Banco del Pueblo para el Nobel de Química, por Simón Boccanegra
Lo del Banco del Pueblo es una demostración meridiana de cómo se puede machorrear una buena idea colocando al frente de ella a quien no sabe qué ni cómo hacer. Por supuesto, tal como lo ha determinado la ciencia, la culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote. O sea, de Rojitas; o sea, de Chávez. La idea de crear institutos de crédito dirigidos a los sectores que no pueden acceder al crédito bancario convencional se ha evidenciado como fecunda. No hay que ir tan lejos como Bangladesh para verlo. Aquí mismo en Venezuela, la experiencia de Bangente es por demás elocuente. Pero, si usted coloca al frente del Banco del Pueblo a un tipo que no sabe nada de banca, el resultado es el descrédito del proyecto. Ya el Banco del Pueblo está marcado. Como en su momento lo estuvieron Bandagro o el Banco Agrícola y Pecuario, al cual ni cambiándole el nombre se le pudo rescatar. Cuidado con que al Banco de la Mujer no le vaya a pasar lo mismo. De la integridad personal de su presidenta este minicronista no tiene dudas, pero, ¿sabe de banca?