Ayudar a El Salvador, por Simón Boccanegra
Hay un cierto talante opositor que este minicronista no termina de entender. Tuve ayer una discusión con un tipo que argumentaba en contra de la ayuda venezolana a El Salvador y en contra de la condonación de la deuda de este país con el nuestro. Decía que eso es «candil pa’ la calle y oscuridad en la casa». No sé si esta es una opinión representativa, pero como la oí también en épocas anteriores, cuando otros gobiernos venezolanos acudieron en auxilio de países golpeados por catástrofes naturales, y entonces, como hoy, me pareció repugnante, quisiera decir que aplaudo la iniciativa del gobierno de Hugo Chávez de enviar ayuda al país centroamericano y de condonar su deuda. Que me parece muy bien que los venezolanos estén construyendo casitas en El Salvador. Por mal que podamos estar aquí, siempre estaremos mejor que un país donde un millón de personas quedaron sin vivienda. No ayudarlas sería un crimen. Me parece realmente mezquino y estúpido descalificar esa acción tan sólo porque proviene del gobierno de Chávez.