Barinas, prueba de fuego, por Gregorio Salazar
Twitter: @goyosalazar
Hartazgo y repudio. Veintidós años de soportar desengaños, esperanzas burladas, corrupción sin castigo y abusos de poder dieron finalmente al traste con la dinastía chavista en Barinas, la “sagrada” tierra natal del golpista del 4F.
No importan las maniobras desembozadas y articuladas desde las instituciones subyugadas por la cúpula roja. No valió esa superestructura del ventajismo que integran el TSJ, la Contraloría, el Plan República, la milicia, Conatel y ahora un tanto menos el CNE. El chavismo fue derrotado en Barinas y, por los recios vientos que soplan, lo volverá a ser el 9 de enero cuando se repitan la elección del gobernador.
¿Hasta cuándo este yugo?, se han dicho los barineses. Primero el padre del caudillo (1999-2008). Después Adán (2008-2016), el hermano mayor. Hasta el presente el otro hermano, Argenis (2017-2021) y en lista de espera ya asomaba un sobrino del caudillo, pues Hugo Rafael Chávez Terán, quien disputó en las primarias del PSUV la candidatura, es hijo de su hermano Nacho Chávez Frías.
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Ese pedestal saltó en pedazos. Sólo las forzadas movilizaciones de remate de última hora violando el lapso oficial del CNE lograron cerrar la brecha que las encuestas daban entre “Zamurito”, como apodan al desangelado ex gobernador, y Freddy Superlano. Pero en municipios como Pedraza el triunfo opositor fue con el 76 % de los votos con Frenchy Díaz, como candidato.
Los barineses recuerdan cómo los deslumbraron con el Central Azucarero Ezequiel Zamora, que fracasó tras moler en su trapiche no menos de Bs. 1.200 millones de los de antes con complicidad cubana. Los encandilaron con el ofrecido hospital oncológico, donde el cáncer de la corrupción se comió 200 millones de dólares.
Y nada. Del proyectado aeropuerto internacional se esfumaron volando 700 millones de dólares, anunciados por Chávez desde Barrancas en 2008, “con una pista gigantesca de más de 3 kilómetros de longitud”. Y nada.
Tras la certeza de la derrota el 21N vino la tramoya. Una semana se tomaron para llevar tres actas de los poblados de Carpintero y San Vicente (Municipio Arismendi), cuando la verdad es que el Plan República tenía previsto el traslado de ese material ¡en helicóptero! a la capital de Barinas. Y de allí fueron enviadas a Caracas, donde el reconteo de la Junta Electoral Nacional fue interrumpido por el TSJ.
Superlano, el gobernador electo, había estado imputado por los sucesos del 30 de abril en Caracas. Luego indultado, pero en la mira, pues el oficialismo se reservó una carta bajo la manga: la anulación del indulto – por si las moscas – por una medida salida de la Contraloría que dirige el compadre Elvis Amoroso. Claro, si Freddy Superlano perdía nadie se hubiera enterado de que la medida existía. Al ganar surge el escándalo. Pero ya sabemos que les importa más retener el poder que la legitimidad y el respeto a la ley.
El chavismo fue derrotado en su feudo barinés, a pesar de la división opositora: Rosales Peña (Alianza Democrática), obtuvo cerca de 45 mil votos, y Adolfo Superlano, quien revalidó por todo lo alto su condición de “alacrán” clavó dos veces su ponzoña: su engañosa tarjeta del MIN Unidad obtuvo 8 mil votos que muchos creían iban a la MUD y además fue quien accionó la patraña para que el TSJ detuviera el proceso que iba a confirmar el triunfo de Freddy Superlano.
Aún así la oposición se quedó con 6 de las 12 alcaldías, el chavismo 5 y la Alianza Democrática con una.
La maquinaria oficialista viene a jugar duro y con todo, pero el pueblo barinés está claro y movilizado. Los abstencionistas del 21N ahora ven que el triunfo puede ser consolidado con sus votos. La derrota del 9-E para el chavismo luce cantada a menos que la oposición no saque aprendizaje de lo ocurrido el 21N y no evite la dispersión del voto.
Hay quien ya propone recurrir al manido expediente de lanzar al ruedo a la cónyuge del candidato inhabilitado, sin trayectoria política. Vieja fórmula históricamente rara vez exitosa. Otros sectores proponen a Julio César Reyes, dos veces alcalde de Barinas. En los tiempos turbulentos que corren y para una refriega tan exigente la decisión pareciera más que obvia.
Que ocurra lo mejor. Pero si hay algo claro tras la elección de Barinas es que fueron derrotados el chavismo y la abstención.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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