas) pocos días después de los comicios del 28 de julio. Dice que fue víctima de «persecución y hostigamiento» por ser militante de la organización Vente Venezuela, liderada por María Corina Machado.
Este joven estuvo escondido varios días después de las elecciones y dejó a su madre, su carrera, el trabajo y un emprendimiento para resguardar su vida. Inició un viaje con pocos recursos y espera reunir dinero porque tiene como meta llegar a Alemania.
«Entre 1.000 y 1.200 personas ingresan a diario a Colombia», afirma Dib, de acuerdo con los registros de organizaciones internacionales, y asevera que estos ciudadanos «están en una situación de mayor vulnerabilidad». Dice que han recibido casos de personas que se acercan a puntos de control fronterizos o al aeropuerto con el pasaporte vigente y corren el riesgo de ser privadas de libertad. Reitera que estos venezolanos tienen «necesidad de protección internacional».
Menos rutas para migrantes
Laura Dib cree que es factible que se comience a observar un incremento en las cifras de migrantes y expone que la situación es más difícil «porque hay menos rutas para la regularización migratoria en los países de la región».
En estos aspectos coincide Joao Jarochinski, quien recuerda que quienes están saliendo de Venezuela en este momento son más vulnerables. Además suma la situación de algunos países que «crean barreras o una irregularidad extrema para no regularizar a los migrantes (principalmente venezolanos)», entre estas naciones están Perú, Chile, Ecuador.
A juicio de Trompetero, para Colombia «es crucial modernizar y fortalecer su sistema de refugio, que actualmente resulta anacrónico, especialmente dado que muchas personas venezolanas que huyen de la persecución política deberían ser reconocidas como sujetos de protección internacional», dice, y agrega que «un paso importante sería que el gobierno colombiano proporcione a los solicitantes de refugio un documento provisional que les permita trabajar formalmente».
De la misma manera propone ampliar el alcance del Estatuto Temporal de Protección para venezolanos porque recuerda que este mecanismo facilita la regularización y garantiza el derecho a los servicios básicos, como salud, educación y empleo.
La investigadora de la Universidad de Bielefeld expone que en la actualidad cerca de medio millón de venezolanos están en situación irregular en Colombia, aunado a las que están llegando.
El profesor Jarochinski recuerda que en Brasil sí hay regularidad para los migrantes con la Operación Acogida. Al respecto, Trompetero indica que es necesario fortalecer este programa que «facilita el traslado de estas personas a otras ciudades del país donde las oportunidades laborales son mayores y las tensiones sociales son menos pronunciadas que en las zonas fronterizas».
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En opinión del investigador Joao Jarochinski es imperioso que se fortalezcan las acciones regionales para atender a los migrantes e insiste en que «es necesario más presupuesto internacional porque la situación de la diáspora venezolana es una emergencia con necesidad de atención por parte de los organismos internacionales».
Para María Gabriela Trompetero urge que la región mejore sus sistemas de refugio y promueva respuestas multilaterales que reconozcan la necesidad de protección internacional para los venezolanos, garantizando su reconocimiento como refugiados. Recomienda que esas medidas estén acompañadas de «políticas de regularización e integración socioeconómica y educativa, dado que aún es incierto cuánto tiempo durará la crisis económica, política y de servicios en Venezuela y, por lo tanto, el tiempo que las personas venezolanas permanecerán en sus países de destino».
Trompetero insiste en que la migración es una gran oportunidad para los países de acogida porque «no solo contribuyen a la economía, sino que también enriquecen la diversidad social y cultural de estos países», aunque enfatiza que más migración no es positiva para Venezuela «bajo ningún aspecto».